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El mural de gran formato fue realizado por el artista argentino Alberto Segatori

Zapata ocupa edificio de unidad del Issste en la colonia Jardín Balbuena

Representa las armas que utilizó para intentar cambiar las cosas y dar alegría, dijo el autor

El revolucionario ya no sólo pertenece a México, lo hemos tomado en AL: embajadora

 
Periódico La Jornada
Martes 28 de febrero de 2012, p. 5

Fusil en una mano y brocha gorda en la otra, Emiliano Zapata se ha mudado al edificio 1 de la unidad 4 del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (Issste), en la colonia Jardín Balbuena.

Esa obra representa un poco las armas que como artista tengo para intentar cambiar las cosas y brindar un momento de alegría, manifestó Alberto Segatori, autor del mural de 20 metros de alto por nueve de ancho, inaugurado recientemente.

La imagen de Zapata –ceja y bigotes poblados, mirada recia, sombrero de ala ancha, canana y banda tricolor que cruza el pecho– no llegó desde Chinameca, en tierras morelenses, sino desde Argentina, patria de Segatori, donde ha realizado más de un centenar de obras mediante la técnica de aerosol a mano libre. Uno alusivo al compositor Astor Piazzolla fue utilizado como telón de fondo para fotografías de desnudos masivos de Spencer Tunick.

¡El artista del grafiti!, anunció el maestro de ceremonias durante el acto inaugural. Allí, en las canchas laterales de la unidad habitacional, estaban todos: decenas de vecinos, algunos con todo y perro, madres con sus pequeños hijos, alumnos con uniforme de una secundaria técnica, autoridades de la delegación y representantes diplomáticos.

Desde una ventana del tercer piso asomaba una cabecita blanca, que mostraba curiosidad ante el barullo.

La cumbia y el son precedían los discursos, mientras caía la tarde que alumbraba en tonos dorados el grafiti. Sillas, ramos de flores, grandes bocinas, festones de azul y blanco se mecían al aire recordaban un jolgorio.

La entonación de los himnos nacionales de México y Argentina daba esos minutos de solemnidad de vals.

Una muestra de cariño y un homenaje, afirmó la embajadora de Argentina en México, Patricia Vaca Narvaja, es el motivo del mural Zapata, revolucionario protagonista de México, pero que ya no les pertenece. Él ha trascendido las fronteras de toda la región y lo hemos tomado también todos los latinoamericanos como un ejemplo de entrega, de lucha por las convicciones y sobre todo por los ideales.

Foto
Alberto Segatori junto a su obra, Zapata, realizada mediante la técnica de aerosol a mano libre, emplazada en un costado de un multifamiliar, en la delegación Venustiano CarranzaFoto José Antonio López

Por recuperar espacios públicos

La realización de la obra en gran formato en el costado del edificio es parte de un programa de intervención de muros para recuperar espacios públicos a través del arte, que conlleva enriquecer la identidad y generar un sentido de pertenencia como comunidad, detalló Alejandro Piña Medina, jefe delegacional en Venustiano Carranza, donde se ubica la obra. Por paradojas del arte urbano ahora comparten espacio dos personajes, aunque revolucionarios, enemigos acérrimos.

Segatori, quien ha impartido talleres a pacientes del hospital para enfermos mentales José Borda, en Buenos Aires, y en el penal de máxima seguridad, en Río de la Plata, resaltó el sentido comunitario de su arte urbano, del lado del artista la vivencia es lo que también hace valer la obra. Como extranjero, compartir con los habitantes del barrio, conversar con las personas, ver que a algunos les gusta mi trabajo, a otros no tanto, dijo sobre la primera obra que realiza en México, pero anunció que ya prepara dos murales sorpresa en estaciones del Sistema de Transporte Colectivo Metro.

Una vecina, insistente, pregunta al artista: ¿Tiene alguna influencia de Salvador Dalí? Bueno, algo, sí, también el bigote, responde Segatori.

Respecto de la técnica que utiliza, explicó que no llega al muro con un boceto, sino que va reflejando los elementos del lugar. Por ejemplo, la botella de tequila, “una que me trajeron, un elemento bien mexicano. Así también aparecieron los dibujos de los aerosoles y un tacho (cubeta) de pintura que dice Arte y Revolución”.

Varios adolescentes observaban el mural desde un costado y opinaban: no nos gustan los grafitis, sino patinar. Pero cambia el panorama. Al cruzar el estacionamiento ya no sólo se ven las fachadas del centro de lavado Ángel y abarrotes La Perla. Algunos edificios y jardineras; más al fondo hay otro grafiti anónimo, un rostro defragmentado. Nadie lo mira, la fiesta es en otra parte; sólo un balón de futbol era pateado con indiferencia.