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Diseñada por expertos de la UNAM, también registra temperatura, humedad y presión atmósferica

Contruyen radiosonda de bajo costo capaz de medir el ozono

Consta de un globo que mide 4.5 metros de largo por 1.5 de ancho y lleva un paquete de sensores que pesa alrededor de 120 gramos, explica Wilfrido Gutiérrez

 
Periódico La Jornada
Martes 17 de julio de 2012, p. 2

Integrantes del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), diseñaron y construyeron una radiosonda meteorológica de bajo costo, que permite medir temperatura, humedad, presión atmosférica y velocidad y dirección del viento, así como el ozono.

El instrumento, además de tener esa ventaja sobre los aparatos comerciales, es capaz de respaldar la información en una memoria, que posee un reloj de tiempo real, con el registro de fecha, hora, minutos y segundos, para evitar la pérdida de datos, en caso de tener problemas de radiocomunicación, explicó Wilfrido Gutiérrez López, encargdo del proyecto.

La desventaja de los equipos similares que se venden en el mercado es que su comunicación se puede interrumpir con un radio civil u otro tipo de señal, y con ello perderse la información, abundó.

Además, en los equipos comerciales no es posible modificar el tiempo de muestreo, que se efectúa cada dos segundos. Nosotros podemos hacerlo cada minuto o segundo, o cada dos horas, de acuerdo con las necesidades de la investigación, de manera puntual o promedio. Tenemos ese plus porque el software fue desarrollado por nosotros, explicó el universitario.

Gutiérrez López indicó que la ozonosonda surgió ante la necesidad de vigilar las variables meteorológicas de la atmósfera baja, y hasta la capa límite, en la que se mezclan los componentes.

La meta del proyecto, auspiciado por el Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT) de la UNAM, es obtener un instrumento de bajo costo, pues el que comercializa una compañía finlandesa cuesta alrededor de 100 mil dólares, y mejorarlo.

Así se logró obtener un sistema que consta de un globo tipo zepelín, que mide 4.5 metros de largo por 1.5 metros de ancho, el cual se llena con siete metros cúbicos de helio tipo industrial o globero. Lleva un paquete de sensores, un hilo para amarrarlo (por eso es llamado sonda cautiva) y un malacate para subirlo y bajarlo.

Utiliza un hilo de seda torcido –cada metro pesa un gramo– de dos milímetros de diámetro, pero muy resistente. Puede subir hasta mil 500 metros, aunque hasta ahora sólo lo ha hecho hasta mil 100 metros.

Puede volar a casi 54 kilómetros por hora, velocidad en que aún es capaz de sostenerse, abundó.

El pequeño paquete de sensores que lleva el globo pesa alrededor de 120 gramos; el que mide la presión atmosférica, por ejemplo, tiene dimensiones menores a una moneda de 10 centavos: es de 6.2 milímetros.

La dirección del viento, en tanto, se mide con un sensor que toma como punto pivote el campo magnético de la Tierra, mediante una brújula electrónica; el anemómetro, que mide la velocidad del viento, va montado en una veleta; todo el sistema funciona vía radiofrecuencia, precisó.

El software, creado por el equipo del CCA, integra todas las variables y las muestra en pantalla, al tiempo que cada archivo se guarda en una hoja de Excel para respaldar la información.

El sistema ya ha sido utilizado en Tijuana, en colaboración con Luisa Molina, directora del Centro Molina para Estudios Estratégicos sobre Energía y Medio Ambiente, con sede en San Diego, California, donde se hicieron lanzamientos durante 45 días.

El grupo de fisicoquímica de la atmósfera del CCA también lo ha utilizado para investigaciones en Amecameca y Puebla; además, el grupo de contaminación ambiental ha efectuado estudios de dispersión de contaminantes para la Comisión Federal de Electricidad en tres termoeléctricas del país, entre ellas la de Tuxpan, Veracruz.

Regularmente hace tres viajes al día

Regularmente, en una campaña sube tres veces al día durante un mes: por las mañanas, momento en que la atmósfera empieza a calentarse y el ozono a crecer; al medio día, hora de más calor, y por la tarde, hasta obtener la concentración de ese contaminante.

Cada vez que se emplea se pide permiso a la Dirección General de Aeronáutica Civil, para evitar incidentes con helicópteros o aviones y determinar hasta qué altura puede subir en ciertas coordenadas. También se da aviso a protección civil de cada estado.

La ozonosonda cautiva meteorológica del CCA, que podría ser alrededor de 10 veces más barata que la comercial, también es usada por la Facultad de Ingeniería en Sisal, Yucatán, donde se desarrolla un proyecto de energía eólica y se necesita medir vientos a diferentes alturas, expuso.

Por su importancia, los universitarios pretenden patentar el sistema, y han establecido contacto con instancias como el Centro Nacional de Investigación y Capacitación Ambiental, del Instituto Nacional de Ecología, donde se cuenta con un equipo comercial, pero ya obsoleto, para trabajar en conjunto y dar mayor presencia a la UNAM y al centro. También, se intenta incluir nuevos sensores para otros contaminantes, como óxidos de nitrógeno, finalizó Gutiérrez López.