Por aclamación, que sólo se vio en una tercera parte de dirigentes de pie en la sala y que fue cuestionada como democracia dirigida, Mario Vázquez Raña se religió para sus últimos cuatro años como presidente de la Organización Deportiva Panamericana (Odepa).

De todos los deportistas, el que gana es uno, luego le siguen el dos y el tres, y aquí había uno solo, exclamó el dirigente tras la votación de la asamblea general de la Odepa, que conduce desde 1975.

El proceso de elección del organismo continental fue increpado por el presidente del Comité Olímpico de República Dominicana, Luis Mejía, quien no pone en duda el liderazgo de Vázquez Raña, pero insistió sin éxito en que se procediera a votación secreta.

A la propuesta, unos más tímidos que otros, se adhirieron otros siete miembros, de acuerdo con la contabilidad que llevaba Vázquez Raña al preguntar uno a uno y en desorden a los asistentes, de los cuales 14 se inclinaban por votación abierta o mano levantada, como lo denominó, pero el titular decidió que la mayoría, de 19, optaron por la aclamación o aplauso, método por el que se eligió, a pesar de que sólo una tercera parte se levantó finalmente de su lugar en el salón repleto de dirigentes de un hotel de Paseo de la Reforma.

Atrás habían quedado las épocas en que el también presidente de la Asociación de Comités Olímpicos Nacionales y ex titular del Comité Olímpico Mexicano solía retar en sus diversas elecciones al afirmar que, con un miembro que no levantara la mano para apoyarlo, entonces se retiraría de la contienda, aunque pocas veces, o ninguna, tuvo contrincantes.

Esta vez, el dirigente que ayer mismo fue ratificado como miembro del Comité Olímpico Internacional, al menos hasta concluir los Juegos Olímpicos de Londres, tuvo que intervenir para destensar la atmósfera creada por la propuesta del dominicano, quien apeló al buen gobierno que, aseguró, distingue a la Odepa, en su intento porque hubiera sufragio secreto.

Los que estén en contra mía, no tengo problema, que lo hagan a mano alzada; no me voy a molestar de ninguna manera, prometía Vázquez Raña.

Luis Mejía estaba insistente, a pesar de que Vázquez Raña le advirtió que sólo permitiría una sola intervención por persona sobre un solo tema, fue secundado en su momento, entre otros, por Islas Vírgenes Británicas, Bolivia y Venezuela, cuyos representantes aducían a la fortaleza que ganaría el propio relegido si era apoyado por la mayoría en secreto.

En medio de la confusión, el representante de Antigua llamó al aplauso mediante el ejemplo, pero ante su aspaviento y palmas prevaleció el silencio y algunos rostros de desconcierto.

Convencido de que ganaría la elección, por ser de cualquier forma candidato único, Vázquez Raña explicó a la asamblea la complicación que ocasionaría el escrutinio, porque algunos países tienen doble voto, ante lo cual, el conflicto se diluyó, y tras el escaso reconocimiento, el dirigente mexicano dijo: más democrático que yo, nadie, y expresó que continuará en la Odepa con la misma ilusión que llegué en 1975, pero con más experiencia.

Respecto del cambio del comité ejecutivo de la Odepa, Vázquez Raña admitió: metí a dos de México para la vicepresidencia, en la que nombró a Ivar Sisniega y dejó fuera a Felipe Muñoz, pues éste último, dijo, se va de diputado, con lo que el dirigente marcó de paso el destino del Tibio al frente del Comité Olímpico Mexicano.

Muñoz Kapamas insistió en que las tareas de legislador son compatibles con las del COM, aunque tendrá que tomar una decisión más adelante.