Opinión
Ver día anteriorDomingo 11 de noviembre de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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¿La Fiesta en Paz?

Muere un torero

Reformas y maromas

Aniversario de lujo

E

ntre los muchos censos, encuestas y muestreos que aún le faltan a la fiesta de los toros está el de saber cuántos de los metidos a toreros preferirían morir en el ruedo por cornada que de muerte natural en su casa y sin pantuflas, a la edad supuestamente lógica en que todos los seres humanos estamos obligados, por la causa que sea, a acabar de estar.

Me entero de la muerte del matador de toros zacatecano Armando Montes, a los 30 años de edad, quien recibió una descarga eléctrica mientras reparaba un aparato electrodoméstico. Coleta modesto como todos los toreros de ese agraviado estado, cuyas postradas autoridades prefieren contratar y premiar a figuras importadas con 20 años de alternativa que estimular y promover a diestros locales con potencial y afición, en ese complejo de inferioridad que tanto nos perjudica como país y como fiesta de toros.

Con una afición para dar y prestar, Armando, junto con su hermano gemelo César, se dedicó a hacer esforzada empresa por pueblos de Zacatecas, con el propósito de torear lo que se pudiera, a falta de una mínima valoración, estímulo y organización de los mexhincados taurinos zacatecanos. ¿Valió la pena?, se preguntaba Pessoa y respondía: Sólo si el alma no fue pequeña. Claro que valieron la pena tu afición y tus esfuerzos, torero de alma grande, pues pese a todo supiste ser congruente con tu vocación y tus sueños. Absurda, inoportuna o cruel, son adjetivos para paliar la pena que tu partida deja en los que se quedan, pues a la postre tu muerte fue tan puntual como la de todos los que se nos adelantan en esa última, excitante e intransferible faena.

Circula por Internet –¿o infiernet?– esa droga legal cuyos inventores ya nos dijeron que es más efectiva para la vida democrática que la toma de conciencia cotidiana de la ciudadanía, un correo que vale la pena transcribir: “¡Estamos de acuerdo! Para que México salga adelante y en favor de la productividad (debió decir en favor del verdadero desarrollo)… contratos a prueba y pago por horas para diputados y senadores”.

Desde luego, al citado correo le faltó agregar para alcaldes, gobernadores y presidente de la República, pues está comprobado que nuestra insensible y poco preparada clase política, así como partidos y legisladores ya perdieron –si alguna vez la tuvieron– una mínima idea de servicio a la ciudadanía que presuntamente los eligió para que la representaran y defendieran.

Encubrir monopolios y duopolios que incumplen la ley, maniatar a la clase trabajadora, emitir leyes y reglamentos sin ton ni son, pensar en prohibir en lugar de cumplir y hacer cumplir leyes y reglamentos, rigor fiscal con los que menos tienen y connivencia con los que más ganan, son algunas de las monerías que saben hacer estos celosos servidores públicos… hasta que el cuerpo social aguante.

El pasado miércoles en el Casino Español de la ciudad de México, con una espléndida exposición erótico-taurina del maestro Raúl Anguiano y la fina edición del libro respectivo, donde se incluyen apuntes de imágenes que veía en dicho programa, se llevó a cabo la celebración de los 40 años consecutivos al aire del programa semanal taurino Toros y toreros, que transmite el Canal Once del Instituto Politécnico Nacional, y aunque el salón principal estaba a reventar hubo un considerable retraso en lo que llegaban los jerarcas de la institución; finalmente sólo asistió el director del canal, no obstante tratarse de la decana de las emisiones televisivas de toros y la más longeva del mundo.

Una prolongada ovación siguió a las palabras del creador, productor y conductor del programa, Julio Téllez García, y confirmó que tan largo caminar con cámaras al hombro por plazas, ganaderías y tentaderos del país y del extranjero no ha sido en vano, aunque los multimillonarios taurinos que dicen promover la fiesta hace tiempo dejaran de creer en las posibilidades de reforzar la tradición taurina de México, en su valoración e inteligente difusión.

Mientras el grueso de las televisoras, públicas o privadas, sobre todo de sensibilidad social y compromiso con el desarrollo del país, inexcusablemente retiraron de su programación un tema como el taurino, hoy considerado por los amos del mundo y sus dóciles seguidores como política y culturalmente incorrecto, la maravillosa filmoteca taurina reunida por Téllez aguarda el momento para ofrecer al público aficionado la gran historia visual de la tauromaquia mexicana. Enhorabuena.