Cultura
Ver día anteriorDomingo 9 de diciembre de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 

El artista exhibe Biblioteca personal... en el Centro Cultural Bella Época, del FCE

De las lecturas de Vicente Rojo nació su “atrevimiento de pintar letras”

Consta de 67 imágenes creadas para portadas e interiores de 12 libros, de autores como Octavio Paz, José Emilio Pacheco y Bárbara Jacobs, entre otros

Asegura que al elaborar su obra no buscaba insinuar al lector lo que tiene que leer, sino mostrarle mi visión para que genere la propia

Foto
Vicente Rojo ante sus piezas, cuyas técnicas incluyen tinta china, lápiz, acrílico, collage, fotografía y, sobre todo, gouacheFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Domingo 9 de diciembre de 2012, p. 2

El atrevimiento del pintor, grabador, escultor e ilustrador Vicente Rojo de pintar las letras y la compleja relación entre la imagen escrita y la imagen en sí misma, podrán apreciarse a partir de este sábado 8 y hasta enero en la exposición Biblioteca personal. Letras pintadas, en el Centro Cultural Bella Época del Fondo de Cultura Económica (FCE).

Se trata de 67 imágenes creadas para portadas e interiores de 12 libros –de autores como Octavio Paz, Carlos Fuentes, José Emilio Pacheco, Fernando del Paso, Miguel León-Portilla y Bárbara Jacobs–, expuestas en la galería Luis Cardoza y Aragón, donde también se encuentra la Librería Rosario Castellanos.

Contento de exponer sus imágenes para libros en un entorno de miles de volúmenes, Rojo hace un paréntesis en la supervisión del montaje de obras en tinta china, lápiz, acrílico, collage, fotografía y, sobre todo, gouache (acuarela opaca) y confía en entrevista: En una galería convencional creo que no lo hubiera hecho; ahí parece que se buscan obras de arte. Para mí esto es algo más, o menos, no sé, que una obra de arte. Esto tiene que ver siempre con la lectura. Me encanta poner en medio de una librería esta obra.

La exposición, cuyas obras proceden de su colección personal –pues ha cedido a las editoriales el manejo de las imágenes pero no los originales– cuenta con un catálogo editado por el FCE, el cual incluye una presentación muy curiosa del editor Marco Perilli, quien pone a dialogar al artista consigo mismo, es decir, una charla entre Vicente y Rojo.

–¿La historia de estas letras pintadas también sería una historia de su vida y su trabajo plástico en general?

–Sí, sería una síntesis de casi 40 años, representado en estos 12 libros, que para mí significan la relación que he tenido siempre con mis letras y mi atrevimiento al tratar de pintarlas. Los libros son diferentes entre sí y siempre significaron la posibilidad de acercarme a ellos con absoluta libertad, tratando de que mi relación visual estuviera lo más cercana posible a la escritura de los poetas, narradores y ensayistas, a quienes he acompañado con mis imágenes.

–Los libros a ilustrar debieron generarle reflexiones e imágenes literarias, que luego llevaba a su mundo puramente plástico, ¿cómo ha sido este ir y venir?

–Eso ha sido lo hermoso: interpretar un libro sin perder mi propia imagen. Es una cuestión que siempre me ha inquietado y que he tratado de resolver de la mejor manera posible. Es decir, no estar insinuándole al lector lo que tiene que leer, sino mostrarle cuál es mi lectura de ese texto para que genere su propia visión del libro.

–¿Qué son para usted las letras, las palabras escritas y orales y, por otro lado, las imágenes?

–Hay un problema evidente ahí, que he tratado de resolver con mis letras pintadas y me ha acompañado toda la vida. Frente a la lectura de un libro siempre tengo dos maneras de acercarme a él: una es la imagen y otra es el ritmo, la música que esas frases y versos me producen. Para mí ha sido un enriquecimiento tratar de comprender cómo se desarrollan en un libro esas imágenes tan poderosas.

Rojo comenta sobre el título de la exposición Biblioteca personal. Letras pintadas. Como he hecho bastantes libros y carpetas de obra gráfica, en ediciones limitadas, quería que aquí quedara claro que ahora son libros de librería, de ediciones comerciales, que van de 500 a 60 mil ejemplares, estas últimas como las de bibliotecas de aula que hace la Secretaría de Educación Pública. Por eso propuse a Joaquín Diez-Canedo, director del FCE, hacer la exposición aquí, en una galería que está en una librería.

–¿Ha percibido en este recuento alguna evolución o cambio de planteamientos de usted mismo?

–No. Desde el principio, desde que Octavio Paz me propuso colaborar con él en los Discos visuales y hasta la fecha, me he encontrado con que cada libro tiene una personalidad propia y que tenía que atender esa personalidad, esa visión. Y de mi lectura han surgido esas imágenes que cada libro necesitaba. O sea, no creo que haya un común denominador para esta exposición. Creo que he interpretado cada libro según lo que me pedía.

–Pasado un tiempo, la relectura de alguno de estos libros y la revisión de sus imágenes ya impresas en ese libro, ¿le revelaban algo nuevo?

–Sí. Ese es otro de los problemas, ver la distancia en que esto se ha hecho, cómo lo vi entonces y cómo lo vería ahora. Como de todas formas no podría volver a hacer segundas ediciones, tengo que contentarme con lo que hice. Creo que lo que hice era lo mejor que podía hacer en cada momento, como siempre he hecho en mi trabajo. Así que, sobre todo las cosas más antiguas, las veo con cierta nostalgia. Y de las obras más recientes, porque dominan las realizadas en los pasados cinco o seis años, veo que los libros siguen manteniendo ese interés del que hemos estado hablando.

Vicente Rojo comenta sobre su trabajo actual, tanto en imágenes para editoriales como para galerías o espacios públicos: “Curiosamente, esta exposición es una síntesis de a lo que he podido llegar hasta ahora: mi serie en pintura, escultura y grabado. Me doy cuenta de que para poder desarrollar esta serie necesité haber leído e interpretado esos libros.”