Capital
Ver día anteriorSábado 23 de junio de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Un jurista para el DF
L

a ciudad de México es por muchos conceptos una metrópoli privilegiada; no sólo es la capital de la República, es también el centro financiero, educativo y religioso del país, pero tiene otra característica peculiar, sus habitantes están muy bien informados y en su gran mayoría politizados, tienen opiniones políticas, espíritu crítico y por tanto no son fácilmente manipulables, por ello, en la capital no es fácil llevar a cabo estrategias electorales tramposas, comprar el voto o manipular boletas y actas.

No es gratuito, por tanto, que en las elecciones del primero de julio, según encuestas y proyecciones, se espere un nuevo triunfo de la izquierda, que sería el cuarto en la historia reciente; la novedad es, si así se puede llamar, que será, en esta ocasión, un jurista el que llegue al poder local. En efecto, desde que partidos de izquierda han gobernado la ciudad, las especialidades y profesiones de los titulares del Ejecutivo local han sido varias, pero en ningún caso ha estado al frente un especialista en derecho.

Cuauhtémoc Cárdenas, quien abrió camino en este proceso, es ingeniero civil, Rosario Robles estudió ciencias políticas, al igual que Andrés Manuel López Obrador; Alejandro Encinas es economista y Marcelo Ebrard estudió relaciones internacionales en el Colegio de México; será Miguel Ángel Mancera el primero cuya formación básica es la disciplina jurídica, inicialmente en la Facultad de Derecho de la UNAM y luego en otras instituciones de prestigio; por cierto, con buenas calificaciones y reconocimientos.

Este dato motiva diversas reflexiones; una personal, es para mí significativo saber que un abogado, egresado de mi facultad y que ocupó el cargo de Procurador de Justicia del Distrito Federal, se perfila para ser el jefe de Gobierno de la ciudad capital.

Que el futuro mandatario capitalino sea especialista en derecho puede ser un factor que acelere el proceso para que el Distrito Federal cuente, como las demás entidades federales, con una Constitución propia; la actual Ley Orgánica es de jerarquía menor y arrastra indefiniciones técnicas que permiten la injerencia de los poderes federales en decisiones locales; un jefe de Gobierno conocedor del derecho constitucional y con amplio apoyo popular puede mover las barreras que a ello oponen mezquindades políticas y celos en contra de los capitalinos.

Otro punto en la agenda del DF, menos discutido pero evidente, es el de la maraña de leyes, reglamentos y otras disposiciones administrativas que pesa sobre la capital del país; se diría que las disposiciones legales son incontables, nadie sabe a ciencia cierta su número ni hay recopilación legislativa que las abarque todas y esto ha complicado al extremo la vida de los capitalinos. Un conocedor del derecho al frente del gobierno puede iniciar el desenredo de esta madeja.

Hay consideraciones ideológicas o doctrinarias que se verán marcadas por la especialidad del jefe de Gobierno; por razón de formación profesional, los abogados somos proclives al conservadurismo (me consta) y tenemos inclinación a evitar los cambios. Estudiar derecho nos inclina en favor de estructuras seguras y probadas y nos parece difícil emprender transformaciones de fondo y batallar con novedades y posiciones revolucionarias.

En el caso del doctor Mancera, este punto será la piedra de toque de su gobierno; se define como hombre de izquierda, si bien no partidista, pues hasta hoy no milita en ningún partido; lo apoyan PRD, PT y MC, pero también y muy destacadamente Morena, el amplio movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador.

De su gobierno, es de esperarse, por tanto, una línea política congruente con el amplio apoyo popular que recibe; esto es, cuidado en puntos relacionados con la soberanía, la dignidad nacional, la defensa del patrimonio, la justicia social, apertura de oportunidades educativas y de trabajo y en el combate al crimen, prioridad de la prevención sobre la represión.