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Ver día anteriorLunes 16 de abril de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Un simple baño de asiento
E

n las recientes vacaciones varios funcionarios de Veracruz se zambulleron en el mar para mostrar de esa manera que las aguas de la franja litoral Veracruz-Boca del Río no están contaminadas y, por tanto, no representan riesgos para la salud de los bañistas. Lo mismo hicieron años atrás sus antecesores y, en la costa del Pacífico, el gobernador de Guerrero René Juárez, el alcalde de Acapulco Félix Salgado Macedonio y colaboradores cercanos en las playas de Caleta y la Condesa. Los funcionarios de ayer y los de hoy seguramente pensaron que metiendo su humanidad al agua se obraba el milagro de purificarla, de acabar con todo aquello que la contamina. Para extender los beneficios de esta novedosa forma de convertir lo negro en blanco, bien haría el gobierno federal en enviar a esos funcionarios a otros sitios costeros del país (frecuentados o no por los vacacionistas) para que con un simple baño de asiento queden cristalinas.

Podrían comenzar, por ejemplo, con el corredor Coatzacoalcos-Minatitlán-Cosoleacaque-Cangrejera, al sur de Veracruz. Saneada la franja costera, extender la tarea tierra adentro, llevándolos luego a que devuelvan su salud ambiental a las cuencas del Lerma-Santiago, Pánuco y Grijalva, para citar tres con deterioro extremo. Luego acudir al sistema de riego 03, en el estado de Hidalgo, donde miles de hectáreas se siembran gracias a las aguas negras provenientes de la zona metropolitana de la ciudad de México. En un gesto de amistad con Estados Unidos, proseguir con la limpieza del Misisipi y los dos ríos fronterizos, el Bravo y el Colorado, que en cuanto a calidad sanitaria de sus corrientes no pasarían la prueba más mínima.

Pero volvamos al país real. Como ya es costumbre, este año nuevamente las instancias oficiales se contradijeron a la hora de garantizar el buen estado de las más de 200 playas visitadas por los vacacionistas. Una organización, El Poder del Consumidor, así como estudios de varios centros de investigación y de Greenpeace, demuestran que, por lo menos, 99 playas rebasaron en 2011 el límite de enterococos establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para no ser un peligro para la gente: 200 enterococos por cada 100 mililitros de agua. Lo anterior se confirma con los datos ofrecidos por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, Semarnat. En ellos aparecen destacadamente dos playas de Campeche, tres de Guerrero, tres de Jalisco, cuatro de Nayarit, tres de Michoacán y cinco de Veracruz, con el agravante de que son muy frecuentadas por la población. En algunas de ellas se supera, por mucho, los límites fijados por la OMS. Dos ejemplos: playa Chuquápan, en Michoacán, con más de 30 mil enterococos, y Rincón de Guayabitos II, en Nayarit, con 24 mil.

Sin embargo, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) negó que en las playas mexicanas hubiera contaminación. Ninguna contiene más de 200 enterococos, el límite fijado por la OMS, asegura, y las playas más concurridas no constituyen peligro alguno para los bañistas. Aclaró que si en algunos casos, como Zihuatanejo, en Guerrero, no hay datos sobre la calidad del agua es porque los gobiernos locales no dan a conocer la información respectiva. De todas maneras, ni la Cofepris ni la Semarnat desmintieron que días antes del periodo vacacional en la playa Villa del Mar, en Veracruz, por ejemplo, existieran más de 14 mil enterococos por cada 100 mililitros de agua.

Desde sexenios anteriores se prometió sanear las aguas negras de las ciudades y la industria para que no sean un peligro para la salud pública y el ambiente. Hasta legislación muy precisa existe sobre la materia y se han invertido muchos recursos en establecer decenas de plantas de tratamiento, que en no pocas ocasiones funcionan mal o, de plano, no sirven. Todo ello explica por qué ninguna ciudad costera del Golfo, el Caribe o la franja litoral del océano Pacífico puede presumir de que sus aguas están limpias. No será entonces con zambullidas ni baño de asiento de los funcionarios en las aguas marinas como se resolverá el problema.