Sociedad y Justicia
Ver día anteriorSábado 5 de mayo de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Seis organizaciones firman carta abierta dirigida al Presidente

Productores de maíz recurren a Calderón como último recurso

Enfrentan adversidades como la sequía y prácticas desleales

 
Periódico La Jornada
Sábado 5 de mayo de 2012, p. 39

Primero fueron las heladas y luego las sequías. A los embates del clima se sumaron las prácticas desleales y la expansión de oligopolios, así como la negativa gubernamental para autorizar mecanismos que amainen las pérdidas.

En medio de esa calamidad, los productores de maíz intentan sobrevivir, por lo que emitieron un llamado de emergencia, un SOS al presidente Felipe Calderón para que atienda las necesidades apremiantes de este sector y, de paso, evite que el consumidor pague también las consecuencias con precios muy altos de la tortilla.

Señor Presidente, en la actual situación ni el productor ni el consumidor están siendo debidamente atendidos. La nación pierde, advierten los representantes de seis organizaciones que agrupan, a su vez, a miles de campesinos y productores de tortilla.

En una carta abierta dirigida al mandatario, expresan que en este ambiente adverso para los maiceros mexicanos, sólo nos queda usted como último recurso, para que las cosas se encaucen por el camino correcto. Atienda nuestro llamado.

La crisis se evidencia en las dificultades para abastecer la demanda de producción y consumo de tortilla; aunque han cumplido con propósitos mínimos, se enfrentan con dificultades para comercializar sus productos y, sobre todo, para recuperar los costos y obtener algo de ganancia.

De un kilo de maíz se produce kilo y medio de tortilla. Por un kilo y medio de tortilla, el consumidor paga aproximadamente 20 pesos. El productor debería recibir no menos de cinco o seis pesos por cada kilo producido, pero hoy estamos batallando para que quienes están entre el productor y el consumidor paguen cuatro pesos con cincuenta centavos por nuestro maíz, indica la misiva que se difunde hoy en un desplegado de este diario.

Adicionalmente hay un avance de las compañías fuertes que controlan el mercado y que hoy se pusieron de acuerdo para traer maíz de Sudáfrica; lograron una cosecha récord y tuvieron la necesidad de exportar parte de su producción y fueron apoyados por su gobierno para sacar el excedente de su nación.

Desde el año pasado, los agricultores de Sinaloa –por ejemplo– sufrieron la inclemencia de las heladas. Los termómetros marcaron temperaturas menores a cero grados centígrados, fenómeno que no ocurría desde 1956, y que dañó totalmente 520 mil hectáreas de maíz, 70 mil de frijol, 50 mil de garbanzo, 20 mil de frutales, 32 mil de hortalizas y 10 mil de trigo.

Los agricultores resembraron medio millón de hectáreas de maíz y sorgo; obtuvieron una cosecha de 5 millones de toneladas, con lo que garantizaron la alimentación de millones de mexicanos y su esfuerzo fue reconocido por la FAO, escribió en estas páginas Ana de Ita, en el artículo La seguridad alimentaria como negocio (La Jornada, 28 de abril de 2012).

A pesar de ello –explicó la especialista– durante los tres primeros meses de este año las trasnacionales han importado 255 mil toneladas de maíz blando de Sudáfrica y otras 255 mil provenientes de Estados Unidos, por las que pagaron en promedio alrededor de 4 mil 900 pesos por tonelada.

Los firmantes de la carta abierta son Heriberto Armando Borboa López, por CAADES; Germán Escobar Manjarrez, de la Liga de Comunidades Agrarias; José Ulises Gaxiola Rodríguez, del Congreso Agrario Permanente (CAP); Elías Macías Vázquez, Asociación Nacional de Fondos de Aseguramiento; Juan de Dios Santos Soto, por AURPAES, y Alonso Campos Encines, por el Consejo Estatal del Maíz.

Piden a la Secretaría de Economía establecer un arancel que les permita competir ante esa oferta desleal, toda vez que no hay ningún acuerdo de libre comercio con Sudáfrica.

A la Secretaría de Agricultura solicitan apoyo para exportación y, en especial, esquemas de comercialización directa en zonas de alta densidad de población, cuyos planes ya fueron aceptadas por la banca.