El pasado lunes murió el doctor Leopoldo García-Colín Sherer, profesor emérito de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), integrante de El Colegio Nacional, investigador emérito por el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y doctor honoris causa por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Dedicado al área de la termodinámica, fue el investigador mexicano más citado en el ámbito internacional por sus contribuciones al estudio de la química, la mecánica estadística, la teoría cinética de gases, los gases cuánticos, la astrofísica, la física biológica y la biomatemática.

García-Colín Sherer, fundador y jefe del Departamento de Física y Química de la Unidad Iztapalapa de la UAM, de 1974 a 1978, fue pilar importante en materia de docencia. También fue fundador y profesor de la Escuela Superior de Física y Matemáticas del Instituto Politécnico Nacional (IPN), en 1960); de la Universidad Autónoma de Puebla, en 1964), y de la Facultad de Ciencias de la UNAM, en 1967.

En entrevistas sobre su labor como científico, García Colín señalaba que la investigación no era concebible sin la docencia: un buen científico debe ser también un buen profesor. Varios de sus colegas lo reconocen como un académico excelente y un motivador de estudiantes.

Para el investigador era necesario generar conocimiento nuevo, entendido como el arte de saber dónde está lo ya hecho y pensar en lo que no se ha realizado.

Publicaciones

Su interés por el quehacer científico se plasma en alrededor de 250 trabajos de investigación, 65 de divulgación y 17 libros sobre diversos temas publicados.

El doctor Leopoldo García-Colín nació en la ciudad de México el 27 de noviembre de 1930. Según El Colegio Nacional, al que ingresó en 1977, el científico centró sus intereses académicos en la física estadística de sistemas fuera de equilibrio, la termodinámica irreversible no lineal y sus aplicaciones astrofísicas y cosmológicas.

Se graduó de químico en la UNAM en 1953 y realizó su doctorado en física en la Universidad de Maryland en 1959.

Obtuvo la Cátedra de Excelencia Nivel I (1992-2002) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, en 2003; fue profesor distinguido de la Unidad Iztapalapa de la UAM, designación que le concedieron en 1983; fue miembro, vicepresidente y presidente de la Sociedad Mexicana de Física; integrante de la American Physical Society, de la Academia de la Investigación Científica, de la American Association for Physics Teachers, de la Sociedad Química de México y de la American Association for the Advancement of Science, entre otras.

Entre otras distinciones recibió los premios de Física de la Universidad de Maryland 1956-1957; el de Ciencias que otorga la Academia de la Investigación Científica, en 1965, y la Medalla al Mérito otorgada por la Universidad Autónoma de Puebla, en 1965.

Obtuvo el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1988 y el doctorado honoris causa de varias universidades de México.