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En el álbum del músico vallenatero participan Alex Lora y Eugenia León, entre otros

Zona preferente remite a un Monterrey con más tranquilidad, dice Celso Piña
 
Periódico La Jornada
Domingo 10 de junio de 2012, p. 9

En Monterrey la cosa está que arde en materia de inseguridad. Los cerros, que es donde vive la bandita, la racita, mi gente, se ven más despoblados a ciertas horas, expresó en entrevista el músico vallenatero regio Celso Piña, quien promueve actualmente el álbum Zona preferente, hasta ahora el más completo de su carrera, pues presenta al músico desde sus primeros éxitos.

Mucho ha deambulado este artista popular, desde que se le metió la idea de aprender y tocar folclor colombiano. Eso en una tierra donde lo que más se oye es música de banda, la redoba y el bajo sexto. Hasta se burlaban de él. Como pudo, en el estudio de su casa del Cerro de la Campana, diario trataba de imitar unas canciones que salían de un acetato  que giraba en un tocadiscos, de los de cajita, lo cual era una tarea tortuosa.

Celso tocaba en fiestas por unas cuantas chelas. Eso le dio una experiencia que vale oro: el arraigo popular. Los trabajos de Celso circulaban, se oían, en los cerros. Se le catalogaba como música cerrera, corriente. Eso a Celso no lo arredraba, y siguió con la fe por delante.

Por eso es meritorio el álbum que ahora presenta, con dos cedés y un devedé que contiene el concierto que ofreció en 2010 en el Auditorio Nacional, donde compartió escenario con Alex Lora, Eugenia León, Benny Ibarra, Natalia Lafourcade, entre otros. Es una travesía musical, por el antes y después de la creación de un músico que inició lo que hoy es una subcultura.

“Tardamos dos años y por fin salió (el disco). Lo de actuar en el Auditorio Nacional parecía un sueño. Ni yo me ubicaba ahí. No era miedo, sino que yo debía de hacer primero acto de presencia aquí, lo suficiente para que la gente me fuera a ver, porque qué caso tiene tocar para las butacas. Yo esperé lo necesario. No me aloqué y primero vinimos varias veces al Zócalo y al Teatro de la Ciudad. Esa fue la estrategia, y pegó. Sembramos mi presencia pausadamente.

La racita, la base

“Desde que hice el disco Barrio bravo, hace 10 años, la banda se resistía a los cambios. Sólo quería la cumbia tradicional y no aceptaba las fusiones. Me decían que se oía bien gacho, muy feo. Les pedí que lo escucharan más y que les iba a gustar. Con el tiempo lo aceptaron y los discos que siguieron ya les costó menos trabajo aceptarlos. Ahora me preguntan que con quién voy a tocar en el que sigue.”

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Lamenta que la inseguridad haya aumentado en su ciudadFoto María Meléndrez

Su base sigue siendo la racita, como llama con cariño a sus iguales, los habitantes de los cerros, a los cuales se suman los jóvenes popis regios, a quienes Celso une en sus conciertos.

Consideró que hay estilos de música que no fusionaría, como el tribal, hoy de moda en lo grupero. “Ese sonido es monótono. Lo que nunca haría es tocar algo que no me gustara, porque todo lo que he hecho hasta ahorita me ha gustado. Si haces algo que no te complace cada vez que oigas ese disco te vas a maldecir tú mismo. Mejor no.

Otros cerros y montañas

Los retos ahora son llevar mi música a lo más recóndito. En 2011 anduvimos por Francia, Dinamarca y Bélgica, España. Este año repetiremos. Yo creía que mi mundo se iba a acabar en el Cerro de la Campana. Ya vi que hay otros cerros, montañas y mares.

Ya tampoco hago vallenato ciento por ciento, porque vallenato puro sólo se escucha en Monterrey. Si hago un disco de esa música sólo se va a escuchar en Monterrey. Por eso estoy abierto a otras cosas. Hoy el vallenato está muy fuerte en mi estado natal, pero nada más ahí.

Lamenta que actualmente la vida de noche en Monterrey esté muerta, por la violencia de la lucha contra el narco. La zona donde están los antros luce despoblada, y eso ha afectado al vallenato. Basta darse una vuelta al barrio antiguo y todo está cerrado.  ¡Todo eso está muy mal!, y uno la lleva. Esa onda pega más allá, porque me han cancelado presentaciones con dos o tres días de anticipación, por la inseguridad, porque la gente no va a los negocios por miedo. Estos discos remiten, hacen recordar otros momentos de Monterrey, con más tranquilidad, más paz, que esperemos que regresen.