Sociedad y Justicia
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Todo para ellos
Periódico La Jornada
Jueves 10 de mayo de 2012, p. 41

Era 24 de diciembre y no tenía un peso para los regalos de mis hijos. Estaba tan desesperada que dejé la vergüenza a un lado y entré a una de las tiendas frente a las que barría cada día y le dije al propietario:

–Soy la señora que barre la calle, ¿gusta cooperar para mi Navidad?

–Yo no te conozco –me dijo–. ¿Ustedes la conocen?–, preguntó a sus empleados.

–Sí, es la señora a la que cada día le tiramos nuestra basura.

El señor, apenado tras oír aquello, me regaló 50 pesos. Y al final del día tenía 900 pesos y pude comprar los regalos para mis hijos.

Testimonio recogido en De la vía pública a la vía láctea. Pasando por Pino Suárez, editado por Territorios de Cultura para la Equidad, Asociación Civil. México, 2009.

Silvia se sometió a todo tipo de tratamientos médicos, visitó y se atendió en muchas clínicas; aunque vivía meses interminables de estudios clínicos y tratamientos no se daba por vencida. Cuando me cansaba lo dejaba unos meses y luego regresaba. Quería ser madre y lo logró, pero después de 11 años, cuando ya tenía 42.

Todos me dicen que cómo aguanté tanto tiempo y yo misma no lo sé, sólo quería un hijo. En ese anhelo la acompañó su esposo. Después del nacimiento se separaron. Es un poco extraño, ¿no?

Hoy Silvia está feliz, aunque reconoce que ya no tienes la misma energía y los chicos son muy demandantes, y hoy está concentrada en su hijo adolescente de 14 años.