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El espectáculo de arte teatral y circense estrenó temporada en la Carpa Santa Fe

Cavalia exalta el lazo inmemorial que hay entre equinos y humanos

Ejemplares de razas, como española, lusitana y pura sangre, junto a los acróbatas obsequian una puesta casi poética

La carroza romana, uno de los actos más arriesgados que protagonizan

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La pieza fue concebida por Norman Latourelle y Dominque Day, en 2003. En la imagen, Gregory Molina en una de las suertesFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Jueves 17 de mayo de 2012, p. a13

El lazo inmemorial entre los caballos y los humanos es puesto completamente de manifiesto en una combinación teatral y circense denominada Cavalia, que se presenta en la Carpa Santa Fe de miércoles a domingo.

El relampagueante espectáculo –que tuvo su estreno el pasado jueves–, en el que caballos y una trouppe de humanos ejecutan toda suerte de actos arriesgados en tierra, columpio o en las cuerdas, es una puesta en escena casi poética; trae consigo su propio escenario, montado en el lomerío de Santa Fe.

Contra lo que se pudiera pensar, no se trata de ver a los espléndidos ejemplares de varias razas –española, cuartos de milla, lusitanos, pura sangre, indios y percherones– dar vueltas y hacer una que otra gracia. Aquí los bien cuidados cuadrúpedos bailan, corren, juegan y saltan sin las restricciones que impone el redondel de un circo.

Sobre un escenario oval, a desnivel, los caballos ejecutan suertes, intercalándose en su paso, unos con la elegancia y el porte del dressage olímpico y otros simplemente sementales de fuerte temperamento, ejercicio que parece gustarles. También disfrutan del reconocimiento de la galería, acomodada al amparo de una gran carpa de casi 30 metros de altura, con cabida para unos dos mil espectadores.

En sincrónico trotecillo o en plena carrera sobre la recta del escenario, de 50 metros de largo, el binomio despliega sus habilidades. La actuación de los acróbatas es también magnífica a la hora de la monta.

Gráciles y flexibles, amazonas y jinetes asombran con sus actos de alto riesgo, como la carroza romana, maniobra en la que un hombre controla un par de caballos de parado sobre sus lomos y a todo galope, uno de los pocos actos en que se utilizan bridas para manejar a los 47 ejemplares, todos machos, de los que 16 son sementales y el resto están castrados.

El espectáculo fue concebido por Norman Latourelle, uno de los fundadores del Cirque du Soleil, y su compañera Dominque Day, en 2003, quienes durante seis años planearon con finura cada detalle e invirtieron 27 millones de dólares. Cavalia se ha presentado en escenarios de Canadá, desde luego, Estados Unidos y varios países de Europa.

A diferencia de otros espectáculos ecuestres, aquí los actores de pezuña, con crines tan largas como las cabelleras de algunos de los actores de caminar vertical, trabajan en libertad. Conocen sus rutinas, aprendidas en largas sesiones en las que priva el mejor ingrediente para la enseñanza: paciencia y buen trato. El postulado es entender a la bestia y no al contrario.

La función puede continuar sin contratiempo aun cuando alguno de los participantes no esté de humor para actuar o se sienta cansado.

Una escenografía con lo más avanzado de la tecnología multimedia, con proyecciones panorámicas de cambios constantes al fondo del tablado y la música en vivo, a cargo de Michel Cusson, complementan la función, de dos horas de continuo movimiento, salvo el intermedio.

Cavalia se presenta de miércoles a domingo en la Carpa Santa Fe, ubicada en la Autopista México-Toluca, salida en puerta monumental. Los boletos pueden adquirirse en el sistema Ticketmaster: 5325-9000 y www.ticketmaster.com.mx