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Desde otras ciudades

El peso de la pobreza

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Nicolas Sarkozy recicla algunas de sus promesas hechas en la campaña de 2007. En la imagen, aspecto de los comicios regionales de 2010, que significaron un revés importante para el partido del mandatario galoFoto Efe
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n tiempos electorales, coincidentes en Francia y México este año, salen a flote fenómenos sociales que en general permanecen en lugar secundario y, por ende, ignorados de la opinión pública. Este es el caso recurrente del tema de las prestaciones sociales para los más desfavorecidos, haciéndolas aparecer como una dádiva de lo que sobra cuando sobraba, pero que en tiempos de crisis general, como la que atraviesa la Unión Europea (UE), se vuelve negociable. Tal es el caso de la propuesta de campaña para su relección del presidente Nicolas Sarkozy, de someter a referéndum general el monto del seguro de desempleo, así como los derechos de los inmigrados.

También oferta de campaña en su elección de 2007, es juzgada por la izquierda francesa como la manipulación de un instrumento que sirvió para la construcción de la UE y que debería ser usado para fijar la posición del pueblo francés en la solución a la actual crisis de la unión, en vez de explotar la idea de que los desempleados rechazan trabajos para seguir cobrando el seguro sin hacer nada, así como los sentimientos xenófobos de la ultraderecha.

Como sea, este tipo de oferta puede tener el efecto buscado cuando logra dividir el voto de los más pobres de los que son un poco menos pobres siempre y cuando los últimos sean más numerosos, cosa que es real en Francia. Pues, como dijo el Abad Pierre (+2010): El problema de la lucha contra la pobreza en las democracias es que los pobres son minoritarios y no puede desearse que sean mayoría para que pesen en las decisiones...mientras que donde la pobreza sí es mayoría es en países donde no hay democracia (...) lo que explica la óptica compasiva de la lucha contra la pobreza donde la hay, en vez de que se ataque desde su raíz el empobrecimiento de la población.

Lo que, en otras palabras, significa que para que el voto de los pobres pese en las decisiones de gobierno y parlamentarias de un país como Francia, enderezando las políticas públicas contra la pobreza, estos deberían ser mayoría; mientras que en un país como México donde los pobres sí representan una mayoría, su voto podría no ser respetado.

Yuriria Iturriaga