Santiago, Chile., 7 de junio. Ante legisladores del Congreso Nacional de Chile, el presidente Felipe Calderón aseguró que América Latina no está desprovista, por desgracia, de populismos y autoritarismos, que en muchas ocasiones y en muchos de nuestros pueblos han sido los más aciagos enemigos.

Pidió hacer frente a la violencia y a la corrupción, que ha hecho que la región tantas ocasiones fracase en su destino de ser próspera, de ser libre de ser justa y de ser democrática.

Como parte de su rápida visita oficial a este país andino, Calderón fue recibido por los legisladores en la sede protocolaria del Congreso, ubicado en esta ciudad. Ahí, destacó los enormes y profundos lazos de hermandad que unen a los pueblos, y donde dijo que las actuales relaciones diplomáticas se encuentran en uno de sus mejores niveles.

En el acto, recibió de sus anfitriones la condecoración al Mérito en grado de Gran Oficial. Consideró que si algo ha hecho fuertes a México y a Chile en este momento es la defensa de principios, más allá de divergencias ideológicas; principios de libertad, de justicia, de derechos humanos, de legalidad, de Estado de Derecho y de democracia.

Calderón se refirió también a la lucha que enfrenta el país frente al narcotráfico. Efectivamente, México libra un esfuerzo y una lucha por su seguridad, por una seguridad democrática, ante un mal endémico que estamos sufriendo muchas naciones en nuestro continente, latinoamericano y caribeño, precisamente, las naciones que estamos entre los Andes, en la región productora de drogas de las más importantes del mundo, y Estados Unidos, el mayor mercado de consumo de drogas en todo el mundo.

A nuestros países, México, Centroamérica, el Caribe, Colombia y Venezuela, y otros más, nos toca enfrentar, entre otras cosas, el flagelo de la violencia, de la ambición y del crimen organizado, señaló Calderón.

Recordó que su gobierno decidió luchar en contra del crimen organizado, aún frente a quienes todavía sostienen la tesis que habría sido mejor dejarles el campo libre y no meterse con ellos. Ese pecado de omisión fue el que envileció la vida pública en algunos lugares de México y en otros, en la región latinoamericana, subrayó.

El presidente Calderón arribó por la mañana a esta capital, procedente de la ciudad portuaria de Antofagasta, en el norte del territorio chileno, donde en la víspera firmó con sus pares de Colombia, Perú y Chile la llamada Alianza del Pacífico, y su primer acto de esta visita oficial fue el depósito de una ofrenda floral ante el Monumento al General Bernardo O´Higgins, en la Alameda, para luego dar paso a la ceremonia de bienvenida oficial, en el Palacio de la Moneda, por parte del presidente anfitrión, Sebastián Piñera.

Tras este acto y una reunión privada con su par chileno, Calderón se trasladó a la sede protocolaria del Congreso, donde fue recibido por una representación de diputados y senadores, toda vez que el Legislativo sesiona oficialmente en Valparaiso.

Como parte de su vista, el mandatario mexicano acudió también a la Corte Suprema, donde se reunió en privado con su titular, Rubén Ballesteros, y, posteriormente, junto con el presidente Piñera, ofreció un mensaje a medios, en el que los jefes de Estado señalaron que sus países comparten valores, intereses y principios, no sólo historia y no sólo pasado.

En las palabras de halago, el presidente Piñera dijo a Calderón tener la certeza de que será recordado por los mexicanos como un gran presidente, por un gran latinoamericano y también por un gran ciudadano global.