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Encuentran el que podría ser el ancestro más antiguo del brasero

Hallazgo en Teotihuacán puede suscitar nuevas teorías sobre el uso del incensario
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Aún falta mucho por investigar sobre este enigmático artefacto, aseguró el investigador Jaime DelgadoFoto Miguel Morales
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 14 de enero de 2013, p. a10

Teotihuacán, Mex., 13 de enero. Un incensario que por su forma y temporalidad puede ser considerado como el ancestro más antiguo de los braseros tipo teatro, fue hallado en el predio de La Ventilla de la zona arqueológica de Teotihuacán.

El hallazgo ocurrió durante la exploración de la esquina sureste del Patio de los Glifos, como parte del proyecto de investigación titulado El sistema urbano de Teotihuacán, coordinado por el arqueólogo Rubén Cabrera Castro.

El investigador Jaime Delgado Rubio informó que se ha podido establecer que el uso del incensario temprano localizado en el Patio de los Glifos estuvo originalmente vinculado a rituales de propiciación de lluvias o agradecimiento de las cosechas obtenidas, en un contexto de grupos sociales de fuerte núcleo agrícola.

Señaló que el hallazgo del incensario proporciona información complementaria sobre la primera ocupación de La Ventilla, tema crucial para entender la estructura social de esta época y la filiación étnica de sus ocupantes, además de complementar la información sobre el origen temprano de los braceros tipo teatro teotihuacanos.

Explicó que durante los trabajos de excavación apareció primero una máscara de barro que representaba un personaje con un tocado en la frente, sobre el cual se distinguían pequeñas aplicaciones circulares a manera de chalchihuites. Enseguida se halló la silueta del rostro de un personaje pintado de blanco con orejeras circulares dobles.

Identificación del objeto

Conforme avanzó la exploración aparecieron algunos adornos con plumas, otros más con representaciones de largos cálamos formando penachos, así como dos pequeñas cabecillas de ave elaboradas al pastillaje, con cuerpos emplumados.

Durante el proceso, fue inevitable el desprendimiento de algunos de sus elementos constitutivos, por ejemplo el cuello que unía la cabeza con el torso se encontró en parte fragmentado, la máscara humana estaba rota en cuatro partes, mientras la mayoría de las aplicaciones aparecieron fragmentadas, lo que nos indica que la pieza fue rota de manera intencional, dijo.

Debido a que el incensario se encontró en pedacitos, primero se realizó un dibujo de cada fragmento para posteriormente unirlo con programas de computadora, y después dar paso a la restauración formal.

“Estamos en condiciones de precisar algunos rasgos del artefacto: se trata de un incensario efigie con una figura antropomorfa central representada por una máscara humana con rasgos faciales realistas que siguen el patrón que estuvo en boga durante el esplendor teotihuacano: su rostro es apacible y sus ojos, ligeramente cerrados, dejan ver la prominencia de sus párpados, su boca está cubierta con una nariguda en forma de T que deja ver las comisuras de los labios, mientras en la frente se advierte un delgado fleco como reminiscencias de su cabello natural.

Aún falta mucho por investigar sobre este enigmático artefacto no sólo a nivel de manufactura o funcionamiento, sino de contextos de uso, un tema fascinante que, sin embargo, ahora puede partir de una evidencia temprana para repensar las hipótesis que sobre éste se han hecho, manifestó Jaime Delgado.