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Se publicó la antología Una vez, una vida, de Ricardo Yáñez

Ahora soy incapaz de dar respuesta poética a lo que pasa en México
Foto
Ricardo Yáñez en la librería de La JornadaFoto María Meléndrez Parada
 
Periódico La Jornada
Domingo 1º de julio de 2012, p. 6

No entiendo de qué sirve ser poeta ahora en México, por como está el país, dice Ricardo Yáñez, colaborador de este diario, cuya obra fue antologada en un nuevo libro titulado Una vez, una vida, cuya selección estuvo a cargo de Ramiro Aguirre. Este no entender qué hago como poeta en un país como en el que estamos me ha metido en una especie de crisis. ¿Qué chingados hago aquí?, dice en entrevista.

Autor de al menos 10 poemarios y tres libros en prosa, Yáñez (Guadalajara, 1948) ha caído en una especie de sequía. Tengo unas semanas, para no ser demasiado crítico conmigo, de sequía. Es la incapacidad de dar respuesta poética a lo que pasa. Obviamente la mía es una crisis, y uno espera que pase, pero en este momento lo único que veo es violencia, por un lado, y sobresaturación electorera, y no puedo pensar en otra cosa. Como que yo debería estar en un monasterio.

No es que sea cursi, pero de alguna manera siento que todo me afecta. Hablo más de Ricardo Yáñez que del poeta. Soy hipersensible, más que sensible. A mí me gustaría ser sensible, y no hipersensible... es un poco enfermizo. Por ejemplo, en el periódico muchas veces veo la cabeza, pero no leo la nota: con eso ya sé qué pasó; si me meto a leerla toda empiezo a vivir realidades que no me corresponden.

En sequía creativa

Esta es la primera ocasión en que Yáñez, autor de Ni lo que digo, Dejar de ser y Estrella oída, entre otros títulos, tiene esta sequía creativa. Otras veces he decidido no escribir, otras tengo mucho trabajo y no puedo escribir, pero en este momento se trata de sequía. No he hecho nada sino descansar, porque también pienso que esto pasará. Procuro no enajenarme con que ya me enajenaron la poesía... es parte del proceso; vamos a esperar.

Una vez también renunció a la poesía en un gesto que pudo haber sido un poco teatral. Tenía unos 24 años. “Me dije: ‘ya no voy a escribir’, y no lo hice durante cinco años. La razón fue que me daba miedo escribir y no tenía ganas de ser poeta, porque en realidad no me he considerado nunca escritor, sino poeta, dije: ‘quiero llevar una vida normal’, y pues no, nunca pude”.

Volver a la escritura después de esos cinco años le costó trabajo. La poesía regresó muy poco a poco.

Ricardo Yáñez recuerda además que ni siquiera sabía que dedicaría su vida a la poesía. Es más, ni sabía que se podía dedicar uno a poesía. No sé de dónde saqué que tendría futuro como poeta. Era algo que me gustaba y con eso bastaba.

Hoy, en medio de esa sequía, se dedica a la canción, aunque ahorita las canciones tampoco me emocionan tanto. Pero la música es lo que más admiro en el mundo, más que la poesía. A la larga sí pienso que soy un músico frustrado. Aprendí mucho de la poesía con la música.

–¿En esta ocasión la poesía regresará?

–La poesía es independiente de uno. La voluntad del poeta, cuando mucho, es decir: ‘yo te espero o me preparo para esperarte’; en este momento no me estoy preparando, pero sí la espero.