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Ver día anteriorDomingo 23 de septiembre de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Semana del Cine Mexicano Independiente
U

na Semana de Cine Mexicano Independiente. La idea es excelente y es de esperar que tenga continuidad y extensiones apropiadas año tras año. Conaculta Cine, a través de la Cineteca Nacional y en alianza con la cadena Cinépolis, ha tomado la iniciativa de promover las producciones más recientes del cine mexicano de calidad. La tarea era insoslayable tomando en cuenta la suerte muy ingrata que este cine suele correr en la cartelera comercial. Los problemas son muy conocidos: desinterés de las distribuidoras por productos de baja rentabilidad, competencia desigual de las producciones independientes con los blockbusters estadunidenses que cada semana saturan la cartelera, reciclando y clonando hasta el cansancio su repertorio de gadgets audiovisuales, también la escasa difusión del cine mexicano de calidad en medios escritos y electrónicos crecientemente desinteresados en un cine alejado de las rutinas del espectáculo hollywoodense.

Luego de haber iniciado el pasado mes de mayo su recorrido por varias ciudades del interior del país, la Semana de Cine Mexicano Independiente llevó su programación a diversos complejos Cinépolis en Centroamérica, y concluye sus exhibiciones esta semana en la ciudad de México y en el Cine Foro de la Universidad de Guadalajara. En caso de prosperar esta iniciativa y encontrar respuesta favorable, lo primero que se romperá es la noción de que los festivales cinematográficos (nacionales y extranjeros) son los únicos espacios donde puede exhibirse el cine mexicano de calidad, que ciertamente no constituye el grueso de nuestra producción, pero cuya importancia no es de modo alguno desdeñable. También se favorecerá su inclusión en los circuitos alternativos que hoy favorecen la proyección de cine de arte extranjero, por ser poca la demanda de producciones nacionales.

El prejuicio contra el cine mexicano es tenaz y a ello contribuye en parte un triunfalismo oficial que centra sus esfuerzos y retórica en proclamar el incremento en el número de producciones (70 cintas al año), sin reparar en la baja calidad de la mayoría de dichas cintas, y en la escasa difusión y pésima distribución que el cine de calidad tiene en su estreno. Es sabido que existe buen cine mexicano (Carlos Reygadas, Gerardo Naranjo, Amat Escalante, Everardo González, y un largo etcétera), como también es común constatar que dicho cine se aprecia más en el extranjero, y sólo de modo muy tardío y muy fugaz en su lugar de origen.

Cabe esperar que iniciativas como la Semana de Cine Mexicano Independiente consigan atraer a un público tan numeroso y entusiasta como el que han conquistado la Semana del Cine Alemán y el Tour de Cine Francés en sus ya largas trayectorias en México. Romper las inercias y complacencias oficiales, también la desconfianza o indiferencia del público medio, son dos retos importantes para una buena promoción del cine nacional de calidad en un futuro inmediato. Algo más: el apoyo que actualmente brinda Cinépolis a la difusión de este cine bien podría tener una extensión natural en una deseable exhibición de cortometrajes nacionales antes de cada una de las cintas independientes que hoy respalda y promueve. El gesto sería razonable y sobre todo congruente. El formato de cortometraje dejaría de ser así el pariente pobre de una producción nacional de sí muy necesitada de apoyos, para plantearse, una vez por todas, desafíos nuevos en materia de calidad y diversidad temática, hoy inhibidos por la falta de estímulos.

Otro tanto podría esperarse de la difusión de documentales, en estos momentos la expresión más viva del cine nacional, a fin de que ganaran presencia más continua y espacios todavía más amplios que los que ofrecen ya las estimulantes propuestas de Ambulante y DOCSDF.

Entre las cintas que propone la Semana de Cine Mexicano Independiente destacan por su originalidad y vigor artístico los documentales Lecciones para una guerra, de Juan Manuel Sepúlveda; Los últimos cristeros, de Matías Meyer; Cuates de Australia, de Everardo González; y una cinta de ficción, provocadora y emblemática, El lenguaje de los machetes, de Kyzza Terrazas. Otros títulos de ficción son Asalto al cine, de Iria Gómez Concheiro; El sueño de Lu, de Hari Sama; Paraísos artificiales, de Yulene Olaizola; La castración, de Iván Löwenberg; y Lluvia de luna, de Maryse Sistach. Fechas y horarios: www.cinetecanacional.net y www.cinepolis.com