Opinión
Ver día anteriorDomingo 11 de noviembre de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
A la mitad del foro

De dónde son los cantantes

Foto
Felipe Calderón se despide y erige arcos triunfales con datos y cifras de oropel. En la imagen, el Presidente en la residencia oficial de Los PinosFoto María Luisa Severiano
D

entro de 20 días asumirá Enrique Peña Nieto el Supremo Poder Ejecutivo de la Unión. Se acabó el sexenio de la guerra contra el crimen organizado, de los miles de muertos sin rostro, sin nombre, sin acta ministerial; el del Estado ausente al que se obstinan en defender con el eufemismo de gobierno débil: uno en el que el titular del Poder Ejecutivo no dispone de mayoría en el Congreso. Felipe Calderón se despide y erige arcos triunfales con datos y cifras de oropel. Esta semana pidió que le tocaran Las golondrinas. Las escuchó y cuando salía del lugar la banda tocó La marcha de Zacatecas.

Me voy. Pero no me voy, diría Juan Pablo II. El presidente del empleo se despidió con una iniciativa preferente de reforma laboral y un cuento digno del afamado Barón de Munchausen: 865 mil empleos formales creados de enero a octubre de este año; la cifra más alta de la historia, dijo. Pero la terca realidad es marcha fúnebre: 14.2 millones de mexicanos en la economía informal, sin prestación social alguna, con bajos salarios: casi 30 por ciento de los 48.7 millones de la población total ocupada. Y 2 mil 145 mexicanos se incorporan diariamente a la economía subterránea. Y hay un déficit de casi cuatro millones de empleos formales en el sexenio. Más de 50 millones en la pobreza. Más de 10 millones en el hambre. Pregunte usted cuántos niños mueren por desnutrición cada año, cada mes, cada día.

Habrá reforma laboral. Reforma patronal, con ribetes de competitividad y un guiño a la democratización en la vida sindical. Outsourcing regulado que llevó al PRD de Jesús Zambrano y el PAN de Gustavo Madero a ser esos extraños compañeros de lecho que hace la política. O lo que ellos creen es política. Aventura extramarital, dijo el zacatecano Montiel. Mal hábito, dirían los memoriosos que traen a cuento las coaliciones promovidas por César Nava, o el mal rato de Fernando Gómez Mont en Bucareli y el infantil regocijo de Madero con las victorias pírricas de Oaxaca, Sinaloa, Guerrero. Y en Puebla, donde el nieto del general Rafael Moreno Valle (San Rafael, le decía Carlos Hank González) sueña con los trajes azul eléctrico de Maximino Ávila Camacho. Habrá juicios de amparo a granel, asegura Manuel Bartlett.

Reforma patronal. Pero los ricos quieren más, siempre quieren más. Alberto Espinosa Desigaud, de la Coparmex, dice que pedirán revisión para obtener una redacción más adecuada; y Gerardo Gutiérrez Candiani, del Consejo Coordinador Empresarial, dice: No es una reforma a modo. Que la sobrerregulación al outsourcing le va a costar al sector privado, porque lo aprobado convierte a los patrones en responsables solidarios de las empresas especializadas en subcontratar. Luego pedirán revisión para que la seguridad social, salarios y prestaciones que la regulación impone queden en el vacío o a cargo exclusivo de los tratantes de asalariados precarios.

Por lo pronto, en Los Pinos celebran, los patrones toman utilidades, los legisladores panistas muestran los dos rostros de Jano y una inconmensurable incompetencia parlamentaria. Por eso sonríe Manlio Fabio Beltrones y asegura que se rompió el mítico candado, que se abrió el portón a las tan traídas y llevadas reformas indispensables. Alcanzó para que Emilio Gamboa jugara al cubilete con dados cargados en el Senado. Y el muy sobrio senador Cordero fue por votos para las ternas para ministros de la Suprema Corte enviadas por su jefe político, el todavía presidente Calderón, y salió trasquilado. La otra iniciativa preferente pasó de noche. Se aprobó y el del Ejecutivo organizó espectáculo en lugar de publicar la nueva ley como dicta la norma. Se trata de cuentas claras; contabilidad precisa para abatir la corrupción y combatir la opacidad. Atrás del espejo, los estados de la Federación vuelven a capitanías, encomiendas, virreinatos o, de plano, a jefaturas políticas porfirianas.

El presidente electo se reúne con legisladores y gobernadores de la oposición. Es una, aunque nuestro sistema de partidos sea plural. En Los Pinos se estrena método de transición: el que se va y el que llega se sientan a la mesa acompañados de sus colaboradores. Lejos de la República restaurada, tanto como del retorno tan temido del autoritarismo priísta, el nuevo método tiene razones que la razón no entiende. Desde luego, aplauden las galerías y los críticos moderados hablan de una sucesión de terciopelo. Pero un día no hubo información a los medios y ahora se han reunido Felipe Calderón y Enrique Peña, sin voz ni imagen, en la intimidad del despacho presidencial. Y se trata de los asuntos de la cosa pública.

Durante el largo interregno mexicano, Barack Obama venció a Mitt Romney. Dio una formidable lección de política a quienes juran que son obsoletos la movilización de las bases, el accionar de promotores del registro y para llevar a los suyos a las urnas, a votar. Acarreo, dicen aquí los creyentes en el poder incandescente del dinero, los del dogma del mercado libre y gobierno sujeto a la voluntad de los grandes capitalistas. Ganó Obama. Ganamos todos. Los problemas de Estados Unidos sólo se pueden resolver si los más ricos pagan más impuestos; para crecer y crear empleos hay que subir impuestos, no eliminar los programas sociales. Los republicanos insisten en no subir impuestos y prorrogar las exenciones otorgadas por George Bush para los ingresos superiores a 250 mil dólares. Obama insiste en extender esos beneficios a 98 por ciento de sus compatriotas, a quienes ganan menos de 250 mil dólares.

Luis Videgaray, segundo de a bordo en la nave transitoria de Enrique Peña, sostiene que habrá reforma energética. Y, a querer o no, la reforma hacendaria sin la cual el fisco se quedaría en la inopia al perder los miles de millones que aporta Pemex. Si Barack Obama, al frente de la mayor economía del mundo, rechaza atarse al modelo europeo de recortes excesivos y eliminación de programas sociales; propone aumentar impuestos a los más ricos para crecer y crear más empleos, el gobierno eficiente de Peña Nieto tendrá que eliminar los privilegios y exenciones fiscales de nuestra plutocracia. Y atender al problema vital de la desigualdad con políticas sociales de estado. Salud, educación y empleo para sacar de la pobreza a millones. No la filantropía útil para mantenerlos vivos. La bondad de esos programas se reduce a la supervivencia y permanencia de los millones en la pobreza.

Hace unos días, Enrique Peña Nieto se reunió con la Conago. De ese poder restablecido surgió la coalición que lo hizo candidato del PRI. Estados soberanos, salvo por las limitaciones fiscales. La elección cambió la geografía del régimen nonato. Morelos fue el límite sur de la derecha confesional. Llegó Graco Ramírez. Y Arturo Núñez a Tabasco. Violencia en Olinalá, Guerrero. En Oaxaca, Gabino Cué rinde su primer informe en medio de un escándalo por los 16 millones gastados en redecorar oficinas del gobierno.

Queda el consuelo de saber que en Helsinki, en el país con la mejor educación pública, triunfan las mujeres y danzantes de la Guelaguetza. El embajador Agustín Gutiérrez Canet habló de Oaxaca: antes, las noticias eran negativas; ahora son de concordia, dijo. Haría falta enviar a Finlandia a los maestros de la Coordinadora. La educación pública y laica nos dio permeabilidad social; es la clave para combatir marginación y desigualdad.

Mamá yo quiero saber/ de dónde son los cantantes/ con sus trovas fascinantes/ que me las quiero aprender...