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La Jornada Olímpica/Londres 2012

Algunos las pierden de forma inverosímil

Piden a los atletas cuidar sus medallas; no tienen seguro
Foto
El equipo ruso de nado sincronizado se adjudicó la medalla de oroFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Sábado 11 de agosto de 2012, p. 9

Londres, 10 de agosto. Los dos perros del tenista británico Andy Murray fueron fotografiados usando las medallas de oro y plata que su dueño ha ganado.

El judoca brasileño Felipe Kitaday rompió su presea de bronce cuando se le cayó en la ducha y tuvo que recibir una en remplazo.

El esgrimista venezolano Rubén Limardo Gascón fue visto portando su presea dorada en el metro de esta capital.

Los ganadores se bajan del podio con sus reconocimientos en el cuello, pero luego dudan sobre qué hacer con ellos en la Villa Olímpica y sobre cómo llevarlos a sus países de manera segura.

Helen Glover, la primera mujer británica que gana una prueba olímpica de remo junto a su compañera Heather Stanning, dijo que estaba durmiendo con su medalla dorada bajo la almohada.

Los deportistas son conocidos por perder sus preseas y son aconsejados de no extraviarlas, ya que no tienen seguro y las de Londres están valuadas en 706 dólares.

Una vez que se les entregan las medallas pasan a ser responsabilidad de los atletas, dijo un portavoz del comité organizador y aclaró que no estaba al tanto de más preseas dañadas o extraviadas en Londres, aunque eso ha ocurrido previamente.

El remero holandés Diederik Simon estaba sentado en un restaurante en Atenas en 2004 cuando se dio cuenta de que había perdido su medalla de plata. Acudió a la policía, que encontró al conductor de un taxi que la tenía en su coche.

El remero italiano Davide Tizzano se metió al agua con la alegría de haber ganado oro en Seúl 1988, pero la presea se le cayó cuando fue empujado y tomó dos días de buceo recuperarla.

Una vez en casa, los atletas pueden guardarlas en fundas o cajas fuertes, o cederlas a museos u organizaciones para que las expongan públicamente. Sin embargo, algunos las pierden.

El boxeador Muhammad Ali dijo que arrojó la medalla de oro –que ganó en Roma 1960– a un río luego que se negaran a atenderlo en un restaurante porque era negro. En la ceremonia inaugural en Atlanta 1996, temblando por el mal de Parkinson, Ali recibió una presea de repuesto.

Por otra parte, el COI atribuyó al ruso Viacheslav Ekimov el oro de la contrarreloj de Atenas 2004, más de un año después de que el estadunidense Tyler Hamilton admitió haberse dopado.