Opinión
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Ruta Sonora

Lafourcade

Madonna

Dead Can Dance

A

gustín Lara es un emblema de la cultura popular, una estatua intocable, por todos nombrado, pero escuchado por cada vez menos personas. Si bien se le sitúa como icono de la identidad mexicana, curioso es recordar que en sus años de esplendor (los años 30 y 40) no todos lo querían: se le acusaba de no ser nacionalista, como el intelectualismo dictaba, sino extranjerizante, pues su maestría radicaba en asimilar géneros extranjeros: estadunidenses (foxtrot, one-step), europeos (pasodoble, zarzuela, vals), argentinos (tango) y cubanos (bolero, guaracha, danzón). Gracias a su apego a los ritmos de moda, fue una de las primeras estrellas mexicanas de talla internacional. Con todo, su toque personal estaba en la lírica, en sus retruécanos melódicos, no en el estereotipo de lo mexicano, y su rigor poético modernista le fue ganando respeto e identidad: Bendecir el minuto de amor en que Dios puso un beso de luz, sobre un foxtrot, no podía ser estadunidense. Sus temas de pasión y arrabal, dedicados a las mujeres de la noche, escandalizaron a muchos, pero también simbolizaron al nuevo México cosmopolita, urbano y liberal posporfiriano.

Inspirada por este portento musical, Natalia Lafourcade también nacida en Veracruz, autora, multinstrumentista, productora, de voz deliciosa, edita su quinto disco Mujer divina (2012), homenaje al Flaco de Oro, a dueto con varones de diferentes países y estaturas artísticas, cual saga a su participación en los festejos del Bicentenario y en el álbum Travieso carmesí (2011), con temas populares mexicanos.

Sin emular sonidos de otros tiempos, Lafourcade se luce como arreglista y lleva a Lara por senderos lejanos, que van de la balada de los 60 al pop contemporáneo, ajeno a los géneros, cambiando melodías y armonizaciones, gracias a la solidez de las composiciones originales, que permite flexibilidad (mutaciones que desde los días en vida del autor acostumbraban muchos intérpretes). Emmanuel Meme del Real (Café Tacvba), Adanowsky, León Larregui, Jorge Drexler, Adrián D’Argelos (Babasónicos), Devendra Banhart, Vicentico, Kevin Johansen, Rodrigo Amarante, Miguel Bosé y el gran Gilberto Gil hacen dúos exóticos, orquestales, trastocando, por ejemplo, un danzón en ensoñaciones indie-acústico-multinstrumentales. Es un álbum fino y exuberante en producción, mas disparejo en interpretaciones, a veces solemnes, planas, con excepciones como Farolito, en bellísima versión con Gil; la gozosa Limosna, con Meme; la simpática Amor de mis amores, con Banhart; la profunda Imposible, con Larregui; la tremenda Piensa en mí, con Vicentico; la bonita Oración Caribe con Drexler, o la estremecedora María bonita: Natalia a dúo con su guitarra.

En favor tiene el retomar a tan prominente autor y traerlo a las nuevas generaciones, y reconstruir con valor y creatividad tan bellos temas. En contra tiene a ratos la desvinculación entre letra y arreglos, como para hacer sonar descafeinadas canciones oscuras. Con todo, este trabajo sigue encumbrando a Lafourcade como una artista de primer orden, autónoma, con exquisito gusto musical (incluye devedé con temas en vivo –con Lila Downs, entre otros– y un documental sobre la hechura del disco). Natalia Lafourcade presenta Mujer divina el domingo 25, Teatro de la Ciudad (Donceles 34, Centro), 20 horas, $150 a $300; boletos casi agotados.

San Pascualito Rey. Slash

Sábado 24 y domingo 25: Promoviendo su decimotercer álbum, MDNA (2012), regresa Madonna, primera dama del dance mundial, paradigma pop de la mujer fuerte, atrevida, cínica, empresaria, con buen ojo para reclutar productores de electrónica de avanzada y relaborarla en atractivo paquete para las masas. Si bien su plusvalía reside en su sobredimensión mediática, su gusto es innegable, su vigencia mutante y su trono está intacto, a punta de trabajo arduo y una excepcional condición física y mental. Foro Sol, 20 horas (ya sólo quedan boletos de $1150 a $5400).

Martes 27: 1. Dead Can Dance: vuelve este dueto australiano de los 80 y 90, clásico del ambient subterráneo, inspirado en la música antigua, de aliento etéreo y worldbeat, con nuevo disco: Anastasis (2012). Plaza Condesa (Juan Escutia 4, Condesa), 21 horas, $680 a $1280; repiten en el Auditorio Nacional el jueves 29, 20 horas, $300 a $950. 2. San Pascualito Rey y su intenso dark guapachoso presentan el disco Bravo (2012): reversiones a sus viejos temas y un interesante espectáculo visual. Teatro de la Ciudad (dirección citada), 20 horas, $120 a $375. 3. Slash. El sobrevaluado ex guitarrista de Guns’ Roses presenta Apocalyptic Love (2012), de sonido pop-metal genérico. Banda abridora: Resorte. Palacio de los Deportes, 21 horas, $250 a $580. (Más recomendaciones: patipenaloza)

Twitter: patipenaloza