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Limitarla al Huapango no corresponde con la relevancia de mi abuelo: Rodrigo Sierra

Pocos han profundizado en la obra de Moncayo, asevera nieto del compositor

Rescatamos 15 partituras y se digitalizaron, dice el pianista y director de orquesta a La Jornada

 
Periódico La Jornada
Viernes 29 de junio de 2012, p. 4

A un siglo de su nacimiento, que se cumple este viernes, José Pablo Moncayo (1912-1958) es uno de los nombres más conocidos y famosos de la música de concierto de México, incluso en el mundo.

Sin embargo, de forma paradójica, su figura permanece limitada sólo a una obra, el Huapango, considerado el segundo himno nacional, asume Rodrigo Sierra Moncayo, el único de los cuatro nietos del compositor que, como éste, abrazó el arte sonoro.

Algunos conocen o han escuchado dos o tres piezas más, pero son muy pocos los que han profundizado en la obra de mi abuelo, señala el pianista y director de orquesta de 29 años.

Quizá una de las razones más importantes, se debe a que muchas de las partituras permanecieron olvidadas o extraviadas. Aparecían (mencionadas) en el catálogo de José Antonio Alcaraz, pero desconocíamos dónde estaban.

Hoy se sabe que, tras el deceso del también director de orquesta, el 16 de junio de 1958, parte de ese material lo tenía su viuda, Clara Elena Rodríguez del Campo.

Hasta la muerte de mi abuela, en marzo de 2008, fue que revisamos ese archivo personal. No lo hicimos antes por respeto a su privacidad. Comenzamos en el segundo semestre de 2009, señala el entrevistado.

“Ordenamos todo; una gran cantidad de documentos y papeles, entre correspondencia personal y oficial, fotografías y partituras. Así aparecieron más obras.

Después, tuvimos apoyo profesional para digitalizarlas. Algunos documentos están muy deteriorados y destinados a desaparecer, porque el lápiz comienza a borrarse, pero afortunadamente ya fueron fotografiados.

Quince son las obras rescatadas del archivo personal de Moncayo, agrega Rodrigo Sierra, con lo cual su catálogo suma poco más de una treintena de composiciones.

Entre las partituras encontradas, destaca Potranca, que escribió para la película Raíz y de la cual se desconocían los manuscritos. Este hallazgo, por su importancia, dice, es comparable al de la Pieza para orquesta de cuerda, que no aparecía en ningún catálogo y fue localizada en Ediciones Mexicanas de Música.

Otras son Sarabanda, para piano solo; Tiempo de danza, para piano; un minueto; Simientes, para piano; Hueyapan, Cumbres, Sinfonieta y Muros verdes.

Foto
José Pablo Moncayo (1912-1958)Foto Archivo

Sobre los documentos personales de ese archivo que Sierra Moncayo considera valiosos, resalta “todo el expediente del Huapango”, entre el que hay una carta que el compositor envió a su esposa en la cual se manifiesta halagado porque a ella le gustó dicha obra y se la dedica. Asimismo, hay una misiva que da testimonio de que el ballet Muros verdes lo escribió para su compañera.

Parteaguas en la música mexicana

Sierra Moncayo, quien participa como concertista en la Cátedra Moncayo, a cien años de su natalicio, que concluye mañana en Guadalajara, dice estar muy orgulloso de llevar el apellido del músico y niega que represente para él una carga o un desafío.

Afirma que si bien una o dos obras han sido suficientes para que Moncayo haya logrado el reconocimiento como un gran compositor y gran orgullo del país, es necesario profundizar en el resto de su quehacer para disfrutarlo aún más.

Hay que descubrir los balances y sonoridades que puede ofrecer a través de todas las posibilidades de sus obras, desde las de orquesta y coro hasta la ópera y las de cámara. Es un gran compositor que tiene mucho que ofrecer, sólo es cuestión de echarse un clavado en todo lo que hizo.

Agrega que Moncayo es conocido casi de manera exclusiva como un autor nacionalista y se sabe poco o se desconoce su sesgo como músico expresionista. Lo enarbola, asimismo, como uno de los mejores orquestadores que ha tenido el país: Pocos como él, con ese oficio y talento.

Según Rodrigo Sierra Moncayo, su abuelo representa un importante parteaguas en la historia del arte sonoro nacional: Con él terminó toda una era en la composición mexicana, porque después vinieron Humberto Hernández Medrano, Mario Lavista, Julio Estrada... otra generación con un lenguaje muy distinto. Moncayo termina por cerrar esa etapa enorme que en sus principios fue encabezada por Carlos Chávez y Silvestre Revueltas.

Al respecto, considera que todos los músicos mexicanos tienen una deuda con el compositor jalisciense; en lo personal, comenta que desea dedicar su vida académica a estudiar la música de Moncayo y promoverla.