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Ver día anteriorDomingo 11 de noviembre de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Antigua Madero Librería
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a hemos hablado de la distinción de la calle de Madero que data del siglo XVI, en que se establecieron en ella los mejores orfebres de la plata, lo que la bautizó como Plateros. Éste fue el sitio seleccionado por Tomás Expresate para fundar en 1939 la Librería Madero. Al proyecto se unieron Enrique Naval y Ana María Cama. Con altas y bajas y una restructuración en 1951, la librería sobrevivió hasta el año de 1989 en que la adquirió un entusiasta joven norteño, Enrique Fuentes Castilla, cuya única relación con los libros era el amor a la lectura desde la infancia. Su sensibilidad y talento lo llevaron a fincar relaciones con gente del medio de los libros hasta tener en familia, escritora, editora e investigadora.

En estos 23 años ha logrado consolidar a la Librería Madero como la más prestigiada en lo relacionado a libros antiguos, fuera de circulación, obras especializadas, sin dejar de ofrecer novedades. Los temas en que se cifra el acervo son arte, arqueología, antropología, historia, algo de música, y gastronomía, básicamente sobre México.

Gran conversador, Enrique Fuentes ha logrado en este cuarto de siglo traer a la vida una reminiscencia de las tertulias que solía haber en las viejas librerías, en que por las tardes acudían bibliófilos, escritores, poetas, historiadores y amantes de la letra escrita, simplemente a platicar de libros.

El bullicio actual de Madero que desde que se hizo peatonal es paseo turístico de miles de personas y el incremento en la renta, llevaron al dueño a buscar otro espacio en las cercanías. El sitio no podía ser mejor: la Casa de la Acequia, situada en la esquina de Isabel la Católica y San Jerónimo, enfrente de la plaza de Regina.

La hermosa casona del siglo XVII tiene rica historia que inició desde la época prehispánica, en que eran un par de torreones de vigilancia de una de las principales acequias de Tenochtitlan. Los vestigios de la misma permanecen cuidadosamente cubiertos debajo del piso del comedor. Tras la conquista estos torreones fueron la base de una sencilla construcción, que fue creciendo al paso de los siglos. Se le edificó un segundo piso para su uso como residencia y en el siglo XVIII se le hizo otra ampliación para que fuera la sede de un beaterio. Para mediados del siglo XX la casona se había convertido en una vecindad de rentas congeladas. Fue en los años 80 del siglo pasado cuando la adquirió un devoto del Centro Histórico, quien la restauró magníficamente y la dio en comodato al Ateneo Español. La noble institución que crearon los republicanos españoles que buscaron asilo en México la ocupó por más de 20 años. Hace alrededor de tres años se trasladaron a una nueva sede ya de su propiedad.

Ahora una parte la ocupa la que actualmente lleva el nombre de Antigua Madero Librería. Al cruzar el umbral se traslada uno al siglo XVIII con sus techos altos, envigados y bellos libreros de caoba y cedro blanco de Chiapas. Varios pertenecieron a la botica que fundaron en 1903 los hermanos Sanborns y otros eran del Ateneo Español y habían pertenecido a la Editorial Zéneca, creada por varios republicanos del exilio. En este cálido espacio Enrique Fuentes auxiliado por Raúl, Juan y Luciano, le acogen en ese mundo prodigioso que brindan los libros de calidad.

A raíz del cambio de sede, Ediciones La Caja de Cerillos ha publicado una joya editorial, con ensayos de personajes del mundo de las letras, del propio Fuentes, testimonios y fotografías. Es la biografía del espacio de conocimiento, belleza y sabiduría que constituye la Antigua Madero Librería, un auténtico oasis capitalino.

A la vuelta, en San Jerónimo 24, está el Zéfiro, restaurante-escuela de la Universidad del Claustro de Sor Juana. El bello espacio neoclásico fue la celda conventual de la marquesa de Selva Nevada y es obra de Manuel Tolsá.

Los martes aparece en la carta un platillo regional muy especial, que dura un mes y diario le ofrecen un sabroso menú de cuatro tiempos.