Cultura
Ver día anteriorDomingo 9 de septiembre de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

El recinto se cerró hace dos años para ser remodelado; hoy día permanece con cadenas

Autoridades sinaloenses tienen en el olvido su único museo de historia

Se planeaba convertirlo en cafetería; a la fecha su futuro es incierto ante el abandono del ayuntamiento y del ISC, lamenta la directora Laura Aragón

No se dan cuenta de que puede contribuir a dar otro sentido a los ciudadanos, lejos de la violencia y el narcotráfico, señaló

Foto
El Museo de Historia Regional es el más antiguo de la ciudadFoto Javier Valdés Cárdenas
Foto
El museo formaba parte de un programa de visitas guiadas de escuelas, desde prescolar hasta universidadesFoto Javier Valdés Cárdenas
Foto
Está en una ubicación inmejorable, dentro de un parque, entre áreas recreativas y un zoológico, pero esto no es aprovechadoFoto Javier Valdés Cárdenas
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 9 de septiembre de 2012, p. 2

Culiacán, Sin., 8 de septiembre. Un abandono con atuendo de muros blancos, unas ruinas bien vestidas, limpias y bonitas, en eso se ha convertido el Museo de Historia Regional, el más antiguo de la ciudad, ubicado en el Centro Cívico Constitución: el olvido y desprecio de las autoridades municipales y estatales mantienen cerrado este espacio desde hace dos años.

Fue a mediados de 2010 cuando el inmueble selló sus puertas para ser remodelado. El proyecto inicial de modificación del museo incluía, además de la sala de exhibición, área de servicios educativos, sanitarios, oficinas y una museografía actualizada y moderna, de acuerdo con los lineamientos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Pero en el proyecto integral de remodelación del Parque Constitución, como se le conoce a este centro, el museo iba a ser convertido en cafetería. Eso explica que cuando se inauguró el parque, el edificio seguía igual: cerrado y con un futuro incierto, que ni los del ayuntamiento ni los del Instituto Sinaloense de la Cultura (ISC) han querido asumir.

Laura Aragón Okamura ha sido directora de este museo desde hace alrededor de 16 años. Ella resume la situación en pocas palabras: olvido, tristeza, frustración, indignación, falta de interés, enojo y menosprecio.

Estoy asombrada por la indiferencia de las autoridades, indignada. Este proceso ha estado lleno de contradicciones, promesas incumplidas, compromisos al aire y falta de interés generalizada en el gobierno. La situación me provoca una sensación de tristeza y mucho enojo, pero debo sobreponerme para defender de manera activa la vocación del museo, que es eminentemente educativa.

Un poco de historia

El Centro Cívico Constitución mide cerca de siete hectáreas y fue donado en 1956 al Ayuntamiento de Culiacán por la familia Redo. Su construcción estuvo a cargo del arquitecto Jaime Sevilla Poyastro y fue inaugurado en diciembre de 1958.

El Museo de Historia Regional es el más antiguo de la ciudad y el único diseñado para este propósito. En sus muros exteriores está el mural del artista Rolando Arjona Amábilis, realizado con mosaico, que representa la historia de Sinaloa, su escudo y los momentos cruciales que ha vivido la región.

En 2003, este mural fue restaurado, ante el evidente deterioro que estaba sufriendo. En estos trabajos participaron, además de Arjona, Sevilla Poyastro y el especialista Luis Scodelier.

El complejo del parque incluía desde un principio, además del zoológico, el museo, dos bibliotecas, áreas deportivas y una concha acústica. De las dos bibliotecas no queda nada: la sala de lectura o biblioteca infantil, que estaba ubicada junto a la concha acústica, fue derrumbada, y la que se ubica frente al museo está cerrada y desmantelada. Sus libros aparecieron una mañana, durante los trabajos de remodelación del parque, en la banqueta, dispuestos para ser recogidos por el camión recolector de basura.

En los años 60 y con la entusiasta dirección del historiador Antonio Nakayama, se recolectaron piezas. Algunas fueron donadas por la familia Redo, de El Dorado, y otras eran objetos personales del general Ramón F. Iturbe, además de las entregadas en calidad de préstamo por el INAH.

En 1986, cuando la administración estatal de Antonio Toledo Corro estaba en el ocaso, el ayuntamiento cedió el comodato del edificio al gobierno del estado, y el INAH cedió a éste la administración del acervo.

En ese momento, esto permitió renovar la museografía e instalaciones, y le dio cierto auge al museo. Pero pronto y poco a poco fue abandonada por las autoridades; esa diversidad de paternidad hizo que nadie se hiciera responsable del museo y ahora vemos las consecuencias, manifestó Aragón.

Cariño y coraje

Durante muchos años, el Museo de Historia Regional gozó del cariño de los culichis y visitantes de otras regiones del estado y el país. Además, su auge estuvo acompañado por las visitas guiadas de alumnos de escuelas primarias.

El museo formaba parte de un programa de visitas guiadas de escuelas, desde prescolar hasta universidades. Había cariño, identificación con el acervo y hasta admiración, pero el abandono hizo que esto se transformara en coraje, en reclamos, de la gente que viene y encuentra el museo cerrado, explicó la titular.

El inmueble, agregó, está en una ubicación inmejorable, dentro de un parque, entre instalaciones deportivas, áreas recreativas y un zoológico, que visita gente del estado y del exterior, pero esto no es aprovechado por las autoridades.

¿Cafetería?

Durante la administración de Jesús Vizcarra Calderón y como parte de los trabajos de remodelación del Centro Cívico Constitución, el Museo de Historia Regional no estaba incluido como tal. En su lugar, el proyecto contemplaba una cafetería. Así estaba en los documentos de la obra y así se lo hicieron saber los encargados de ésta a Laura Aragón Okamura.

“Nadie me informó nada. Las autoridades municipales me dijeron que me fuera a mi casa y en el ISIC me respondieron con un simple ‘no te preocupes’, pero el encargado de la obra me dijo que tenía que ser honesto, que en este lugar se iba a construir una cafetería y que mejor hiciera mis trámites”, recordó.

Fue entonces, añadió, que intervino el INAH para que se firmara una carta compromiso entre ésta, el ayuntamiento y el instituto, que garantizara la preservación del museo. Antes, se habían planteado muchas propuestas de remodelación y por falta de interés y voluntad, éstas fueron desechadas o archivadas. Los cambios para que hubiera además de la sala de exhibición una museografía moderna, áreas de talleres y oficinas, debían culminarse a finales de 2010, lo cual no ocurrió.

Las obras fueron reiniciadas a finales de 2011 por la empresa constructora que remodeló el parque. La directora del museo pidió que en el proyecto participara Sevilla Poyastro, por haber diseñado el plan original del parque y el museo, a lo que las autoridades municipales accedieron, pero sin otorgar recursos adicionales.

Pero la obra no termina y ya estamos en agosto de 2012; mientras tanto el museo sigue cerrado y dicen que no hay presupuesto para sanitarios ni para oficinas. En tanto no terminen, el INAH no autoriza que se exhiban piezas, porque así lo señala el reglamento federal en la materia.

Aragón informó que funcionarios del ISC dijeron que el proyecto de remodelación de la museografía para este recinto no procedió, aunque posiblemente no hubo interés ni apoyo; eso reafirma que para las autoridades, el museo, el único de historia de Culiacán, con más de 50 años y tan visitado y tan querido, no ha tenido ni tiene el apoyo que requiere, lo que refleja que no hay interés en el conocimiento de nuestra historia ni por fortalecer la identidad del sinaloense mediante el aprendizaje que proporciona y promueve un museo como este.

La gente, destacó, puede encontrarse con la urna que tenía en su rancho o el metate de la casa de la abuela, y eso, además de producir euforia, refleja la identidad del sinaloense.

Parece que las autoridades no se dan cuenta de que el museo puede contribuir a ese otro sentido de ser sinaloense y que está lejos de la violencia y el narcotráfico. Y eso que es poco, muy poco, el dinero que se requiere. Pero si no hay voluntad, no van a destinar ni un centavo, advirtió.

Afuera del museo, dos empleados parecen fenecer entre el tiempo y la nostalgia. Barren, cuidan, lamentan. Son cómplices de las piezas, los recorridos de estudiantes, la historia dentro de la historia. La historia de ellos. Llena, como la de Laura Aragón Okamura, de pasión y vivencias y dignidad y entrega. Esa que no tienen quienes gobiernan.

He sido testigo del menosprecio de las autoridades hacia el apoyo a la cultura y a trabajos como el mío. Al mismo tiempo, día a día, soy testigo de que la población se acerca a ella, en este caso al museo, se entusiasma con el contacto con el pasado y disfruta del conocimiento de su historia. ¡Ninguna razón es suficiente para justificar dos años de cierre!