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¡No veo apoyo de los gobiernos para tomar decisiones valientes!, señaló Christiana Figueres

Acuerdo en Doha sobre cambio climático no gustará a nadie: ONU

Es necesario actuar con impaciencia; incluso un éxito en las conversaciones no estará al nivel de ambición que se requiere, señaló la representante del organismo

Ninguna de las 200 naciones reunidas en Qatar ha anunciado nuevas medidas para frenar los daños al planeta

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Los partidarios del Protocolo de Kioto se ha reducido a un núcleo liderado por la Unión Europea y Australia, que cuentan con menos de 15 por ciento de las emisiones mundiales. Arriba, imagen de la zona industrial de Duisburgo, AlemaniaFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Sábado 1º de diciembre de 2012, p. 2

Doha, 30 de noviembre. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) dijo el viernes que se necesita una mayor urgencia para frenar el cambio climático y que incluso un éxito en las poco ambiciosas conversaciones que llevan a cabo 200 naciones actualmente en Doha posiblemente no agrade a nadie.

La desaceleración económica mundial ha captado la atención en estas conversaciones y ninguna de las potencias que entre el 26 de noviembre y el 7 de diciembre se reúnen en Qatar ha anunciado nuevas medidas para frenar el aumento de las temperaturas ni ayudado a evitar las proyectadas inundaciones, sequías, olas de calor y aumento de el nivel de los mares.

Mi llamado aquí es que todos actuemos con impaciencia, dijo en conferencia de prensa Cristiana Figueres, secretaria ejecuiva de la Convención Marco de Cambio Climático de la ONU, cuando se le preguntó acerca de las bajas expectativas de Doha.

Figueres instó a los líderes empresariales a presionar a los gobiernos. ¡No veo tanto interés público ni apoyo de los gobiernos para tomar decisiones más ambiciosas y más valientes!, sostuvo.

En Doha se intenta acordar medidas que incluyan una ampliación simbólica del actual Protocolo de Kyoto de la ONU, el cual obliga a los países ricos a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta finales de 2012.

“En última instancia (los gobiernos) tienen que llegar a un paquete políticamente equilibrado (en Doha), con el que nadie estará encantado (…) reconociendo plenamente que lo que salga de Doha no está en el nivel de ambición que necesitamos”, dijo.

Mantener vivo el Protocolo de Kyoto sería un paso hacia un pacto global que está destinado a ser acordado en 2015, para una puesta en marcha en 2020.

Este acuerdo obliga a todas las naciones a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente por la quema de combustibles fósiles en centrales eléctricas, fábricas y automóviles.

Figueres dijo que los gobiernos eran conscientes de la necesidad de realizar una acción urgente, pero que también tienen que conciliar sus propios intereses.

Ahí es donde tenemos una brecha, dijo al refirirse a miles de delegados reunidos en un centro de conferencias en Qatar.

Artur Runge-Metzger, jefe de la delegación de la Comisión Europea, dijo que lograr un acuerdo sobre el cambio climático es duro, ya que afecta a todos los sectores de la economía y la sociedad.

Sin embargo, el funcionario agregó que se han logrado avances en la década pasada y muchos países han establecido metas de reducción de las emisiones para 2020.

El problema de Kyoto es que Rusia, Japón y Canadá se han retirado, por lo que los partidarios del protocolo se han reducido a un núcleo liderado por la Unión Europea y Australia, que suman menos de 15 por ciento de las emisiones mundiales.

Ellos, y las naciones en desarrollo, encabezadas por China e India, ven a Kioto como un modelo valioso y una señal de que los países ricos que han emitido más gases de efecto invernadero desde la Revolución Industrial están dispuestos a avanzar hacia un nuevo pacto global.

Los países que han abandonado Kioto dicen que no tiene sentido extender el acuerdo cuando los grandes países emergentes no tienen límites a las crecientes emisiones. Estados Unidos no ratificó el protocolo por razones similares.