Sociedad y Justicia
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Daniel Rodríguez, de Coahuila, mantiene plantón frente a la Conamed

Enfermé de tifoidea, me atendió el Issste y ahora todo lo que como me hace daño
 
Periódico La Jornada
Domingo 16 de diciembre de 2012, p. 32

Daniel Raúl Rodríguez Espinosa es de Piedras Negras, Coahuila. Tiene 58 años de edad y desde hace más de tres años vive con una enfermedad que en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste) no le pudieron o no quisieron resolver. La cosa es que todo me hace daño desde que me dio tifoidea, afirma el hombre que desde el pasado 26 de noviembre mantiene un plantón frente a la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed).

Asegura que no se irá del lugar hasta que el organismo dé respuesta a la queja que interpuso el día 25, cinco días después de que llegó al Distrito Federal. Es que no sabía dónde ir, pero preguntando... me compré un mapa de la ciudad y llegué aquí caminando desde el Centro.

Y ahí está, en un campamento improvisado con sus pertenencias: cobijas, plásticos, algo de ropa y una maleta repleta de papeles acumulados desde 2009 cuando enfermó por primera vez. Los documentos más recientes son las quejas en Conamed (expediente 2000/2012) y en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos recibida con el folio 133344.

Daniel es un hombre de origen humilde. Durante 26 años trabajó como conserje en oficinas de la Secretaría de Educación Pública en Coahuila. No sabe qué le pasó ni porqué le dio tifoidea; sólo que la medicina que le recetaron en el Issste, un antibiótico al que identifica como ciprofloxino le dañó el estómago porque nunca más he estado bien.

Afirma que en reiteradas ocasiones regresó a su clínica en Piedras Negras. Me cambiaron la medicina pero no me revisaban ni me mandaban a los análisis. Por eso, interpuso una queja en la Comisión Estatal de Arbitraje Médico, pero dijeron que eso le tocaba a la Conamed. Claro, después de varios meses.

Mientras, también buscó ayuda en la sección 15 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, pero lo único que hicieron por él fue recomendarle que mejor me jubilara. Me hicieron firmar unos papeles de renuncia y entonces ya no me gustó. El trámite quedó inconcluso y Daniel sin trabajo, ni atención médica.

“Yo no conozco pero tampoco estoy maniao”. Por eso aunque apenas conoce la ciudad, también se ha dado a la tarea de investigar dónde están las oficinas del Issste. Quiere presentar otra queja en la Coordinación de Atención al Derechohabiente. Ya sé que está en Buenavista, cerca hay una estación del Metro, dice y saca un cuaderno donde anotó las indicaciones para llegar.

Daniel está enojado y a la vez preocupado y triste. Aquí está solo. Varias personas me ayudan, me traen un poco de dinero, comida... siento feo porque lo hacen de buena fe. Tengo hambre, pero me hace daño, dice mientras sus ojos se llenan de lágrimas.