Opinión
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México SA

El cobro de factura

No deben; sí pagan

Desempleo juvenil

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El pasado sábado, en el Monumento a la Revolución jóvenes integrantes del movimiento #Yo soy 132 organizaron un cacerolazo mundial en rechazo a las políticas neoliberales. Protestas similares se realizaron en ciudades de todo el mundo ese díaFoto María Luisa Severiano
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l grito de no debemos, no pagamos, el pasado domingo miles de personas salieron a las calles en 27 países para denunciar que los efectos de la crisis económica recaen en la población mientras los bancos son rescatados; se manifestaron en contra de que los ciudadanos paguen el costo de la crisis financiera y en repudio a las medidas de austeridad impuestas por el Fondo Monetario Internacional, y exigieron acciones decididas de sus respectivos gobiernos para poner fin a este saqueo que ha puesto a la humanidad al borde del abismo. “La convocatoria fue lanzada por conducto de las redes sociales, como Twitter y Facebook, fue bautizada como Global Noise (Ruido Global) y participaron los movimientos de indignados, Ocupas y #YoSoy132”, informa La Jornada en su edición de ayer.

La crisis y la forma de atemperarla (versión oficial) ha provocado el crecimiento sostenido de estos movimientos en buena parte del planeta (¡ya era hora!), pero una de sus exigencias parece no tener sentido: exigen a sus gobiernos que frenen el saqueo, que no carguen la factura a la población y que dejen de privilegiar al voraz monstruo financiero, cuando en realidad son esos mismos gobiernos los que solícitamente –en connivencia con los organismos internacionales como el FMI– actúan para favorecer al mundillo causante de la profunda crisis que vive el mundo, al tiempo que pasan la factura al grueso de la población que nada tuvo que ver en la debacle. En efecto, no deben, pero sí pagan, y de forma creciente.

La idea de este movimiento, explican sus organizadores, es hacer mucho ruido para que nos escuchen, aunque es más que conocido que una de las características de los supuestos gobernantes es su espeluznante sordera social, que se profundiza elección tras elección en cualquier parte del planeta. La crisis capitalista se ha propagado y ha causado muchísimo daño y dolor a la sociedad, y a la hora de implantar las soluciones se está tirando evidentemente de las clases que no contribuyeron a su generación, pero pagan con sudor y sangre su posible solución. Y uno de los sectores que, sin deberla, más ha pagado por el festín de los barones financieros y padecido por la citada sordera ha sido el de los jóvenes. A millones de ellos los mantienen totalmente fuera del circuito educativo y del mercado laboral; sobreviven en condiciones lamentables y carecen de mayores perspectivas. Lo mejor de todo esto es que los gobiernos que dicen representarlos aseguran que ellos son el futuro de la humanidad.

En México, por ejemplo, seis de cada diez desempleados son jóvenes, y contando. Casi 8 millones de ellos no tienen acceso a la educación ni al mercado laboral, y su futuro es profundamente incierto. Forman parte de un universo totalmente desamparado y sin mayores perspectivas aunque, eso sí, los atiborran de prometedores discursos que nunca se aterrizan. Ellos comparten la cruda realidad de otros 73 millones de jóvenes en el planeta que de todas han perdido todas, porque así lo han decidido esos mismos gobiernos a quienes ahora exigen que no les pasen la factura.

Por medio de su numeralia, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) contribuye a entender la dimensión del problema: 40 por ciento de los desempleados en el mundo son jóvenes; a escala mundial, se estima que en 2012 habrá cerca de 81 millones de jóvenes desempleados de entre 15 y 24 años, un incremento de aproximadamente 4 millones desde 2007. Los jóvenes tienen tres veces mayores probabilidades de estar desempleados que los adultos; el riesgo es el de una generación de trabajadores jóvenes marcada por una mezcla peligrosa de alto desempleo, creciente inactividad y trabajo precario en los países desarrollados, y de un aumento de trabajadores pobres en el mundo en desarrollo.

Durante los últimos 12 meses la tasa de desempleo juvenil aumentó en diez países, mientras la tasa de empleo de la población en edad de trabajar disminuyó en 12 países. Sabemos que cuando las cifras del empleo en general son negativas, la situación del empleo juvenil es aún peor. Las cifras más recientes (segundo trimestre de 2012) indican que el promedio mundial de desempleo juvenil supera el 16 por ciento, pero se puede preciar que en este indicador fluctúa de 8 a 11 por ciento en países como Australia, Alemania, Japón, República de Corea y México; va de 15 a 18 por ciento en Argentina, Brasil, Canadá, Estados Unidos, Federación Rusa y Turquía; de 21 a 23 por ciento en Francia, Indonesia y Reino Unido, y de 35 a 52 por ciento en Italia, España, Sudáfrica.

La crisis económica ha golpeado con fuerza a los jóvenes, apunta la OIT, y explica que de los 211 millones de desempleados que había en 2009, alrededor de 40 por ciento, esto es, 81 millones, tiene entre 15 y 24 años de edad. Hay más jóvenes pobres o subempleados que nunca antes: unos 152 millones de jóvenes trabajan, pero viven en hogares que ganan menos del equivalente a 1.25 dólares por día. Millones de jóvenes están atrapados en empleos temporales, a tiempo parcial involuntario o en trabajos eventuales que ofrecen pocas prestaciones y limitadas posibilidades de promoción y perspectivas de avanzar en la vida. Las mujeres jóvenes a menudo tropiezan con otros problemas que se añaden a los ya mencionados.

El organismo internacional subraya que los jóvenes de hoy construyen los cimientos de las economías y las sociedades del futuro. Aportan energía, talento y creatividad a las economías, y realizan importantes contribuciones como trabajadores productivos, empresarios, consumidores, agentes de cambio y miembros de la sociedad civil. Sin embargo, debido a la falta de suficientes puestos de trabajo decente, la gente joven está en una situación sumamente vulnerable. La crisis del empleo juvenil es un elemento integral de una situación de empleo general más amplia; pero además tiene dimensiones específicas. La información disponible apunta a que la situación del empleo juvenil en general seguirá siendo crítica en 2012, y la perspectiva se mantiene en esa línea.

En síntesis, cierto es que no deben, pero también que sí pagan, y de forma brutal, mientras sus gobiernos se esmeran en servir al monstruo financiero.

Las rebanadas del pastel

La buena: se cobrará una suerte de impuesto a las ganancias de la banca privada, que se destinará a la población de escasos recursos; la mala, que tal gravamen se aplicará en Ecuador, no en México, pues éste es el paraíso de los barones del dinero y las cosas funcionan al revés.