Opinión
Ver día anteriorJueves 26 de enero de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Los maestros, los gerentes y los medios
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ace unos días, de nuevo decenas de miles de maestros de educación básica, pertenecientes a la CNTE, se manifestaron por la democratización del SNTE, por la defensa de la educación pública y un mayor presupuesto para sus centros de trabajo, y se pronunciaron en contra de la evaluación universal, las nuevas reglas de carrera magisterial y la pérdida de los derechos laborales consecuencia de estas políticas.

La mayor parte de la prensa, la radio y la televisión destacaron en sus noticiarios los problemas viales ocasionados por dichas manifestaciones y el daño ocasionado a los estudiantes por la pérdida de un día de clases; es inútil buscar en ellos referencias serias sobre las demandas de los maestros, mucho menos un análisis de los problemas que plantean. Eluden así abordar cuestiones de una enorme trascendencia para la educación nacional y para los propios educandos. Con frecuencia, esos mismos medios se suman a la generalizada condena a la corrupción, autoritarismo y perversiones políticas de la dirección del SNTE, pero cuando los maestros se organizan y luchan contra estas lacras sólo reciben desaprobación.

La demanda de más recursos para la educación es de primera importancia. A pesar de que los gobernantes se ufanan desde hace décadas de la alta proporción del gasto público destinado a la educación, los recursos siguen siendo insuficientes. En esa manifestación de los maestros muchos de ellos dieron testimonio de las lamentables condiciones en que se encuentran las escuelas. Esta aparente contradicción obedece, como todos sabemos, a que el Estado mexicano está en la inopia por su incapacidad y falta de voluntad para recabar de los plutócratas de este país los impuestos necesarios para sufragar las tareas públicas esenciales. Por supuesto es un asunto que los medios de comunicación, propiedad de esos plutócratas, no abordan.

Con razón y oportunidad, los maestros se pronunciaron por la defensa de la educación pública pues, como hemos visto en estas semanas, el gobierno federal abiertamente se ha pronunciado por dar toda clase de apoyos a la educación privada, a la cual, además, no se le somete a la supervisión que manda la ley y se solapan sin recato los fraudes educativos y pésima calidad abundantes en ese sector.

La oposición de los maestros a la llamada evaluación universal y las nuevas reglas de carrera magisterial tampoco se analizan ni valoran. Este es un asunto de mucho fondo y es falta de ética de parte de los medios dominados por intereses comerciales presentarlo como un rechazo indecoroso de los maestros a ser evaluados. Los maestros de la CNTE no rechazan la evaluación, ni rechazan mejorar la calidad de la educación, se oponen a ser tratados como empleados de segunda y perder legítimos derechos laborales.

Con plena razón, los maestros pugnan por condiciones que les permitan desarrollarse como profesionales de la educación. Pero este es un concepto distante de las entendederas de los actuales funcionarios de la SEP, quienes están a años luz de distancia de los educadores, pensadores y filósofos que alguna vez impulsaron y condujeron la educación pública mexicana. Hoy la educación mexicana está dirigida verticalmente por gerentes que ven a los maestros como recursos humanos; para estos directivos, lo central es que a los maestros se les reclute, capacite, evalúe y remunere con prácticas empresariales modernas.

Véase el siguiente documento oficial, base de la carrera magisterial, en la página de Internet de la SEP: “Política y objetivos de calidad de la Coordinación Nacional de Carrera Magisterial. Política de calidad: consolidar el Programa Nacional de Carrera Magisterial satisfaciendo los requerimientos de nuestros usuarios, a través de la mejora permanente de los procesos que aseguren una distribución del recurso presupuestal para incorporaciones y promociones basada en criterios de equidad y calidad, además de fortalecer la transparencia y objetividad en las actividades para validar la dictaminación. Objetivos de calidad: • Asegurar que a (sic) validación de docentes dictaminados se realice con base en la norma y el recurso presupuestal asignado, así como en los tiempos establecidos. • Incrementar gradualmente los criterios de calidad respecto a los de equidad en la elaboración del Modelo de Distribución de Recursos. • Mejorar el nivel de atención de las necesidades de nuestros usuarios”.

Este documento seguramente fue producido (no puede decirse que escrito) por los ejecutivos de la educación nacional en cuyo lenguaje se exhibe impúdica su incultura educativa y pedagógica. En esos galimatías tecnocráticos se sustenta la exigente mejora de la calidad de la educación: ¿los maestros son nuestros usuarios? ¿O se refieren a los estudiantes? ¿La validación de los docentes debe tener como base el recurso presupuestal asignado? ¿Qué entienden por calidad y equidad? ¿Cómo es que están en contraposición? ¿Sacrifican una por otra?

La Coordinación Nacional de Carrera Magisterial, dependencia de la SEP, también ha publicado su visión y misión, etiquetas huecas copiadas de la gerencia empresarial contemporánea. No hay espacio para exhibir las barbaridades que en ese documento se dicen al respecto. Por supuesto, como lo hace hoy cualquier changarro modernizado, también han definido sus valores en tres renglones, en los cuales se hace evidente su ignorancia total del significado de este concepto.

Por respeto a sí mismos, como profesionales de la educación, los maestros no pueden aceptar estos engendros que con el pretexto de mejorar la calidad atropellan sus derechos. No puede esperarse que los medios de comunicación dominados por intereses económicos y políticos proyecten una imagen justa de la lucha que están dando los maestros de la CNTE y propicien un análisis de los problemas que plantean. Es obligación de quienes están comprometidos con la defensa de la educación pública impulsar el estudio serio de esos problemas y contrarrestar la propaganda difamatoria.