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Grecia vota por el euro

Los comicios de este domingo transcurrieron en calma y con gran participación

Haremos política de oposición, pero de forma constructiva: Alexis Tsipras, de la izquierda
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Mujeres musulmanas griegas acudieron este domingo a votar en la localidad de ThamnaFoto Reuters
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Lunes 18 de junio de 2012, p. 4

Atenas, 17 de junio. Una jornada marcada por la incertidumbre y por una votación copiosa se vivió hoy en Grecia, en las que fueron consideradas unas elecciones históricas no sólo para el país helénico, sino para el resto de la eurozona. Las calles lucieron un tanto desiertas, aunque durante el caluroso día no dejó de fluir la asistencia a las 20 mil urnas distribuidas en los centros escolares.

No hubo disturbios graves, salvo el lanzamiento de una granada que no estalló contra la emisora de televisión Skai, en Atenas, y los disparos al aire que realizó un joven con una carabina en la isla de Zakynthos.

Los cerrados comicios transcurrieron de manera pacífica, con los ojos del mundo centrados en los resultados y en las declaraciones de los dos principales contendientes: la derecha representada por Nueva Democracia, cuyo candidato, Antonis Samaras, es el vencedor, y el izquierdista Syriza, representado por Alexis Tsipras, quien señaló, antes de conocerse los resultados, que Grecia derrotaría al miedo y se proyectaría como un socio igualitario en una Europa que está cambiando.

Horas después felicitó a Samaras por la victoria. Ha obtenido la posibilidad de formar gobierno y nosotros lo veremos desde la oposición. No aceptaremos medidas de austeridad; haremos una política de oposición de forma constructiva, dijo.

Desde las siete de la mañana se abrieron las casillas, y desde ese momento no paró la asistencia, aunque el abstencionismo rebasó oficialmente 30 por ciento, cifra que de cualquier forma, indican los medios locales, significa que los griegos depositaron en las urnas la esperanza de salir de la pesada crisis económica que los agobia desde hace tres años.

En una de las escuelas habilitadas como centro de votación, en el céntrico barrio de Kukaki, Zisis Novis, comerciante de 56 años y partidario de Syriza, señala que estas elecciones son un laboratorio en el que un pueblo decide si continúa el modelo neoliberal o si en este país el pueblo se hartó y por lo tanto busca otra cosa.

Pero aquí, como dice otro de los entrevistados, la lectura no puede ser blanco y negro, pues aunque gane Nueva Democracia, el país tendrá una representación de izquierda histórica en el Parlamento, lo que pone en una situación de debilidad a sus adversarios vencedores.

Por su parte Yordanis, de 35 años, afirmó que “estas elecciones no cambiarán nada en el país, como lo quieren mostrar los medios de comunicación. Las cosas –dice– seguirán igual con uno o con otro”.

La euforia del triunfo griego en el partido de la Eurocopa y los incendios que las altas temperaturas provocan en los bosques son las notas que rodean las polémicas elecciones. La gente se concentró en sus casas y en bares después de las siete de la noche para seguir por televisión el conteo de los resultados y las primeras declaraciones de los candidatos. Parecía que veían un partido de futbol o algún otro acto deportivo.

Zisis Novis explica que, en efecto, ningún resultado cambiará de un día para otro la situación económica de Grecia, pero la izquierda era la única que podía poner un freno a las medidas de austeridad impuestas para salir de la crisis humana que se vive en este país.

Con Nueva Democracia, insiste, las cosas van a empeorar. Seguirá la política de la medicina que mata al enfermo: dos mil suicidios en los dos años recientes, escasez de medicamentos, un millón 200 mil desempleados, cada vez más griegos saliendo del país en busca de trabajo, mientras que se incrementan de manera alarmante las agresiones a los migrantes llegan de Afganistán, Bangladesh o Irak, entre otros, por parte de la derecha neonazi concentrada en el partido Amanecer Dorado que, por cierto, confirmó su inesperado porcentaje de votación de 7 por ciento.

La campaña del miedo tuvo su efecto, incluso en los que votaron por Syriza, pues ante la amenaza de que se impondrían corralitos, como en Argentina, muchos griegos sacaron su dinero de los bancos. Un tuit se refería, con humor, al estado de pánico creado: no quiero sembrar el pánico, pero fui a 10 cajeros automáticos y todos me dieron dinero.

Algunos pronostican que con el triunfo del partido conservador la gente volverá a tomar las calles cada vez que se anuncie una nueva medida, pues no se puede soportar más la carga de los recortes y el plan de austeridad. Otros opinan que hay mucho desgaste por todas las movilizaciones del año pasado, así es que no será tan fácil pensar en retomarlas.

Una partidaria de Nueva Democracia argumentó su voto de la siguiente manera: Se trata de un voto lógico. Si Europa dice que lo mejor para el país es Nueva Democracia, se le tendrá que apoyar. Horas después esta misma mujer festejó en Zappeio, a un lado del Parlamento, mientras los simpatizantes de Syriza se concentraron en Propulaia, a un lado de la Biblioteca Nacional, lugar emblemático para las manifestaciones, pues también ellos tenían motivo de celebración, sobre todo si se toma en cuenta que hace apenas unos meses tenían sólo 4 por ciento de las preferencias, y en esta jornada alcanzaron 27 por ciento.

La incertidumbre, sin embargo, es la que prevalece.