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No excluye el premier la posibilidad de una segunda vuelta electoral

Amplia ventaja de Vladimir Putin en sondeos de opinión para comicios a la presidencia rusa
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 2 de febrero de 2012, p. 25

Moscú. 1º de febrero. A tres días de que comience de modo oficial la campaña para los comicios presidenciales del 4 de marzo, el primer ministro Vladimir Putin lleva amplia ventaja utilizando el cargo para promover su candidatura desde hace meses y se consolida como favorito, aunque no excluyó este miércoles que tenga que ir a segunda vuelta de votación.

Según la legislación rusa, si ninguno de los aspirantes obtiene la mayoría absoluta de los sufragios emitidos durante la jornada comicial, dos semanas después tendría que llevarse a cabo una segunda vuelta electoral con los dos candidatos más votados.

En ese supuesto, nadie duda aquí que uno de ellos sería Putin, si bien la Oficina de la Presidencia está haciendo hasta lo imposible para conseguir el triunfo del candidato oficialista con un mínimo de 50 por ciento más uno de los votos en la primera vuelta electoral. Solamente así se podría evitar indeseables sorpresas, consideran.

El propio Putin –quien no tiene previsto solicitar licencia como premier para toda la campaña, sino lo hará cuantas veces quiera por un día como hoy– se reunió con observadores del partido oficialista Rusia Unida y dijo estar preparado para una eventual segunda vuelta, aunque, advirtió, tendría efectos desestabilizadores para el país.

Convencido de que tiene que ganar, se mostró preocupado de que sus seguidores no vayan a votar considerando que su triunfo es inevitable. En ese caso, Putin prometió no hacer nada ilegal para vencer, pero Vladimir Churov, presidente de la Comisión Central Electoral (CCE), ya se enfrascó en una polémica con la dependencia federal a cargo de las estadísticas al asegurar que, de acuerdo con sus datos, hay 2 millones más de electores que los registrados oficialmente en el censo de población.

Mientras Putin publica artículos de prensa con sus propuestas, celebra reuniones, asiste a actos que se vuelven mítines de apoyo a su candidatura, los otros cuatro aspirantes –para no violar la ley y ser descalificados– esperan comenzar el 4 de febrero sus campañas y, hasta ahora, no parecen dispuestos a ponerse de acuerdo para mermar el potencial electorado del favorito.

Y mucho menos a sacrificarse con tal de impedir que Putin regrese al Kremlin, lo cual se podría conseguir si el comunista Guennadi Ziuganov, el socialdemócrata Serguei Mironov, el ultranacionalista Vladimir Zhirinovsky y el magnate Mijail Projorov retiraran sus candidaturas al mismo tiempo.

Los comicios, en dicho hipotético escenario, se tendrían que anular por ley y ninguno de los actuales candidatos podría volver a presentarse, incluido Putin, aunque fuera el único aspirante que no renunciara.

Todos prefieren centrarse en publicitar las bondades de sus propios proyectos y también rechazaron la propuesta de uno de ellos de enfocar sus campañas en criticar a Putin, lo cual debería restarle votos.

Tampoco es claro que, si hay segunda vuelta electoral, los candidatos perdedores sean capaces de superar sus actuales diferencias y de instar a sus seguidores a votar por el eventual contrincante de Putin. Mironov hoy, por ejemplo, declaró que nunca pedirá el voto para Ziuganov, si fuera el caso.

Con esos ánimos, la oposición política al Kremlin llega a las urnas debilitada y desunida y, si se repiten los artilugios de la CCE que dieron en las pasadas legislativas un mínimo de 15 por ciento de votos adicionales a la oficialista Rusia Unida, igual ni siquiera será necesario ir a segunda vuelta.

Putin, por cierto, comentó hoy que es normal que el Cáucaso del Norte vote abrumadoramente por él, ya que –según explicó– ahí hay sociedades divididas en tribus y siempre se toma en cuenta la opinión de los más viejos y sabios. Lo malo, sostienen sus rivales, es que hay demasiadas regiones con votación francamente anormal.

Sea como fuere, el sábado siguiente tendrá lugar la tercera manifestación multitudinaria bajo el lema que hoy apareció en una manta enorme, de 140 metros cuadrados, colgando de un edificio frente al Kremlin, que decía ¡Putin vete ya!, que fue retirada por la policía horas después.

Miles de moscovitas, pese al pronóstico de temperaturas cercanas a los 20 grados bajo cero, saldrán a la calle para marchar por el centro de la capital y celebrar un mitin en la plaza Bolotnaya.

Está programado, a la misma hora y justo al lado del Kremlin, un mitin de respaldo al candidato y primer ministro. Se conocen ya numerosas denuncias de personas –maestros de escuela, obreros, universitarios, etcétera–, quienes aseguran que las autoridades los quieren obligar a asistir.