de pronto, cuando en la Ibero abrieron los ojos... el dinosaurio seguía ahí ...; pero esta vez no callaron... y 131 rostros indignados detonaron una inesperada presencia cuya ausencia a muchos nos apabullaba..., porque cuando en el agobio de la crisis múltiple, en la desolación de la debacle, las voces jóvenes no se escuchan, entonces la palabra esperanza deja de tener sentido... pero ¡no! no estaban muertos... andaban de parranda neuronal... y el silencio de los inocentes empieza a articularse en un rugido de significado aun dudoso, pero sin reserva jubiloso.

Quiénes son

Incluyendo a los adolescentes de 16 a 18 años, según el Censo de 2010 los jóvenes de México (16 a 29 años) totalizaron ese año 27.4 millones de personas (el 24.4% del total de la población), 14.0 millones de ellas mujeres y 13.4 millones hombres (Gráfico 1).

Sin ser cifras estrictamente comparables, como referencia y aproximación al rezago educativo se puede mencionar que en 2010 la población total en edad escolar (3-24 a) era de 47.3 millones de infantes y jóvenes, mientras que los matriculados en el sistema escolar, desde preescolar hasta postgrado incluyendo capacitación, eran sólo 34.4 millones (Gráfico 2).

Visto más objetivamente (sin incluir capacitación pues no especifica edades), el marco de referencia en 2010 es una matrícula total de 32.8 millones de alumnos en el sistema escolar, esto es, el 69.5% de los 47.3 millones de población en edad escolar (3-24 a) (Gráfico 3). Por niveles, la cobertura en preescolar (3-5) es de 71.0%; en primaria (6-12) de 95.9; en secundaria (13-15) de 93.4; en educación media superior (16-19) de 47.8; y en el nivel de licenciatura (20-24) de sólo 28.0%.

Razonablemente en línea con lo anterior, en un comparativo internacional de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para 2009 (Gráfico 4), México tiene un atraso relativo en preescolar con una cobertura de 78.1%; un nivel más o menos aceptable de 97.3% en primaria; un grave rezago en el segmento secundaria-bachillerato con sólo 77.5% de cobertura; y un abismal atraso en educación superior con apenas 27.9% de cobertura.

Sin olvidar la impostergable necesidad de elevar sustancialmente la calidad y versatilidad de la educación, en lo cuantitativo es claro que no podemos permitir que se siga evadiendo alcanzar una cobertura educativa total para todos los infantes y jóvenes de los 3 a los 18 años, ni una cobertura en el ciclo superior para que al menos dos de cada tres jóvenes estén cursando estudios universitarios.

Si a este agraviante desplazamiento educativo le agregamos la falta de empleo, la extensión de la pobreza, el cierre de oportunidades, la angustia y desintegración de las familias, la inseguridad,... y hasta la obstrucción de las vías de emigración, la pregunta obligada era ¿cuánto tardarán los jóvenes en explotar?, y cuánto en focalizar como los Ocupas el núcleo de sus (nuestras) desgracias y exigir la sustitución de este modelo de desigualdad global, subdesarrollo económico, degradación social y saqueo patrimonial.

Peña Nieto tiene sin duda la culpa de este atraso; debió haber ido a la Ibero hace seis meses. Sin embargo - y aunque sea contra reloj - lo importante es que ya iniciaron y ahora vamos a ver de que están hechos los jóvenes de hoy en México.

Son 23.8 millones y representan el 30% de los votos posibles en las próximas elecciones (Gráfico 5); potencialmente tienen la votación en sus manos... y también su futuro.

(Saúl Herrera Aguilar)

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