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Buscador de imágenes, fue alumno destacado de Manuel Álvarez Bravo y Gabriel Figueroa

Fallece Héctor García, uno de los grandes maestros de la fotografía

Se definía como un fotógrafo loco, que evitaba el desaliento y mantenía el ánimo en alto a través de la pasión por la cámara

Hoy será homenajeado en el Palacio de Bellas Artes

Foto
El ex colaborador de La Jornada, en la imagen titulada Coqueteando con La CatrinaFoto Guadalupe Martínez
 
Periódico La Jornada
Domingo 3 de junio de 2012, p. 4

Uno de los últimos grandes maestros de la fotografía mexicana, Héctor García, falleció ayer a los 88 años, en su domicilio de la ciudad de México.

El deceso ocurrió a las 6:50 de la mañana, por causas naturales, aunque en términos médicos se manejó como una insuficiencia cardiaca, informó la familia.

El creador, quien fue velado en una agencia funeraria del sur de la capital, recibirá este domingo, a las 12 horas, un homenaje de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes, según anunció la presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), Consuelo Sáizar, mediante su cuenta en Twitter.

De acuerdo con Héctor García hijo, su padre no dejó pendientes, debido a que en los últimos años ya no estaba activo, por cuestiones de salud.

El proyecto más importante que el fotógrafo logró ver y que concretó sobre todo su esposa, María, es la creación de la Galería Fundación María y Héctor García, ubicada en Cumbres de Maltrata 581, colonia El Periodista.

Era una de las cosas que más había anhelado mi papá, indicó el también fotorreportero. Sin embargo, precisó que quedó pendiente un gran homenaje en vida en el Palacio de Bellas Artes.

Los restos de Héctor García –a quien le sobreviven su esposa María y sus hijos Amparo y Héctor– fueron velados durante corto tiempo en la galería de la mencionada fundación, de donde posteriormente se les trasladó a la agencia funeraria.

Buscador de la luz

Este mismo sábado, se tenía contemplado asimismo un homenaje de cuerpo presente en las instalaciones del Centro de la Imagen, pero fue cancelado por cuestiones técnicas.

Autor de una prolífica obra que plasma tanto la vida cotidiana de la gente de a pie como los acontecimientos históricos más importantes del México del siglo pasado y el actual, Héctor Cobo García se mantuvo siempre activo y se definía como un fotógrafo loco, que evitaba el desaliento y mantenía el ánimo en alto a través de la pasión por la cámara (La Jornada, 05/04/05).

Nació en la ciudad de México en 1923. Luego de ser un niño vagabundo y trabajar como bracero en la industria ferrocarrilera de Estados Unidos, estudió en la Academia de Artes Fotográficas de Nueva York en 1944 y en la Academia de Arte Cinematográfico en 1946, con la ayuda del escritor Edmundo Valadés.

En la década de los 60 asistió a un curso de técnicas de información gráfica y artes visuales impartido por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Además de su amplia labor como fotógrafo, dirigió los documentales Juego y trabajo (1970) y Semana Santa cora (1971), cuyas imágenes ilustraron la colección Los indios de México, de Fernando Benítez.

Comenzó a presentar su trabajo desde 1955 y entre sus principales exposiciones se encuentran Rostros de México (1960), Los niños vistos por Héctor García (1966), Ser y razón de México (Nueva York, 1971), México fraternal (itinerante, 1972), Imágenes clásicas de Héctor García (1978), Orígenes de Nezahualcóyotl (2002) y Mitos virtuales (2003), entre muchas otras.

De hecho, Héctor García es el único fotógrafo mexicano cuya obra se expuso en la muestra anual PhotoEspaña 2005, en Madrid, con una selección de 25 gráficas, que después viajarán a Barcelona y París.

Fotorreportero de varios periódicos capitalinos y colaborador de revistas y otras publicaciones especializadas, también es autor de los libros Escribir con luz (presentación de Juan de la Cabada, 1985) y México sin retoque (con prólogo de Elena Poniatowska, 1987).

Vocación viajera

Entre los galardones recibidos por García, destacan el Premio Nacional de Periodismo en tres ocasiones (1958, 1968 y 1979) y el Nacional de Ciencias y Artes en 2002. Fue alumno destacado de Manuel Álvarez Bravo y Gabriel Figueroa, a quienes pudo conocer durante sus andanzas en los sets de los estudios Churubusco.

Gracias a su vocación viajera y al conocimiento que adquirió del México que le tocó vivir, el fotógrafo pudo tener acceso a figuras como David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Frida Kahlo y Diego Rivera.

En un ámbito distinto, pudo fotografiar también a Tin Tan, María Félix, Agustín Lara, Dolores del Río, Pedro Infante, los cómicos de las carpas y las bailarinas de los teatros y cabarets.

Pero también pasaron por su lente los escándalos y milagros que sucedían en las calles, las manifestaciones de los ferrocarrileros, las de los estudiantes en 1968, la vida cotidiana de los indígenas mayas, tepehuanos y coras, y los claroscuros de la modernización que vivió México a partir de los años 50, con sus autos lujosos, al lado de los pobres e indigentes.

A manera de homenaje en vida, fueron seleccionadas 160 fotos, de entre sus 2 millones de imágenes, contando negativos e impresiones, para realizar el libro Héctor García, un trabajo pensado por Juan García Oteyza y publicado por Ediciones Turner, en colaboración con DGE/Equilibrista y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

Del trabajo de Héctor García se han tratado de hacer muchas definiciones. Cuando recién se daba a conocer, el creador originario de la Candelaria de los Patos fue considerado por Diego Rivera como un excelente artista que expresa emoción, belleza, plenitud de forma y profunda sensibilidad y comprensión humanas, la vida que lo rodea, desde el accidente de calle hasta la plástica sublimada de la danza, pasando por todos los matices de las acciones del ser humano sobre la tierra, sus reacciones ante los hechos, mediante sus propias emociones.

Pero tal vez una de las opiniones más elocuentes fue la del escritor francés André Malraux, quien al ver la fotografía tomada por Héctor de un niño indigente tratando de refugiarse en el hueco de un pared, atinó a decir: esta es una de las fotos más crueles de México.