Una transmisión de la Nasa hizo posible disfrutar el espectáculo que se repetirá hasta 2117
En 40 puestos instalados en el interior del país pudieron ver el fenómeno
Aportará información sobre la mecánica del sistema solar, dice experto en el Castillo de Chapultepec
Miércoles 6 de junio de 2012, p. 2
Los habitantes de la Tierra que quieran volver a observar directamente el tránsito del planeta Venus por la superficie del Sol tendrán que esperar hasta el 11 de diciembre de 2117.
Ayer, en más de 40 puntos del país se pudo observar el último transcurrir visible de ese cuerpo celeste por delante del llamado astro rey. Sin embargo, en puesto instalado en el Castillo de Chapultepec, en la ciudad de México –en el que además se realizaron conferencias sobre el evento–, el cielo nublado impidió ver el espectáculo por medio de telescopios especiales que el Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) había colocado, Los asistentes a este sitio pudieron ver el fenómeno por medio de la transmisión que la Nasa realizó al respecto.
Los astrónomos dicen que la muerte y el Sol no se ven directamente
, por lo que si no es por televisión o con telescopios con filtros especiales no se debe ver esta conjunción geométrica: ayer, el Sol, la Tierra y Venus se alinearon y este último pasó por uno de sus nodos. O sea, un eclipse de Sol, por Venus
. Un pequeño punto eclipsó por unas horas a la estrella rectora de nuestro sistema solar.
El arqueastrómono Daniel Flores, del Instituto de Astronomía de la UNAM, aseguró que los mayas a través de su historia siguieron las secuencias de conjunción superior e inferior de Venus
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En entrevista, aseguró que ahora ha aumentado la comprensión sobre estos fenómenos, y, en consecuencia, conocer mejor los comportamientos de la naturaleza
.
Afirmó que para el tránsito de Venus no hay investigación específica: son fenómenos entendidos
, además de que como hay tanto que hacer, no nos enfocamos a uno como éste
, pero lo importante es difundir la ciencia
.
¿Para qué sirve observar estos eventos?, preguntó La Jornada al investigador.
Dijo: Este fenómeno sirve para obtener información de otro tipo. Lo más importante es que se obtienen más datos para completar las leyes de movimiento, lo que lo astrónomos llamamos ecuaciones de movimiento, o sea, los coeficientes de las variables, las cuales aumentan en precisión. Es para lo único que nos sirve. No hay un aporte o conocimiento astronómico nuevo. Sólo es un aporte al conocimiento de la mecánica del sistema solar.
Los ciclos tan tardíos, explicó el académico, se deben al plano de la órbita de Venus, que está inclinada respecto a la de la Tierra, que es más horizontal. Entonces su nodo es ascendente. Como su órbita está inclinada, los nodos pueden coincidir en la parte alta, que son más comunes. Pero el que estamos viendo fue de la conjunción inferior. Hay intervalos de ocho, 105 y 120 años. El que nos tocó vivir ahora es por la inclinación de la órbita de Venus
.
Durante el fenómeno, los observadores (alrededor de 400 personas) apreciaron un minúsculo disco negro que lentamente pasó por encima de la cara del Sol.
Planetario del IPN
En el Planetario Luis Enrique Erro del Instituto Politécnico Nacional (IPN) se dieron cita poco más de mil personas, según autoridades de esa casa de estudios.
Con sombrillas listas, pero también con sus telescopios a cuestas, familias, alumnos de primaria y secundaria, así como del Politécnico se congregaron frente al planetario, en el que se proyectaron dos cápsulas informativas sobre el evento, que se transmitió en vivo por la Nasa.
Juan Rivas, director del planetario, explicó que desde la época prehispánica el tránsito de Venus por el Sol ha sido muy relevante, pues se trata de un planeta asociado con los ciclos para cultivar la tierra, pero también con el fin de una etapa y el principio de otra
.
El especialista Wilder Chicana explicó a cientos de personas la importancia para la astronomía moderna de un fenómeno natural que, aseguró, aun con un cielo nublado será relevante para el conocimiento de las estrellas
.
En 1769 el astrónomo francés Jean Baptiste Chappe viajó a México, a Baja California, acompañado de tres colegas galos, dos españoles y el mexicano Joaquín Velázquez León. Durante dos meses midieron con precisión un fenómeno similar. En 1874 fue cuando el evento se observó mejor en el continente asiático. En ese tiempo se organizó una expedición mexicana de observación a Yokohama. La misión estuvo encabezada por el ingeniero Francisco Díaz Covarrubias.