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Desde otras ciudades

Madrid blinda su Parlamento

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Protesta contra los recortes al gasto social, en Madrid. Imagen de archivoFoto Reuters
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l Parlamento de la ciudad de Madrid estará cerrado para las visitas de ciudadanos anónimos. Es la decisión que adoptó el conservador Partido Popular (PP), con mayoría absoluta, para evitar lo que definieron como altercados y que son en realidad las diversas protestas que se suceden en el país y en la capital por las durísimas medidas para desmantelar el Estado de bienestar.

Madrid es una ciudad en ebullición política. Todos los días hay al menos una marcha, concentración o acto reivindicativo, que desde la llegada al poder del PP se dirige sobre todo a las políticas públicas adoptadas por este gobierno, que en menos de un año ha sembrado el malestar y la indignación en la mayoría de los sectores de la sociedad.

Uno de los colectivos más molestos con la deriva del gobierno es el de los médicos, enfermeras, cirujanos y responsables de la sanidad pública. Su temor a que se desmantele uno de los sistemas sanitarios más prestigiosos y efectivos del mundo ha desatado la revolución de las batas blancas, que se ha dejado sentir no sólo en las calles, las puertas de los hospitales y las altas instituciones del Estado, sino también en el interior de la Asamblea de Madrid, donde unos 20 médicos gritaron en medio del pleno que la sanidad pública no se vende, se defiende.

Ese acto fue a su vez el detonante de una medida drástica, inédita en cualquier otro Parlamento regional o nacional en Europa y que reflejó el nerviosismo y los tics totalitarios de los gobernantes de Madrid. El presidente del Parlamento de Madrid, José Ignacio Echeverría, decidió por su cuenta prohibir cualquier visita ajena a los trabajadores de la Cámara, y encima responsabilizó de esta censura a la oposición y su uso torticero del derecho a las invitaciones de los grupos políticos.

A pesar de que los gobernantes madrileños se quieren encerrar en sus recintos y no escuchar las cada vez más voces indignadas por sus medidas, los médicos y el resto de colectivos afectados siguen sirviéndose de la imaginación para hacerse escuchar y casi siempre lo logran. Con lo que la prohibición de las visitas es, como dijo un líder de la oposición, intentar ponerle puertas al campo.

Armando G. Tejeda, corresponsal