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La verdadera historia de los superhéroes devino libro editado por RM

Dulce Pinzón traslada el valor del heroísmo a los migrantes

Toma un elemento de la cultura pop y revierte el discurso: no requieren poderes sobrenaturales para nutrir la economía del país que los expulsó

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La imagen de Pinzón, capturada entre 2005 y 2010, han dado la vuelta al mundo en exposiciones en más de 20 países; se han publicado en revistas y periódicos y circulan en Internet
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La imagen de Pinzón, capturada entre 2005 y 2010, han dado la vuelta al mundo en exposiciones en más de 20 países; se han publicado en revistas y periódicos y circulan en Internet
 
Periódico La Jornada
Lunes 23 de julio de 2012, p. 8

El Sorprendente Hombre Araña limpia los cristales de un rascacielos en Nueva York. Hulk, el colérico hombre verde, es cargador en una tienda de frutas y verduras. La Mujer Maravilla trabaja en una lavandería en Brooklin. Una veintena de migrantes fueron retratados por la fotógrafa mexicana Dulce Pinzón en la serie La verdadera historia de los superhéroes, con la intención de reivindicar al hombre común y corriente.

La identidad secreta de Spiderman no es Peter Parker, sino Bernabé Méndez, oriundo de Guerrero, quien cada mes envía 500 dólares a su familia, al otro lado de la frontera. Y no es Bruce Banner quien carga pesadas cajas que contienen verduras, sino Paulino Cardozo, paisano de Bernabé. Las imágenes de ambos aparecen publicadas en un libro editado por RM. En total contiene 20 fotografías de inmigrantes latinos vestidos con los trajes de populares superhéroes.

En entrevista, Dulce Pinzón relata que el proyecto surgió a partir del atentado a las Torres Gemelas, en 2001, cuando comenzó un renacimiento del tema del heroísmo. Yo quería que esos valores que están resurgiendo se pudieran trasladar a personas comunes, sobre todo a quienes por años han estado en el incómodo debate binacional, expresa Pinzón, nacida en la ciudad de México en 1974 y que vivió más de 15 años en Nueva York.

Las imágenes capturadas entre los años 2005 y 2010 han dado la vuelta al mundo en exposiciones en más de 20 países, publicadas en revistas y periódicos, y en Internet. “La primera lectura puede ser: ‘mira, qué chistoso, los superhéroes se están muriendo de hambre’”, pero el pequeño y preciso texto que acompaña cada foto, con el nombre, origen, profesión y cantidad de dinero que envían a casa, hacen que uno entienda quiénes son estas personas y qué hacen ahí paradas, de manera graciosa.

De acuerdo con la artista, el traje es un mero pretexto para poder sacar del anonimato y la invisibilidad a estas personas, quienes día a día viven así, porque siempre hay un migrante en la cocina o limpiando las oficinas cuando están cerradas.

El uso de un elemento de la cultura pop sirve para revertir el discurso de que un superhéroe debe tener poder extraordinarios o ser guapo, para trasladarlo a estas personas que no tienen poderes supernaturales, sino simplemente hacen lo que sienten que deben hacer y nutren con su fuerza a la economía consumista de un país. Por otro lado, al país que los expulsó le mandan, con esta noción de vínculo sentimental, remesas a su familia, lo cual hace que comunidades enteras prosperen.

Niñera, mesera, después en Naciones Unidas, como maestra de inglés y en una organización sindical, son los trabajos que Dulce Pinzón realizó durante tres lustros en los que radicó en la Gran Manzana, desde 1995.

Un despertar de la conciencia política y social fue una consecuencia que impulsó querer trabajar con la comunidad y plantear un proyecto de esta naturaleza a quienes fueron sus ex alumnos o personas con las que trabajó. No se me dificultaba pedirles algo tal vez demasiado deschavetado, pero entendían muy bien, porque sabían que era con mucho respeto, e implicaba también la confianza de poderme dar su nombre y estas claves. Por eso dedico principalmente el libro a ellos.

Nueva York, adonde llegó muy joven, describe, se convirtió, primero, en mi laboratorio de producción creativa. Y también en la gran escuela que me dio lecciones de humildad, porque siendo clasemediera te vas allá, con un poco de emoción y soberbia. Después te da lecciones de que realmente debes buscar tu lugar en el mundo, cuál podría ser tu aportación, además de respirar y comprar. La fotografía siempre ha sido mi herramienta para desplegar este discurso.

En la última página aparece una imagen inédita, un autorretrato donde está vestida con el atuendo de la Mujer Invisible: para mí era importante agradecer a todos los migrantes; entonces me fotografié bordando calcetines, en el el mismo espíritu de la colección.