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La mole sobresalta a muchos por una supuesta profecía del fin del mundo

Piedra maya no es apocalíptica, sólo relata vida y batallas de un gobernante

Esa civilización tenía un concepto cíclico del tiempo, dice el arqueólogo José Romero

El 23 de diciembre de 2012 tiene que ver con el rito de renovación del universo, asegura epigrafista

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Estela de los mayas del año 669 dC, fragmentada en seis partes, conocida como Monumento 6 de El Tortuguero, zona arqueológica ubicada en Macuspana, TabascoFoto Mauricio Marat/ INAH
 
Periódico La Jornada
Miércoles 21 de noviembre de 2012, p. 5

La enorme piedra tallada por los mayas alrededor del año 669 de nuestra era en el sureste de México, que tanto sobresalta a parte de la humanidad por una supuesta profecía del fin del mundo en diciembre próximo, relata en realidad la vida y las batallas de un gobernante.

Los mayas tenían un concepto cíclico del tiempo, no se ocupaban del fin del mundo. Esa estela narra la vida y las batallas de un gobernante, dice el arqueólogo mexicano José Romero sobre el significado de esta piedra que inspiró la catastrofista cinta 2012, de Roland Emmerich, y la novela El testamento maya, de Steve Alten.

Fragmentada en seis trozos, repartidos entre México y Estados Unidos, la estela (piedra tallada) es conocida como el Monumento 6 de El Tortuguero, sitio arqueológico de Macuspana, Tabasco, del que se tuvieron los primeros registros históricos en 1915.

No hay un registro sobre el hallazgo del Monumento 6, explica Romero, experto en El Tortuguero y una de las voces autorizadas para hablar de la historia de ésta y otras piezas que se exhiben en el Museo Regional de Antropología Carlos Pellicer Cámara, de Villahermosa, capital de Tabasco.

Esta piedra, que tenía forma de T, pero fue fragmentada y ahora está incompleta, fue rescatada en 1958 junto con otras piezas arqueológicas de El Tortuguero, localizado en una cantera y cuyas históricas piedras se utilizaron por décadas en la construcción de casas y carreteras.

No estaba completa, tenemos cuatro fragmentos y faltan varios. En el Museo Metropolitano de Nueva York hay uno y otras dos en una colección privada de Boston. El fragmento del lado derecho está desaparecido, añade Romero.

Las primeras publicaciones sobre el significado de la Estela 6 fueron realizadas por un epigrafista alemán en 1978 y desde entonces ha sido estudiada, junto con otras piezas de El Tortuguero, por expertos del mundo, los cuales coinciden en señalar que la fecha es 23 y no 21 de diciembre como se afirma comercialmente.

“La última inscripción corresponde al 23 de diciembre de 2012, pero el tema central del Monumento 6 no es la la fecha ni profecías ni el fin del mundo. Es la historia de Balam Ahau (o Bahlam Ajaw), que fue un ‘sagrado señor’ de El Tortuguero”, asegura Romero.

El epigrafista e historiador mexicano Érick Velásquez detalla que el 23 de diciembre al que hace referencia la estela tiene que ver con el rito de renovación del universo una vez concluido un ciclo iniciado el 13 de agosto del año 3114 aC.

“Esto habla sólo de que se completaron 13 baak t’uunes (unidad de tiempo equivalente a 144 mil días), pero de ningún modo es el fin de la ‘cuenta larga’, del calendario maya, que es infinita. Inicia un nuevo ciclo, eso es todo”, añadió al explicar que los mayas medían el tiempo de forma lineal y cíclica.

Tanto Romero como Velásquez coinciden en que la idea de un fin del mundo en medio de catástrofes naturales es un concepto judeo-cristiano y aunque los mayas sí hicieron profecías, eran a corto plazo y estaban relacionadas con asuntos cotidianos como las lluvias, la sequía, las cosechas o la pesca.

Romero subraya que el antropólogo David Stuart fue de los primeros en evocar en 2006 que el Monumento 6 podría ser algún tipo de profecía. “El mismo Stuart ha dicho: ‘me siento un poco culpable de esta situación”’, dice el arqueólogo.

Velásquez le resta importancia a estas visiones catastróficas, ya que provienen de la interpretación dada a una sola de entre más de cinco mil estelas de la cultura maya que se han estudiado, además de que existen otras que evocan fechas hasta el año 7 mil de nuestra era.

Los mayas en México tuvieron presencia en Tabasco, Chiapas, Yucatán, Campeche y Quintana Roo, donde existen vestigios arqueológicos que testimonian su alto desarrollo en la ciencia, la cultura y la astronomía.

También hay vestigios de esa civilización en Guatemala y Honduras, así como en Belice y El Salvador.