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Eduardo Sacheri publica en Alfaguara Papeles en el viento

El futbol, tan parecido a la vida, me sirve para pintar la esencia del hombre
 
Periódico La Jornada
Lunes 19 de marzo de 2012, p. a12

Hay quienes sostienen que el futbol no tiene nada que ver con la vida del hombre, con sus cosas más esenciales. Desconozco cuánto sabe esa gente de la vida, pero de algo estoy seguro: no sabe nada de futbol.

Así explica el escritor argentino Eduardo Sacheri (Buenos Aires, 1967) su pasión por ese deporte, que sirve de contexto en su literatura, la cual permite reflexionar con sentido del humor sobre diversos temas, que a final de cuentas confluyen en el ámbito de lo cotidiano y esencial de la vida.

Eduardo Sacheri escribió la novela La pregunta de sus ojos, la cual fue llevada al cine por Juan José Campabella con el titulo El secreto de sus ojos, cinta que fue distinguida con numerosos premios, entre los que destaca el Óscar a mejor película extranjera en 2010.

De visita en nuestro país, el autor, en charla con La Jornada, habla sobre su novela más reciente, Papeles en el viento, publicada por Alfaguara, y considerada un canto a la amistad y prueba de que el amor y el humor pueden más que la melancolía.

En su calidad de aficionado y escritor, Sacheri considera que los varones son poco comunicativos con lo más profundo de su ser, pero con el futbol, dice el autor, “somos más permeables, infantiles, genuinos, en lo bueno y en lo malo. No es que seamos mejores personas cuando jugamos, vemos o hablamos de futbol, pero sí más auténticos.

“Me gusta pintar personajes comunes y corrientes, en cuyas vidas no heroicas el futbol tiene un lugar importante, por eso uso con frecuencia ese deporte como material literario, como puente para hablar de esas otras cosas de la vida. El futbol, en su carácter democrático, imprevisible, colectivo, solidario, que lo vuelve –en pequeño– tan parecido a la vida, me sirve para pintar esa cotidianidad, esas otras cosas que son más importantes que él.”

A partir del Óscar que recibió la cinta basada en su libro, más que cambiar su visión como autor, es más compleja mi vida como escritor. Esto ha sido así porque el cine se desarrolla en un universo más masivo que la literatura. De ahí que te conoce más gente, te hacen más entrevistas, se abren distintas posibilidades de trabajo, sobre todo, en cine. Pero a final de cuentas no me gustaría supeditar mi labor literaria al cine. Me gusta pensarme como un escritor que de vez en cuando puede escribir para una película, porque es muy interesante, aunque no tanto como escribir cuentos y novelas.

Autor de los títulos Esperándolo a Tito y otros cuentos de futbol, Lo raro empezó después, Cuentos de futbol y otros relatos, Un viejo que se pone de pie y otros cuentos, y de la novela Aráoz y la verdad, Eduardo Sacheri detalla que en sus personajes con vidas comunes y corrientes busca esos destellos extraordinarios, que a veces les toca enfrentar circunstancias, amores, tragedias y oportunidades extraordinarias. Pero no porque esas circunstancias los conviertan en otras personas, sino porque siguen siendo las mismas personas, con las misma complejidad como somos todos. Ahí, puntualiza, “me gusta situarme.

“No cambio el universo temático, lo que cambia es la voz narradora. A veces elijo una voz más erudita y distante, a veces prefiero meterme en la cabeza del personaje; a veces, como en Papeles en el viento, uso un narrador externo y omnisciente, pero que en cada capítulo rota y se ubica en la perspectiva de cada personaje y desde ahí cuenta la historia”.

Sacheri también es profesor y licenciado en historia. No me interesa hacer novela histórica, dice. Como escritor, su profesión influye en que trato que en la ficción se respeten los hilos de verosimilitud con la realidad histórica; es decir, que los personajes hablen, piensen y actúen de acuerdo a la época en la que viven.

Papeles en el viento, entre otras cuestiones, tiene que ver con el mercado de compra y venta de jugadores en Argentina, como contexto histórico, pero la historia que se cuenta es lo que ocurre luego de que Alejandro El Mono muere.

Su hermano y un grupo de amigos de la infancia apenas se dan tiempo para el dolor, pues les preocupa la hija de El Mono. Quieren darle todo el amor que sentían por su amigo y asegurarle un futuro, pero en el banco no hay ni un peso. El Mono invirtió todo el dinero que tenía en la compra de un jugador de futbol que prometía, pero se quedó en promesa. Y los 300 mil dólares que costó su pase están a punto de evaporarse.

La novela, dice el autor, trata de cómo los tres amigos enfrentan la muerte de su amigo, qué hacer después, así como el desafió entre ellos de conservar su amistad.

Sacheri concluye: Para mí, escribir es una continuidad de leer. Empecé a hacerlo cerca de los 30 años, y ahora tengo 44. Lo hice por placer, sin más propósito que pasar una noche de insomnio. Escribo historias que no encuentro y que me hubiera gustado leer. De ahí que tengo una postura de lector cuando escribo.