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Chavela Vargas presentó La luna grande... disco poemario en tributo a García Lorca

Federico, voy detrás de ti, con mis plantas cansadas de amar

El público ovacionó y ofreció su cariño a la cantante en el Palacio de Bellas Artes

Con las lágrimas de la intérprete se llora muy bien; no son de tristeza, sino de limpieza: Martirio

Es ejemplo para todas las cantoras: Eugenia León

Fue al Tenampa a comer y ver pasar los tequilas

Foto
Raúl Rodríguez, Martirio, Laura García Lorca, Chavela Vargas, Eugenia León y los macorinos Miguel Peña y Juan Carlos AllendeFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Lunes 16 de abril de 2012, p. a13

Extiende la mano y enséñame algo de tu vida y de tu muerte, que nadie sabe qué hicieron con ella, recitó este domingo la cantante Chavela Vargas en el Palacio de Bellas Artes a Federico García Lorca, durante la presentación de su disco-libro más reciente, que rinde homenaje al desaparecido poeta y dramaturgo español.

¿Qué hicieron con tu muerte? es el título del poema con el que Vargas recordó a quien se considera uno de los poetas de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo XX. El texto forma parte del libro-poemario La luna grande..., que la cantante creó para rendir tributo a quien considera elegido de los dioses.

Poesía, música y el sentimiento de Chavela Vargas se unieron en la presentación del cedé poemario, que produjo el sello Discos Corason, y que está integrado por 18 títulos, dos de los cuales son de autoría de Vargas.

Vargas, quien tiene 80 discos grabados, ofreció una velada intimista, a partir de los poemas del vate granadino, que el público ovacionó, lo cual la intérprete agradeció con los brazos extendidos.

Acompañada de las cantantes Eugenia León y Martirio, así como de Laura García Lorca, sobrina del poeta español y directora de la fundación que lleva el nombre del literato, Chavela Vargas Deleitó a un público que no escatimó muestras de cariño.

En el escenario, la cantante hizo gala de su voz y dio lectura a los poemas de García Lorca acompañada de la música emanada de las guitarras de Juan Carlos Allende y Miguel Peña (músicos de cabecera de la intérprete: los macorinos) y de Raúl Rodríguez (hijo de Martirio).

Unida a él

García Lorca me mantiene unida a él; lo admiro profundamente, pienso que es uno de los seres que se fue temprano porque es elegido de los dioses. Adelante, Federico, que voy detrás de ti con mis plantas cansadas de amar, expresó la artista, que asegura haber bebido en su vida más de 45 mil litros de tequila y tener un hígado apto para donación.

La voz de Vargas, quien vistió de negro y usó un poncho blanco para esta ocasión, hizo temblar el escenario mexicano.

En este trabajo discográfico Chavela ha hecho suyos los sonetos de García Lorca; gracias, Chavela, afirmó Laura García Lorca.

Esto es un arcoíris de emociones, de sentimientos, presidido por la belleza enorme de Federico y la voz y la forma que tiene Chavela de reunir a tanta gente, de distintas edades, de diversos países, que han aprendido con ella a cantar, a amar, a perdonar, declaró Martirio.

Nunca he visto interpretar una canción como ella; esas canciones tan aparentemente duras. Esta mujer abre los brazos y se acabó el dolor, porque ha sido capaz de perdonar, y una mujer que canta sin rencor cura el alma de la gente.

Martirio afirmó que Chavela convierte las canciones en cante y éste en libertad. Con su canto ha cambiado la vida de quien la ha escuchado. Su frase, canto y repertorio son una escuela maravillosa. Con las lágrimas de Chavela se llora muy bien, porque no son lágrimas de tristeza, sino de limpieza.

Con el Palacio de Bellas Artes lleno, la gran dama del canto mexicano revivió los momentos sublimes en los que ha logrado contacto con el poeta español, desde que vivió en el mismo cuarto de la Residencia de Estudiantes de Madrid que habitó el escritor.

Eugenia León tomó el micrófono y comenzó el espectáculo con La santa, ganándose a los asistentes por su inigualable voz. Segundos después se escuchó el poema Noche del amor insomne y enseguida la pieza Si tú te vas, con la española Martirio. Luego Amor amor. Después tocó el turno a Vargas, quien sorprendió con el tema Cruz de olvido en un cante lleno de dolor, amor y nostalgia.

En su intervención, y en tono bromista, dijo que La luna grande... fue un disco de mala noche.

Durante la presentación, Eugenia León recordó que conoció a Chavela Vargas en un programa de televisión. Afirmó: “Expresaba un México diferente. Ella expresa el dolor y la vida de todos los mexicanos; es una referencia para todos las cantantes.

Es ejemplo para todas las cantoras que han querido cantar con un mínimo de decoro y humildad, destacó León.

El espectáculo continuó con temas como Quisiera amarte menos, Amar y vivir, Las simples cosas, Piensa en mí y La llorona, acompañados por los versos de Yo soy la madre de doña Rosita, El poeta habla por teléfono con el amor, Romance de pena negra, El cielo tiene jardines y ¿Qué hicieron con tu muerte?

La interpretación de La llorona de Eugenia y luego de la misma Chavela fue la eterna despedida, al tiempo que hizo llorar a más de uno cuando improvisaba con su voz añeja y sabia, tanto como los segundos en los cuales el guitarrista Raúl Rodríguez ejecutaba con una soberana versión flamenca de esa melodía, que, según dijo, escuchó en el viejo músico sevillano Diego del Gastor. El guitarrista expresó que sin saber también la había escuchado de Chavela en los años 60 y ahora se la brindaba a ella en forma soberbia.

“Así tenía que ser La luna grande...; tenía que hablarlo, que frasearlo, que poner atención a la música, a la letra, y así se hizo y aquí estoy viva todavía para ir siempre buscando una estrella, que no amanece todavía, voy a esperar que venga un día, un día sí vendrá, yo la esperaré paloma mía, abre tus alas y dile adiós al día”, señaló Vargas.

Al final del espectáculo, el público de la sala de Bellas Artes repitió la dosis a Chavela Vargas, al despedir con fuerte y nutrido aplauso, amén de expresiones como ¡Viva Chavela! ¡Te queremos! ¡Por ti vivimos y por ti morimos!

Al final de la jornada, Chavela Vargas decidió ir a comer al Tenampa, en el corazón de la Plaza Garibaldi, donde recordó sus mejores años, como éstos. La acompañaron Lorena Barrera, Liliana Achuy y su inseparable María Cortina, a quien dedicó un homenaje.

En ese lugar, en medio de marichis y bajo los murales en los que aparece su amigo José Alfredo Jiménez, Chavela veía pasar los tequilas que no pudo beber, y, con una sonrisa, todavía recordaba el estruendo de aplausos que minutos antes su público le brindó en Bellas Artes.

Chavela paseó en Garibaldi como la sangre que transita del dolor al placer.