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De ser árbol se inauguró en ese recinto de la capital de Oaxaca, fundado por Toledo

Acoge el IAGO exposición con dibujos de Sandra Pani y música de Mario Lavista

Después se montará en varias ciudades del sur de Estados Unidos, adelanta la artista a La Jornada

Queremos suscitar una relación de orden poético entre ambas expresiones, dice el compositor

Foto
Mario Lavista y Sandra Pani, antenoche, en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, durante la inauguración de la muestra De ser árbol Foto Jorge A. Pérez Alfonso
 
Periódico La Jornada
Sábado 7 de julio de 2012, p. 5

Concebida como un puente entre lo visual y lo sonoro, lo terrenal y lo espiritual, lo simbólico y lo concreto, el dolor y la redención, la muestra De ser árbol, de la pintora Sandra Pani, fue inaugurada la noche del jueves en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), fundado por el artista Francisco Toledo en la capital de esa entidad.

De tal forma, cumple su periplo por diferentes puntos del país, que incluyó su presentación en Guanajuato, durante el pasado Festival Internacional Cervantino, en octubre de 2011, y en la Universidad Iberoamericana, donde se mantuvo de febrero a marzo de este año.

Una vez que concluya su exhibición en el mencionado recinto oaxaqueño, a finales de agosto próximo, la muestra emprenderá una itinerancia por diversas ciudades del sur de Estados Unidos, merced a la Secretaría de Relaciones Exteriores, según adelantó su autora.

De ser árbol fue diseñada como una exposición multidisciplinaria en la que se establecen vasos comunicantes entre la pintura de Sandra Pani y la música del compositor Mario Lavista, a partir de la reflexión sobre las similitudes entre el cuerpo humano y el árbol, en términos simbólicos y formales.

En total son 36 los dibujos que integran esta serie (todos de gran formato), si bien, como ocurrió ya en Guanajuato, ahora en Oaxaca la pintora debió hacer una selección de una veintena, debido a lo reducido de las salas del IAGO.

Las obras de Pani recorren una frontera difusa entre lo humano y lo vegetal, e interactúan con la atmósfera intimista, casi mística de la partitura creada ex profeso por Mario Lavista, Música para un árbol.

La grabación de esta pieza sonora fue hecha por el flautista Horacio Franco, la chelista Bozena Slawinska y la soprano Verónica Murúa, quienes la interpretaron en vivo en el IAGO el jueves, al igual que lo han hecho durante las otras dos anteriores inauguraciones de la exposición.

El hecho de que la muestra se ha presentado ya en dos sedes diferentes, según Sandra Pani, le ha permitido en lo personal tener una lectura distinta de sus obras y que las mismas establezcan otras formas de diálogo con la música de Mario Lavista.

He encontrado aspectos de mis dibujos que antes no había advertido. Ello sobre todo a partir de comentarios y observaciones hechas por colegas y el público, explicó la pintora en entrevista.

Para mí, ha sido muy importante la mirada del otro, darme cuenta que estas obras son parte de mi mapa síquico pero que al mismo tiempo son universales y ya no me pertenecen, que son arquetípicas, dijo.

Parteaguas

La exposición es considerada por Sandra Pani en muchos sentidos un parteaguas en su trayectoria, aunque en particular la destaca por ser la primera vez que tiene una colaboración con la música, en concreto con el compositor Mario Lavista, de quien es esposa.

La parte de la música es algo muy cercano a mi persona. Siempre he trabajado con ella, la conozco e incluso la he estudiado. Sin embargo, ésta es la primera ocasión que hago algo de este estilo. Se trata de una muestra muy amplia, en la que mis obras, la partitura de Mario, la interpretación de los músicos, la poesía de Miguel Ángel Muñoz y el video conforman una propuesta más amplia.

Ha sido una experiencia tan gratificante y enriquecedora para la pintora, que adelanta el interés de emprender en breve un próximo proyecto similar al lado del compositor.

Por su parte, Mario Lavista explica que la conjunción de los procesos pictórico y musical en De ser árbol obedecen al mismo propósito de evocar la transformación constante del cuerpo humano en árbol.

Queremos suscitar una relación de orden poético entre las dos artes: un encuentro entre la mirada y la escucha, entre el sonido y lo visible, precisa el músico, quien menciona que la partitura de la muestra está concebida de forma abierta.

Esto hace de ella una obra diferente cada vez que es interpretada, no sólo en términos de duración, sino también sonoros, al dejar espacio para la improvisación de los ejecutantes.