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El cineasta vasco Oskar Alegría presentó documental en el festival de cine de Morelia

La casa Emak Bakia, exploración en las profundidades de Man Ray

Al lado de la obsesión está el accidente, que produjo, entre otros, al artista estadunidense, afirma

“Halaga que me digan ‘Tu película funcionará bien en México porque bailas bien con la muerte’ ”

Foto
Fotograma de la cinta de Oskar Alegría
Enviado
Periódico La Jornada
Domingo 11 de noviembre de 2012, p. 9

Morelia, Mich., 10 de noviembre. En el contexto de la décima edición del Festival Internacional de Cine de Morelia, dentro de los estrenos internacionales se presentó el obsesivo/divertido/azaroso documental La casa Emak Bakia (déjame en paz, en euskera), el viaje que emprende el director Oskar Alegría en busca del lugar en la costa vasca donde vivió Man Ray y donde filmó una película llamada Emak Bakia.

Lo que impulsa a Alegría no es tanto documentar, sino explorar, y es así que al sumergirse en las huellas de (súper) Man Ray, lo hace como buzo del cine; como alguien que se mete a las profundidades –las que no se ven desde la superficie–, trayendo algo lejano pero completamente nuevo.

Celebración del accidente

A continuación, la charla que sostuvo La Jornada con Oskar Alegría. Para comenzar, dijo: “El halago más bonito que me han dicho es ‘tu película funcionará muy bien en México, porque bailas muy bien con la muerte’”.

–Parece que este trabajo surge de la obsesión por descubrir esta locación que usó Man Ray.

–Soy muy amigo de la obsesión porque a su lado habita el accidente. El accidente ha producido el champán, la penicilina y produjo a Man Ray, y también mi película, la cual es una celebración al accidente. La inicié sin saber francés; las primeras preguntas las hago en un francés elemental y no me entero de qué es lo que me responden sino hasta después. Por ejemplo, a uno le pregunto por el amor y él piensa que lo hago sobre la muerte; comienza a hablarme de ésta accidentalmente y regala una respuesta inesperadamente genial.

–¿Y el accidente también lo llevó al tema de esta película?

–Creo que tiene que ver cuando me formo genéticamente, desde las células embrionarias, porque mis padres son de un pueblo pequeñito, y mi padre siempre mostró una preocupación por la palabras que morían en su idioma. Comenzó a escribir un compendio de las que ya no se utilizaban, que morían.

“En esta película tengo obsesión por poner una zancadilla lingüística al tiempo; este sería el fondo. Por parte de mi madre, la forma que me enseñó a generar el relato empieza desde el momento en que me da un bocado de pescado (que odiaba) envuelto en papa frita para que no lo viera. Es la metáfora del relato genial; es decir me gusta el cine armado –como ese bocado que te nutre– y no sólo el cine de papa frita. Entonces, uniendo ese padre intenta atrapar sus últimas palabras y esa madre que te enseña a armar para transmitirlo me parece que es una combinación perfecta.

–¿Explíquenos cómo se fueron sucediendo estos accidentes para formar La casa Emak Bakia?

–Hay una contradicción, una especie de accidentes controlados, aunque no se pueden controlar; hay también un azar lógico que tampoco parece lógico, y Man Ray solía hablar de la ley del azar, lo que me parece una paradoja. En mi pueblo había una pareja de bueyes que eran los que mejor araban el campo porque no se llevaban bien, eran enemigos. Yo me fijé cómo trabajaba la paradoja, es decir había un día en que uno tiraba y el otro echaba la flojera, pero el que trabajaba lo hacía por los dos. Además, araban el campo en círculos y el campesino al que tiraba ese día lo ponía en la curva (por fuera) y acaba antes que los demás con bueyes bien avenidos que lo hacían en línea recta.

–¿Cuál fue el par de bueyes que eligió para buscar La casa Emak Bakia?

–La lógica y el azar. Hay veces que tira la lógica del arado y otras el azar. El mapa que trazo es en curva y nunca en recta; hay momentos en que todo es lógico y otros son más azarosos, esa contradicción es el motor.

“Además del humor, que es importantísimo para el surrealismo, porque cuando a Buñuel lo acusaban de escribir películas con historia él respondía que ‘el surrealismo está en la historia y el humor’. Creo que para ser surrealistas no debemos perder el relato y sobre todo el humor. El buey de la lógica me llevó a los archivos, fue la búsqueda racional de ver si existe una casa que se llama Emak Bakia y cuando esto no me funcionó relevé al buey de la lógica. Cuando no encuentro la existencia de la casa en los archivos, el buey del azar que me llevó a otras cosas.

–¿Dónde está el encanto de una película que trata sobre la búsqueda de una casa donde se filmó una película?

–En el avanzar natural de la naturaleza; en imitar cómo avanza el río, porque en La casa Emak Bakia hay una pregunta básica: ¿por qué los ríos postergan su final y se entretienen haciendo curvas antes de llegar? Siempre hay un final; es inevitable, las cosas desaparecen, la memoria se pierde y las culturas mueren, pero en ese trayecto hacemos curvas, lo posponemos, podremos alterar ese final.

“Mi película es un baile con la que hizo Man Ray en 1926; a veces se pone en paralelo, a veces se pisa, a veces se pone arriba y a veces abajo.

“No he intentado imitar a Man Ray; me parecería muy prepotente. He intentado encontrar pequeños registros de su espíritu; los hace el viento o a veces la lluvia o el viento haciendo volar un guante.