Sociedad y Justicia
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De 14 años entonces, salió de su casa para la secundaria y no volvieron a saber de ella

Son de Juárez y vinieron al DF a buscar a su hija, ausente desde mayo de 2009

Acuden a la capital para con nuestras uñas hacer el trabajo que le tocaría a la autoridad

 
Periódico La Jornada
Domingo 4 de marzo de 2012, p. 38

Utilizando sus propios recursos, la familia Castillo Rincón decidió venir desde Ciudad Juárez al Distrito Federal para con nuestras uñas hacer el trabajo que le tocaría a la autoridad: buscar a su hija Esmeralda, y a una decena de niñas que habrían sido trasladadas de Chihuahua a la capital del país con fines de explotación sexual.

Guiados por la esperanza que les dan algunas pistas que la fiscalía encargada del caso no terminó de seguir, los Castillo juntaron dinero para venir dos semanas a la ciudad de México, donde buscarán hablar con responsables de diversos organismos en busca de ayuda.

José Luis Castillo Carrión, padre de Esmeralda, recordó que su hija desapareció el 19 de mayo de 2009 en Ciudad Juárez, cuando se dirigía de su casa a la secundaria. Tenía 14 años en ese momento, y desde entonces sus familiares no han vuelto a saber nada de ella, sin importar cuántas puertas tocaron para ser atendidos.

Desesperado ante la apatía de las autoridades locales, el hombre decidió pedirle a la fiscalía que le permitiera ver el expediente de la desaparición forzada. Así descubrió que una mujer vio a la adolescente en Juárez en octubre de 2011, pudo hablar con ella unos segundos y supo por su propia boca que sería llevada junto con otras niñas al Distrito Federal.

Una señora la vio, y dijo que mi hija le pidió ayuda. Incluso le dio el teléfono de nuestra casa, pero en ese momento llegó el dueño del negocio (un bar, aparentemente), se la llevó a una bodega, y después de un rato salió llorando y golpeada, diciendo que se las iban a llevar al DF, afirmó Castillo en entrevista.

Desesperados, los padres de Esmeralda vendieron hamburguesas y paletas para ahorrar dinero y venir a la capital, en nombre de otras 14 familias juarenses que también sufrieron la desaparición forzada de sus hijas, y hoy las buscan con la asesoría de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas, y la Asociación Nacional de Abogados Democráticos.

Nos toca venir a hacer con nuestras uñas el trabajo que le tocaría a la autoridad, y es difícil porque nuestros recursos son bastante limitados y no conocemos la ciudad. Pero venimos porque nos sentíamos defraudados de nuestras autoridades, que siguen con la misma política de desánimo: no la busquen, está con el novio, no los necesita, lamentaron los atribulados padres.

Pese a lo complicado de la tarea, José Luis Castillo y su esposa Martha Rincón han salido a buscar a su hija en bares de diversas zonas del Distrito Federal, y se fijaron el propósito de levantar denuncias en el Centro de Apoyo a Personas Extraviadas y Ausentes –dependiente de la procuraduría capitalina–, y la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas, entre otras instituciones, antes de recurrir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

El clima de violencia feminicida en Juárez sigue siendo tan fuerte, señaló, que en un perímetro de 10 cuadras alrededor de su casa, en los años recientes han desaparecido seis o siete niñas de la misma edad de Esmeralda.

La respuesta del gobierno ante ello ha sido inaugurar institutos y fiscalías nuevas. Los hacen muy bonitos, pero ¿en qué abona eso a la búsqueda de nuestras hijas? Sí hay impotencia y sí hay coraje, pero lo que predomina ahorita es la fe en Jesús de que la vamos a encontrar. No sé cuándo, pero la vamos a encontrar.