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Brad Pitt protagoniza Killing Them Softly, que compite en Cannes

Interpretar a un gánster me incomoda menos que personificar a un racista

Lo de mi matrimonio con Angelina Jolie, sólo rumores, asegura

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Brad Pitt a su llegada al estreno de la cinta que dirige Andrew DominikFoto Ap
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Miércoles 23 de mayo de 2012, p. a10

Cannes, 22 de mayo. Con su larga melena dorada, perilla, bronceado y sonriente, Brad Pitt reinó ayer en la Croisette al defender su reciente interpretación en el filme Killing Them Softly, del australiano Andrew Dominik, con quien trabajó, en 2007, en El asesinato de Jasse James por el cobarde Robert Ford. El actor estadunidense, la primera estrella de Hollywood que desembarca en esta edición del Festival Internacional de Cine de Cannes, habló de política y de sus creencias, de la violencia en el cine y su paralelismo con el mundo actual. En particular dejó muy en claro que aún no hay fecha para su matrimonio con Angelina Jolie. No la hay. Sólo son rumores, dijo tajante.

Ray Liotta, Scout McNairy y Ben Mendelson acompañan a Pitt en ese filme, con toques de comedia negra, rodado con pretensión en sus planos y su forma artística. Killing Them Softly –basada en la novela de George V. Higgin, Cogan’s Trade– aborda los problemas de Jackie Cogan (Brad Pitt), un cabecilla encargado por la cúpula mafiosa de aniquilar a los dos autores del robo a una partida de póker. Cogan sabe muy bien cómo hacerlo, y, entre tanta sangre, disparos y violencia, está claro que es el único que mantiene impecable su engomado look y sus enormes gafas, precisamente porque prefiere matar a sus víctimas dulcemente, a la distancia, sin involucrar emociones ni sentimientos. Así no hay violencia ni dolor, explicó Pitt.

Se trata de una película que habla de nuestro tiempo y de nuestra sociedad, y de un Estados Unidos que se mueve sobre todo por el dinero y que teme, más que nada, ser víctima de la crisis financiera. En Hollywood existe una relación simbiótica entre arte y dinero, porque se necesitan el uno al otro para avanzar, aseguró.

Según Pitt, los actores encarnan a personajes que tienen opiniones diferentes en un país dividido. Los puntos de vista que se expresan en la película no tienen por qué ser necesariamente los míos, aclaró. “Interpretar a un gánster asesino como el de este filme me incomoda menos que interpretar a un personaje racista. Jackie Cogan intenta matar con precisión, para que no sea demasiado doloroso para su víctima, que debe morir pase lo que pase. Este último punto tiene que ver con el business, que no tiene por qué tener piedad. Estados Unidos es un país muy complejo, donde innovación, solidaridad, integridad y justicia son ideales que debemos defender a toda costa. Creo que la violencia es parte integrante de nuestra civilización. Por eso es fundamental filmarla. El cine es un mundo paralelo al actual”, agregó.

Con sarcasmo lo interrumpe el director Andrew Dominik: Creo que el tema central de esta película es que todos debemos tener la salud mental que muestra Cogan, el personaje de Pitt, el único lúcido, que tiene una misión que cumplir y se enfoca en ella hasta llevarla a cabo del mejor modo posible, sin derramamiento de sangre y sufrimientos inútiles. La violencia, sobre todo en esta película, es un elemento casi abstracto, como lo es en las fábulas de los hermanos Grimm, que dramatizan los problemas, pero difunden un mensaje a los niños. Me gusta la violencia en el cine, sobre todo si puedo expresarla de un modo no perturbador. Aquí los personajes saben que matar puede entrañar un sentimiento de culpa. Así que intentan que la violencia sea indolora. Desean que sea lo menos cruel posible para sus víctimas, insistió.

Crítica del capitalismo

El cineasta ha hecho de Killing Them Softly una crítica del capitalismo: Lo que me atrajo de la novela de Higgins fue la trama y los personajes; son formidables. Pero, a diferencia del libro, la película se sitúa en la fase final de la campana electoral que dio el triunfo a Barack Obama y en una ciudad indefinida de Estados Unidos. Se trata de un libro que describe la criminalidad. Pero cuando comencé a adaptarlo, me di cuenta de que también explicaba la historia de una crisis económica, la del capitalismo. Es una historia eterna.

La película se centra en el lado oscuro y aburrido de una sociedad oculta, en la que abundan los ladronzuelos y organizadores de crímenes. El cineasta exageró el estilo y los diálogos de la intriga voluntariamente. De este modo, Dominik hace lo contrario de lo que se veía en el ritmo y el estilo poético, casi melancólico, de El asesinato de Jesse James. El cine no es un medio para contar historias, es un medio para superar nuestros traumatismos, afirmó. Mediante su película, el director trae una visión sin concesiones de la relación que mantiene la sociedad estadunidense con el dinero. Para él, el único género que muestra a los estadunidenses como son es el género criminal. Porque es el único en el que es aceptable que todos los personajes piensen en el dinero, concluyó Dominik.