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Realiza gira por varias ciudades de Estados Unidos

La Orquesta Simón Bolívar reivindica a compositores de AL
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Gustavo Dudamel dirige a la Orquesta de la Juventud Bolivariana de Venezuela, durante su primera visita a México, en noviembre de 2007Foto Pablo Espinosa
 
Periódico La Jornada
Sábado 1º de diciembre de 2012, p. 5

Berkeley, Cal., 30 de noviembre. Que todo el mundo sepa que en Latinoamérica tenemos grandes compositores, manifiesta emocionado el joven director Jesús Parra en la Universidad de Berkeley, donde la orquesta venezolana Simón Bolívar comienza una gira por Estados Unidos, con repertorio de música de la región.

Este joven de sólo 18 años es una de las promesas del Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles creadas por el maestro José Antonio Abreu en 1975 para apartar a los niños de la miseria y la marginación, y es también uno de los directores invitados para esta gira de la Simón Bolívar, la joya del Sistema, bajo la batuta del aclamado Gustavo Dudamel.

Jesús Parra habla en el receso de un ensayo en el Zellerbach Hall de Berkeley, antes de uno de los dos conciertos que la orquesta –con más de 170 músicos– ofrece en esta ciudad del estado de California.

Indicaciones de Dudamel

Hasta el próximo 12 de diciembre, la orquesta desplegará su arte también en Chicago, Washington, Filadelfia y Nueva York, con un programa que incluye obras de los compositores mexicanos Carlos Chávez y Silvestre Revueltas, el venezolano Antonio Estévez y el argentino Esteban Benzecry.

“La música clásica nace en Europa, pero nosotros tenemos grandes cosas. Si tuviera que hacer un concierto en Europa o Estados Unidos, decidiría hacer Santa Cruz de Pacairigua” (del compositor venezolano Evencio Castellanos)”, añade Jesús Parra.

La voz de Dudamel, vestido con vaqueros y camiseta a rayas, suena nítida mientras desde su tarima en el escenario da a los músicos –también vestidos de calle– las últimas indicaciones de la Sinfonía India, de Chávez.

¿Podemos repetir ese final, por favor?, ¡Trompeta, cuidado con esa reacción, llegó demasiado tarde!, Sinceramente, no está bien o Ahora sí!, va marcando Dudamel, director también de la Filarmónica de Los Ángeles y de la Sinfónica de Gotemburgo, mientras los músicos repiten una y otra vez los movimientos.

Sentado en las primeras filas de la platea vacía, el maestro Abreu, creador de este sistema de inclusión social mediante la música que ya cuenta con 400 mil niños y adolescentes en Venezuela, y ha sido replicado en varios países, observa con devoción cada uno de los movimientos.

El ambiente es de una seriedad relajada, y a veces los irónicos comentarios de Dudamel propician alguna que otra carcajada entre los músicos, la mayoría de entre 20 y 35 años de edad. El ritmo estos días es frenético en Berkeley, entre ensayos, audiciones, conciertos con niños, orquestas de cámara en comunidades y conferencias.

Gustavo ha abierto una puerta gigantesca para las obras latinoamericanas. No son conocidas como una sinfonía de Beethoven o de Brahms, pero les falta mucho camino por recorrer, asegura Joshua Dos Santos, de 27 años, joven director invitado y compañero de Dudamel durante años.

Ejemplifica con la Sinfonía India, de Chávez, o La noche de los mayas, de Revueltas. Son de gran fuerza y gran capacidad para mostrar lo que fue la cultura prehispánica, dice, mientras Dudamel da por concluido el ensayo y el sonido de trompetas, violines y contrabajos se va apagando.

Algo grandioso

No es la primera vez que la Sinfónica Simón Bolívar pasa por Estados Unidos. En 2007 ya deslumbró en una gira por Los Ángeles, San Francisco, Boston y Nueva York, y en enero de este año hizo algunos conciertos con la Filarmónica de Los Ángeles.

Tampoco es la primera vez que Dudamel presenta piezas latinoamericanas. “Ya hizo la Sinfonía India con la Filarmónica de Berlín”, recuerda Ismel Campos, de 27 años, ejecutante con viola, quien nació en una modesta barriada de Coro e integra el Sistema junto a su madre y sus tres hermanos.

“Es realmente grandioso. Dar a conocer (a los compositores latinoamericanos) para que otras orquestas se integren y hagan nuestro repertorio y lo combinen con el tradicional europeo, como con la Sinfonía Alpina, de Strauss”, agrega.