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El cantante español recorrerá varias ciudades con su gira Lo mejor de mi vida

En el Auditorio, la voz de Raphael hizo eco en hipnosis colectiva
Foto
El divo de Linares, en el recinto de ReformaFoto José Jorge Carreón
 
Periódico La Jornada
Domingo 26 de febrero de 2012, p. 8

Raphael llevó al éxtasis colectivo a los casi 10 mil seguidores que se dieron cita la noche del pasado viernes en el Auditorio Nacional, en el primero de los conciertos de la gira Lo mejor de mi vida, la cual, durante marzo, llevará al cantante a la mayoría de las principales ciudades de la República Mexicana.

Raphael basó su concierto en las canciones que escribió para él su compatriota Manuel Alejandro, con quien, dijo, mantiene una relación fetichista, mutua y creativa.

Durante las casi tres horas que duró su recital, el ídolo estuvo acompañado sólo de un piano, concepto que lleva al escenario cada cinco años.

Desde la primera de las más de 40 canciones que interpretó, sus fieles se comportaron como Raphael quiso, en una especie de hipnosis colectiva donde las melodías se repetían hasta gayola.

Sus 52 años de experiencia se manifestaron en los gestos plenos de dramatismo con que remataba cada frase o cada silencio; es decir, cada sentimiento.

Como en cuento de hadas

Ataviado muy a su estilo, esta vez no lució un traje negro, sino morado, que resaltaba con los cambios de iluminación.

La escenografía consistió básicamente en una escalera como de cuento de hadas, como adorno de pastel de quinceañera, por donde bajaba y subía, según lo necesitara en cada número.

En su mayoría, los gritos de las mujeres se escucharon desde un principio, anhelantes, o con vivas que tan sólo reconocían su arte. ¡Eres único!, exclamó un caballero que le aplaudía emocionado.

A los 68 años de edad, el poseedor de un Disco de Uranio –por más de 50 millones de discos vendidos– sigue siendo ídolo para ellas, incluidas las fans contemporáneas, damas que el viernes cumplían el sueño de estar cerca de Raphael.

A las ocho y media de la noche, al apagarse las luces, a paso lento se dirigió al centro del escenario para interpretar a capela A veces me pregunto, carta de presentación con la que pregunta a quién le importa lo que canta, cuestión sustancial para quien sabe que las modas son el principio del olvido. No ha sido el caso de Raphael, quien se mantiene vigente, igual que el deseo de que sus canciones se sigan escuchando.

Continuó con la autoafirmación perenne: Yo sigo siendo áquel. Acompañado sólo por el piano, su voz resalta virtudes y defectos. Ha pasado el tiempo y hasta a Raphael le llega el efecto de Cronos. Todo lo supera con alejamientos y acercamientos del micrófono.

Dejó oír tres temas de la que será su nueva producción, que se llamará El rencuentro, con composiciones de Manuel Alejandro: Sexo sentido, Eso que llaman amor y Enfadados, que lo hicieron decir: Es un disco que va a enmarcar un antes y un después en nuestras carreras. Era un rencuentro que tenía que pasar.

Con Mi gran noche recordó los tiempos del go-go. En las pantallas se proyectaron imágenes de un Raphael sesentero, las cuales fueron un clavado en la alberca de los recuerdos.

Digan lo que digan es una canción de fe y esperanza; del bien que predomina sobre el mal, aunque la experiencia muestre lo contrario.

Bajo las luces, bajo los neones, Raphael sigue siendo áquel; más, cuando hace versiones de sí mismo para develar otro ser. Así fue cuando interpretó Cuando tú no estás, Somos y tantas otras que se cantan, como Desde aquel día, Yo soy aquél, Maravilloso corazón, Qué sabe nadie, Como yo te amo y Estar enamorado, ésta obtuvo un largo encore, que hará volver a su público a verlo, porque un ídolo y un divo reales en una sola persona hay pocos.