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Comité del Senado de EU cuestiona si es práctica común la contratación de prostitutas

Comparece jefe del Servicio Secreto por el escándalo de 12 agentes en Cartagena

El revuelo desatado por no pagar a una sexoservidora alcanza al ejército y hasta a la DEA

Cuatro de los implicados que fueron despedidos contratan abogados para exigir su reinstalación

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Mark Sullivan, director del Servicio Secreto, agencia encargada de la seguridad del presidente de Estados Unidos, se presentó ayer ante un comité de senadores para explicar lo ocurrido en un hotel de Cartagena horas antes del inicio de la Cumbre de las Américas el mes pasadoFoto Reuters
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En imagen de archivo Dania Londoño Suárez, contratada para servicios sexuales en Cartagena por un agente estadunidense que después se negó a pagarleFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 24 de mayo de 2012, p. 34

Nueva York, 23 de mayo. Cuando Dania se encontró expulsada de la habitación de un agente del Servicio Secreto de Estados Unidos en el hotel Caribe la madrugada del 12 de abril, sola en el pasillo y sin que le pagara los 800 dólares que se acordaron por sus atenciones, pocos se imaginaban que sería el inicio de uno de los mayores escándalos que sacudirían a varias agencias del Poder Ejecutivo estadunidense.

Ahora, el mayor recuerdo en Washington de la Cumbre de las Américas celebrada el mes pasado en Cartagena, es un escándalo sexual que alcanza al Servicio Secreto, al ejército y hasta la agencia antidrogas DEA.

Hoy, ante una audiencia legislativa del Comité de Seguridad Interna y Asuntos Gubernamentales del Senado, el director del Servicio Secreto –agencia encargada de la seguridad del presidente– se disculpó por las actividades de por lo menos 12 agentes, incluidos supervisores, que ocurrieron en Cartagena horas antes del arribo de Barack Obama a Colombia para asistir a la Cumbre de las Américas.

Estoy profundamente decepcionado y me disculpo por la mala conducta de estos empleados y la distracción que eso ha causado, declaró Mark Sullivan; agregó que los integrantes del Servicio Secreto siguen las normas que el presidente, el Congreso y el pueblo estadunidense esperan y merecen y que las acciones de estos agentes no representan esas normas.

Una docena agentes del Servicio Secreto, parte de un contingente de unos 55 enviado un par de días antes de la llegada de Obama a Cartagena para preparar las medidas de seguridad, fueron implicados en acciones como haber salido a antros y regresar a sus habitaciones con mujeres, muchas de ellas prostitutas. Todo se descubrió cuando una de ellas, Dania, de 24 años, se quejó de que un agente rehusó pagarle lo acordado y habló a las autoridades (hay versiones de que otros agentes salieron de sus habitaciones e intentaron hacer una colecta para pagarle a la mujer para que se fuera y callar lo ocurrido). La policía llegó y alertó a la embajada de Estados Unidos.

Poco después, la agente especial encargada de Miami y América del Sur entrevistó a los implicados y ordenó su regreso a Estados Unidos a la mañana siguiente, horas antes del arribo de Obama. Investigaciones internas concluyeron que nueve de los 12 agentes habían contratado prostitutas esa noche.

Pero aunque inicialmente, al estallar el escándalo, se intentó reducirlo a mal comportamiento de unos cuantos agentes, hoy legisladores cuestionaron si estas prácticas no son mucho más comunes. El senador Joseph Lieberman, presidente del comité, reveló que durante los últimos cinco años se registraron por lo menos 64 quejas por mala conducta sexual.

Y para complicar aún más las cosas, ahora cuatro de los implicados que fueron despedidos del servicio han contratado abogados para exigir su reinstalación, con el argumento de que no hicieron nada más allá de lo que siempre se ha tolerado, bajo reglas de que cuando no están en funciones, lo que ocurra en otro lugar es aceptable y que, por lo tanto, son chivos expiatorios en este caso.

El circo secreto llaman algunos agentes a lo que ocurre cuando llega a una ciudad un contingente grande del Servicio Secreto, reporta el Washington Post. Informó que varios de los agentes implicados en este escándalo son casados, y por lo menos uno es un supervisor con 20 años de carrera, y que este tipo de comportamiento no parece ser algo novedoso. En un reportaje anterior, se informó que al despegar hacia una misión en el extranjero, los agentes a veces dicen ruedas arriba, anillos fuera (en referencia a su matrimonio).

Aunque la prostitución es legal en zonas de tolerancia en Colombia, y los hoteles practican la discreción, parte de lo que detonó este escándalo es que los agentes ya tenían colmado al gerente del hotel Caribe, reportó el Post. El gerente estaba harto desde antes por el ruido de los agentes en el bar y su comportamiento con otros huéspedes, entre otras cosas. Estaba más que dispuesto a entregar la lista de los involucrados a los investigadores.

Junto con los agentes del Servicio Secreto, también hay una investigación sobre unos 12 militares estadunidenses que también participaron en este tipo de diversión.

Y hace un par de días, el inspector general del Departamento de Justicia informó que investiga posible conducta inapropiada de personal de la DEA en Colombia –contratación de prostitutas– en un asunto que no está directamente relacionado con el del Servicio Secreto, aunque la información provino de un agente de ese servicio, reportaron CBS News y la agencia Ap.

El profesor de historia latinoamericana y analista de políticas estadunidenses en América Latina, Miguel Tinker Salas, de la universidad Pomona College, en California, comentó en entrevista con Antonio González, en su programa Strategy Session en la radio KPFA, que todo este escándalo es una excelente metáfora para la relación de Estados Unidos con América Latina: los estadunidenses llegan con gran arrogancia, se aprovechan de todo y después no pagan.

Nadie sabía que las cumbres podrían ser tan divertidas.