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Padecen abusos y vejaciones la mayor parte de operarias de taxi

Representan 0.20% de los conductores; aseguran que van ganando terreno

Riesgos de ser asaltadas, padecer acoso sexual o sufrir agresiones, a la orden de día

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Seis mujeres relataron sus experiencias tras el volante de un taxi. Aseguran que incursionar en una profesión asociada con los hombres no ha sido fácil, pero que sostendrán su interés por mantenerse en élFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Jueves 8 de marzo de 2012, p. 43

La falta de empleo, de estudios, los bajos salarios que se pagan, la necesidad de sacar adelante a los hijos, cuidar a los padres o el simple gusto de manejar ha llevado a 380 mujeres a incorporarse a un mundo de hombres: el taxi, donde el riesgo de sufrir un asalto, ser víctima de acoso sexual y hasta de agresiones verbales de los compañeros está a la orden del día.

La vida no es fácil, pero cuando tienes la obligación de sacar adelante a tus hijos, nada te detiene, ni siquiera que te llamen lesbiana, marimacha o hambreada; te la mienten, te hagan señales obscenas, te griten que mejor regreses a la casa a lavar los trastes, o te ofrezcan hasta 500 pesos por sexo oral o acompañar a un cliente a pasar el día, comentan siete mujeres taxistas.

Luz María Ortega tiene 61 años de edad y 29 de conducir un taxi. Primero fue la necesidad de ayudar a su esposo en los gastos de la casa y educación de sus hijas, una de las cuales es licenciada en informática y la otra ingeniera en telemática. Actualmente es tener dinero para darme mis gustos: ropa, cosméticos y comer con la familia el fin de semana en un buen restaurante.

La posibilidad de manejar un taxi es una experiencia increíble, porque te permite manejar tus tiempos para cumplir como esposa y mamá, y tener un ingreso digno por seis horas de trabajo. En un principio fue muy difícil por ser mujer, pero me he ganado un lugar y todos los días, como si fuera a la oficina, enfundada en un traje sastre, salgo a recorrer las calles, comentó.

A Carmen Martínez, de 50 años y 23 de taxista, le significó dejar la carrera de veterinaria porque me gusta la calle. Me han asaltado nueve veces, robado dos carros, hace poco un tráiler me pegó muy fuerte y, como a otras compañeras, me han humillado o propuesto cosas, pero eso no me ha hecho desistir de trabajar, porque tengo a mis hijos, nietos y padres. Así que, hasta que Dios me recoja, seguiré en mis zonas: Tepito y La Merced, señaló.

Liliana Cisneros tiene 39 años y ocho de taxista, los cuales no cambiaría por nada porque este oficio me ha permitido cumplir mi sueño de manejar un carro, ganar hasta 800 pesos por 18 horas de trabajo y conocer gente, aunque he sido víctima de acoso, de gente que quiere que le hagas sexo oral o se saca el pene. Ello me ha obligado a dejar mi feminidad de lado y cubrirme hasta el cuello y tobillo para seguir adelante.

Situación similar ha vivido Gabriela Martínez, de 41 años. El orgullo que siente su hijo por su trabajo, sin embargo, la obliga a ser cada vez mejor y dar un servicio de primera a los clientes en la zona de hospitales de Tlalpan. Te duele que algunos te digan lesbiana, pero cuando te dicen que contigo se sienten seguros, es lo máximo, Así que seguiré, porque en ningún otro empleo gano lo que aquí.

Hilda Vilchis, Ángela López y Hortensia Gómez coinciden en destacar las bondades de este trabajo: “tiempo para tus hijos, dinero para sacar adelante a tu familia y posibilidades de crecer con los cursos de capacitación que te ofrecen o las pláticas con la gente. No ha sido fácil porque vivimos en un mundo machista, donde te critican y te humillan, pero el que cada vez más se exalte tu trabajo sobre el de los hombres es lo máximo. Hoy somos muy poquitas –representan 0.20 por ciento del total de operadores de taxi en la ciudad–, pero estamos ganando cada vez más terreno y vamos por más”, afirmaron.