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La idea no es nueva: Salinas de Gortari también la presentó, con una excusa económica, recuerdan

Propuesta de cambiar el nombre al país muestra la visión centralista de Calderón: historiadores

La iniciativa nos regresa a un debate de hace casi 200 años entre conservadores y liberales, añaden

 
Periódico La Jornada
Sábado 24 de noviembre de 2012, p. 8

La iniciativa del presidente Felipe Calderón para modificar el nombre al país nos regresa a un debate de hace casi 200 años en el que triunfó la visión liberal y federalista, frente a un sector conservador que desde el siglo XVII ha tratado de imponer un modelo centralista del Estado, afirmaron historiadores.

Señalaron que el argumento histórico presentado por el Ejecutivo federal de que se trata de la forma en la que nuestros ancestros se referían a este territorio, resulta inócua, pues en todo caso habría que preguntarle cómo se sentirán nuestros ancestros purépechas o de cualquier otro grupo étnico respecto a esta aseveración. Se trata de una visión muy centralista.

Agregaron que el nombre de Estados Unidos Mexicanos no es una copia de nuestros vecinos del norte, pues en su esencia la Constitución de 1824 es más cercana a las constituciones de España y Francia.

Alfredo Ávila, profesor del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó que la iniciativa de cambiarle el nombre al país no es nueva, se presentó en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. En esa época el argumento fue económico, pues se dijo que los organismos financieros internacionales nos identifican como México, y que incluso en acuerdos como el Tratado de Libre Comercio se firma con este nombre.

El presidente Calderón presenta ahora un argumento histórico que nos regresa a un debate que se solucionó después de muchas guerras y que parecería que ya estaba superado.

Sin embargo, enfatizó, con esta iniciativa es evidente que hay un cierto grupo, de la parte más conservadora del PAN, que mantiene ese resentimiento con la opción triunfante, que fue la federalista, pues señaló que el nombre de México no se contrapone con el de Estados Unidos Mexicanos.

En entrevista por separado, Ilán Semo Groman, profesor investigador de la Universidad Iberoamericana, destacó que el concepto de Estados Unidos Mexicanos data de la Constitución de 1824, mientras que el nombre de México identificó la zona donde se ubica la ciudad de México desde antes del periodo virreinal.

Es hasta finales del siglo XVIII que comienza a ser usado referido a una región más amplia, pero desde el proceso de Independencia el sector más conservador y la Iglesia son quienes impulsan que se llame México, lo que alude directamente a una visión centralista del nuevo Estado, añadió.

Se trata, explicó, de dos visiones opuestas, en la que triunfó el federalismo liberal, es decir, la construcción de un régimen más democrático donde la nación es resultado de la consolidación de estados soberanos con su propia Constitución.

La iniciativa del presidente Calderón nos acerca más a un regreso al centralismo conservardor, con el que se intenta acabar con esta esperanza de llegar a ser, algún día, una nación verdaderamente federativa.

Aseguró que modificar el nombre de nuestro Estado no es un tema menor, porque involucra nuestra propia soberanía, el referente de cómo nos vemos a nosotros mismos y del proyecto de nación que queremos construir.