Opinión
Ver día anteriorJueves 20 de diciembre de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Dar libros de teatro
A

pesar de la evidente crisis económica no se ha perdido del todo la costumbre de intercambiar regalos con motivo de las fiestas navideñas. A veces se recibe algo no del todo de nuestro gusto y es frecuente que no se sepa qué regalar a determinada persona. Un libro es la respuesta, si el obsequiado es lector y, si gusta del teatro o es un estudiante de artes escénicas o ya es un profesional, bien independiente o bien perteneciente a algún grupo, acrecentar su biblioteca teatral es algo siempre bienvenido. En el año que está terminando se hicieron algunas ediciones, tanto de textos dramáticos como de ensayos y teoría, pero siguiendo mi costumbre aquí me referiré solamente a los que me fueron regalados a lo largo del 2012 como un modo de manifestar públicamente mi gratitud, a sabiendas de que entre los mencionados el posible lector encontrará el idóneo para cada persona de su afecto, ya que un libro es algo tan personal como un perfume, o más.

De Sergio López Sánchez, el actor sonorense que ha devenido un estupendo investigador de los edificios teatrales, recibí la segunda versión mejorada del volumen Teatro Casa de la Paz, mudanzas en el tiempo editado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) que recoge, como es costumbre del autor, la historia del barrio y de la familia propietaria del predio cuando era, primero club y luego cine, antes de convertirse en el teatro Ariel, estudio fotográfico y sede de la OPIC para volverse nuevamente un teatro, hoy propiedad de la UAM. López Sánchez hace un recorrido por las escenificaciones que se dieron en sus sucesivas etapas e ilustra el volumen con profusión de fotografías de actores y obras, programas de mano y planos de los momentos clave de la construcción. Como siempre, con los libros de Sergio es un deleite asomarse a éste, recomendado para, además de teatristas, moradores del rumbo que se interesen por la historia de su localidad.

La siempre activa editorial El Milagro, (Daniel Giménez Cacho, Pablo Moya, Gabriel Pascal y David Olguín) dedicada a los libros teatrales, también editó muy interesantes títulos. En su colección Memorias, apareció Hugo Gutiérrez Vega, conversaciones con David Olguín, coeditada con la Universidad Autónoma de Nuevo León, en donde el laureado poeta rememora sus tiempos de actor, tanto en Querétaro, en donde fundó la compañía Los cómicos de la legua, como en la capital del país, además de referirse a personajes como Juan José Gurrola y Ludwik Margules, quienes lo dirigieron en algunas inolvidables escenificaciones, y a escenarios hoy cambiados o desaparecidos. Describe algunos montajes y se ríe de descalabros que tuvo por culpa de su pasión teatral con la elegancia que le es característica dentro y fuera de la escena.

También en coedición con la Universidad Autónoma de Nuevo León, Los hermosos gitanos de Sergio Zurita ampara otros dos textos del autor (Tiro de gracia y Huerta se despierta), con prólogo de Jaime López e introducción de Gustavo Proal. En la primera, Zurita presenta a un siquiatra hipocondriaco y a un cómico que cura al hacer reír, cargando con los males del curado, además de una mujer escapada de una reproducción de Las señoritas de Avignon de Picasso. También comediantes, pero ya difuntos, los personajes de Tiro de gracia y el sueño de Huerta plantea a un Madero médium que puede ser también Porfirio Díaz.

En su colección Teatro Emergente, Ediciones El Milagro ofrece tres de sus muy cuidados libritos. De Enrique Olmos de Ita, con presentación de Richard Viqueira El santo vs. El Santo, cuenta la divertida historia del luchador clonado por un científico loco, narrada por Blue Demon. Alberto Castillo Pérez sigue la tendencia del teatro escatológico con Sueño de dragones, presentado por Mario Cantú Toscano, en el encuentro de un maestro moribundo y su discípulo. Treinta y tres nombres de Dios de Itzel Lara, presentado por Édgar Chías, plantea el mismo número de cortísimas escenas no relacionadas inspiradas en el poemario de Marguerite Yourcenar.