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Poseen menos materia gris, importante para entender las emociones de los demás

Hallan evidencia de que los sicópatas tienen anormalidades estructurales del cerebro
 
Periódico La Jornada
Miércoles 9 de mayo de 2012, p. 3

Londres, 8 de mayo. Científicos que escanearon el cerebro de hombres condenados por asesinato, violación y ataques violentos hallaron la evidencia más fuerte hasta el momento de que los sicópatas tienen anormalidades estructurales en el cerebro.

Los investigadores, del Instituto de Siquiatría del Colegio Real de Londres, dijeron que las diferencias en el cerebro de los sicópatas los distinguen incluso de otros criminales violentos con trastornos de personalidad antisocial (TPA) y de personas sanas.

Nigel Blackwood, quien encabezó el estudio, dijo que la posibilidad de utilizar un escáner para identificar y diagnosticar este subgrupo de violentos criminales tiene importantes implicaciones para el tratamiento.

Falta de empatía

El estudio mostró que los sicópatas, que se caracterizan por la falta de empatía, tienen menos materia gris en el área del cerebro importante para entender las emociones de los demás.

Si bien los tratamientos cognitivos y conductuales podrían beneficiar a personas con TPA, el mismo enfoque no funcionaría para sicópatas con daño cerebral, dijo Blackwood.

Essi Viding, profesora del departamento de sicología y ciencias del lenguaje del Colegio Universitario de Londres, quien no participó en el estudio, señaló que éste proporciona nueva evidencia importante sobre la relevancia de distinguir personas sicópatas de las que no lo son en vez de agruparlas.

El hallazgo también tiene implicaciones para el sistema judicial, porque relacionar sicopatías con funciones cerebrales aumenta la posibilidad de presentar una defensa de demencia.

El equipo de Blackwood utilizó imágenes por resonancia magnética (IRM) para escanear el cerebro de 44 criminales adultos violentos en Gran Bretaña que ya habían sido diagnosticados con TPA.

Los crimenes que habían cometido incluían asesinato, violación, intento de homicidio y graves daños corporales. De los 44 hombres estudiados, 17 padecían TPA y de una sicopatía, mientras 27 no presentaban el diagnóstico.

Los investigadores también escanearon el cerebro de 22 hombres sanos que no habían cometido delitos. Los resultados mostraron que el cerebro de los sicópatas tenía mucha menos materia gris en la corteza prefrontal anterior y en los lóbulos temporales que en los criminales no sicópatas y las personas normales. Estas áreas son importantes para entender las emociones e intenciones de los demás, y se activan cuando la gente piensa sobre comportamiento moral, dijeron los investigadores.

El daño de estas áreas está relacionado con la falta de empatía, una respuesta débil al miedo y la angustia y la falta de emociones propias como la culpa o la vergüenza.

Existen claras diferencias de conducta entre las personas con TPA, dependiendo si sufren o no una sicopatía. Sus pautas de criminalidad son diferentes, lo que indica la necesidad de un enfoque separado en el tratamiento.

“Describimos a los pacientes sin sicopatías como ‘exaltados’ y aquellos con sicopatías como ‘fríos’”, explicó Blackwood.

“El grupo sicopático ‘frío’ comienza a temprana edad sus delitos, se involucra en comportamientos delictivos más variados y de mayor densidad y responde menos a programas de tratamiento en la adultez, comparado con el grupo de ‘exaltados’”, añadió.