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Los inversionistas, demasiado hambrientos de dividendos, critica

Inaceptable, el despido de trabajadores de Peugeot, afirma presidente francés
 
Periódico La Jornada
Domingo 15 de julio de 2012, p. 26

París, 14 de julio. El presidente de Francia, Francois Hollande, calificó de inaceptables los planes para despedir a 8 mil personas de la automotriz PSA Peugeot-Citroen y cerrar una de sus plantas, por lo que pidió una renegociación, a fin de minimizar el impacto social del recorte. También acusó a la automotriz de mentir sobre sus intenciones y de cometer graves errores estratégicos.

El Estado no se quedará de brazos cruzados, aseguró el socialista durante una entrevista televisiva con motivo de la fiesta nacional de la República Francesa.

Hollande adelantó que un programa gubernamental destinado a apuntalar al sector automotriz (que será anunciado el 25 de julio), incluye incentivos públicos para alentar a los consumidores a comprar vehículos fabricados en el país.

Descartó regresar al recorte de subsidios introducido durante la crisis financiera de 2009 por el ex presidente conservador Nicolas Sarkozy, que según dijo tuvo altos costos para los franceses.

La compañía dijo la semana pasada que su departamento de manufacturas está perdiendo 200 millones de euros (244.88 millones de dólares) al mes.

El anuncio de Peugeot se produce mientras Hollande afronta el escrutinio por alzas de impuestos en miles de millones de euros para cumplir con la meta de déficit de este año (según previsiones empeorará en 2013) y encara problemas para cumplir con sus promesas de campaña de bajar los peores niveles de desempleo vistos en Francia en 12 años.

Hollande, que llegó al poder en mayo con la promesa de reducir el desempleo y detener el constante declive de la actividad industrial de Francia, reconoció que Peugeot tiene razones para realizar los recortes anunciados. No obstante, el plan no es aceptable en su actual condición. Debe ser renegociado, aseveró.

El mandatario dijo que el gobierno tiene formas de ejercer presión y que podía brindar créditos para asegurarse de que Peugeot cumpla con sus compromisos a fin de que la planta Aulnay siga siendo un sitio de producción industrial.

Desestimó un llamado del presidente ejecutivo de la automotriz, Philippe Varin, para que el Estado reduzca las enormes cargas sociales que pesan sobre los costos laborales, que según dijo el ejecutivo hacen que la actividad fabril sea poco competitiva.

Es muy fácil culpar a los costos laborales. Hubo malas decisiones estratégicas, dijo Hollande. Hubo atrasos para tomar las decisiones difíciles y los accionistas estaban demasiado hambrientos por dividendos cuando se debió haber hecho más inversión, aseveró.

El gobierno dijo que consideraría tomar pasos como recortar la carga social o laboral como parte de un programa para impulsar la competitividad, que sería completado en octubre. Sin embargo, eso llegaría demasiado tarde para aliviar la actual crisis en el sector automotriz.

El presidente acusó además a Peugeot de desorientar a la opinión pública al ocultar sus planes hasta después de las elecciones presidenciales y legislativas. Hubo mentiras, este plan no fue anunciado aunque ya estaba en la agenda, y un retraso deliberado hasta después de las elecciones, declaró Hollande. Un portavoz de la compañía se negó a hacer comentarios.

Sindicatos alemanes lucharán contra recortes de personal

En Alemania los sindicatos advirtieron contra nuevos despidos o cierres de fábricas de Opel después de que el nuevo jefe de la automotriz habló de la necesidad de hacer más esfuerzos para salir de números rojos.

El presidente del sindicato IG Metall, Berthold Huber, pidió que la nueva directiva defienda a la empresa y advirtió a la matriz estadunidense General Motors (GM) contra cualquier cambio en acuerdos.

Quien quiera entregar Opel, tiene que ser consciente: sería el cierre de fábricas más caro que haya intentado jamás un grupo en Alemania, dijo Huber al diario Süddeutsche Zeitung.

La sorpresiva renuncia de Karl Friedrich Stracke como director ejecutivo el pasado jueves disparó los temores de que GM imponga más recortes a su deficitaria filial europea, luego que el sucesor, Stephen Girsky, ya adelantó cambios en la estrategia de la compañía y exigió nuevos esfuerzos a su plantilla.