foto: RODRIGO MOYA

Contra bala y mentira
Cherán se defiende
autogobernándose

Marcela Salas Cassani

Luego de los asesinatos de los comuneros Santiago Ceja Alonso y David Campos Macías —ocurridos en abril pasado a manos de paramilitares asociados con grupos del crimen organizado y talamontes que asolan la región— la comunidad purhépecha de Cherán ha reactivado las fogatas, barricadas y rondas tradicionales del pueblo.

Pero a pesar de la autodefensa implementada, entre la población continúa la incertidumbre, “Aquí estamos amenazados y la situación está muy delicada. Aunque la gente del gobierno diga que no pasa nada, sabemos que en cualquier momento pueden cerrar una carretera y atacar a un compañero, estamos en alerta constante de autoprotección, como hemos venido haciendo desde hace más de una año”,  afirmó en entrevista con Ojarasca el comunero Salvador Campanur.

La Procuraduría General de Justicia (pgj) del estado de Michoacán y diversos medios de comunicación difundieron en abril que “tras un enfrentamiento a balazos entre habitantes de la comunidad indígena de Cherán y el poblado Casimiro Leco, mejor conocido como El Cerecito, ocho personas murieron: dos de Cherán, y seis de Casimiro Leco”.

Después se demostró que no hubo ningún enfrentamiento. En lo que resultaba un montaje y una mentira, las versiones iniciales del gobierno pretendieron “juntar” dos hechos aislados, haciendo aparecer simultáneos los asesinatos de Santiago y David, y el hallazgo de seis cadáveres con el sello de una ejecución del crimen organizado, en un hecho sin ninguna relación con la emboscada sufrida por los comuneros.

Se sabe quienes son y en qué andan los talamontes y los paramilitares. ¿Se trató de un intento más del gobierno michoacano de criminalizar la lucha por la autonomía de Cherán, la defensa de sus recursos y la legitimidad de sus acciones? Al menos jugó a agudizar las confrontaciones en la región (“odios” dijo la prensa), empalmando una ejecución con una historia muy diferente.

Lo que en realidad sucedió, aclararon después Campanur y miembros del Concejo Mayor, fue una emboscada en la que murieron dos habitantes de Cherán que se encontraban realizando labores de limpieza y reforestación en el bosque, mientras que Salvador Olivares Sixtos y Santiago Charicata Servín resultaron heridos.

Los comuneros de Cherán aseguraron que el gobierno quería hacer pasar esos muertos como parte de un enfrentamiento para culparlos de algo que “nosotros simplemente no hicimos”. Los seis muertos de El Cerecito, dijeron, fueron sembrados en su territorio y aseveraron desconocer tanto la forma como el motivo por el que fueron asesinados.

Después del ataque, una comisión de comuneros purhépechas sostuvo reuniones con funcionarios de la secretaría de Gobernación. Entre otras peticiones —como el desmantelamiento inmediato de los grupos paramilitares—,  solicitaron  la reactivación de los patrullajes mixtos (convoyes del Ejército y la policía federal, estatal, municipal y forestal). Pero esto no sucedió.

“Anteriormente”, señala Campanur, “un patrullaje de este tipo intentó apostarse en Tanaco, pero fueron atacados por delincuentes. Ahora no hay patrullajes ni apoyo por parte del estado. Nosotros ponemos los recursos humanos y económicos para nuestra defensa. De hecho, cuando las patrullas del estado son atacadas por criminales, se acercan a nuestras barricadas pues saben que ahí es un lugar seguro”.

Las pláticas con el gobierno, aseguran desde Michoacán, son sólo un trámite para informar lo que está pasando y cómo están las cosas en la comunidad, pues “nosotros somos los que vamos a tomar las decisiones, poniendo en práctica la autonomía y la libre autodeterminación que nos otorgan la ley y los convenios y pactos internacionales”.

Comunidades cercanas a Cherán también han empezado a defenderse de los talamontes. En San Felipe, por ejemplo, gente de San Lorenzo robó madera, y el pueblo agraviado los enfrentó quemando sus camionetas.

“El Estado no ha podido brindar seguridad y paz a los 2418 municipios del país, no ha entendido que estamos viviendo una emergencia. El crimen organizado hace con ellos lo que quiere y las consecuencias son los daños causados a nuestras comunidades.  Ya no queremos el modo de gobierno que ellos recomiendan. Tenemos derecho a gobernarnos como mejor nos convenga, y  preferimos el autogobierno a través de un concejo donde nadie tiene la autoridad para sí mismo”, advierte Campanur.

Tan sólo un fin de semana antes de la emboscada, el pueblo celebraba un año de su levantamiento cuando, hartos de los talamontes coludidos con los tres niveles de gobierno que depredaban los bosques de la región, se armaron con palos, piedras, palas y otras herramientas para frenar el saqueo. En febrero pasado, el Concejo Mayor de Cherán tomó posesión y se convirtió en el primer gobierno autónomo reconocido por el estado de Michoacán.